Agent X (Serie de TV)

Éste otoño llegan muchos estrenos de similares características y dirigidas a un mismo público. Dudo que todas renueven, y entre ellas Agent X tiene todas las papeletas para no hacerlo.
El estreno recuerda a los de Minority report (la serie) Quantico, Blindspot, The player o Motive, a sumar a series ya consagradas como Person of interest o The blacklist, entre otras.
La nueva vicepresidenta de EEUU, descubre el día que jura el cargo, que tiene a su disposición un agente secreto para ella solita, para combatir el crimen internacional desde las sombras.
La vicepresidente es Sharon Stone, que en ningún momento se toma en serio su papel, y se limita a deambular por la serie.
El agente en cuestión, una especie de Bond o de Bourne cutre, lo interpreta un hierático Jeff Hepfner.
Lo único bueno son algunas escenas de acción, demasiado breves.

Tenía curiosidad por ver el piloto, una vez viso, no la recomiendo. Yo al menos no pienso seguirla.

Esta serie no aporta nada al género, es que ni siquiera es del género. Es más bien una serie de esas que puedes ver mientras limpias el polvo del comedor, arreglas los cajones o te cortas las uñas de los pies. Así, cuando te pierdes algo, sí tiene interés porque tardas un par de segundos en retomar el hilo de lo que pasa.

Sharon Stone está genial como anuncio andante de las bondades de la cirugía estética. Y las canas del agente X y su ansia por no matar a los malos le dan un toque íntimo a la serie.

Un agente imposible que hace cosas más absurdas a cada episodio que pasa.
La historia es increíble. Quiere ser complicada, pero se queda en absurda.
Es gringuíiiiiisima.
Aburre. Es un milagro que haya visto 8 episodios.
Obviamente no la recomiendo.

Cuando uno va a un menú de restaurante y lee lo que hay, siempre suele haber algo que llama la atención sobre otras cosas. En mi caso fueron varios platos: una serie de acción con toques políticos de la Casa Blanca, una especie de Jason Bourne a las órdenes del gobierno, y una Sharon Stone de vuelta a la pantalla con algo que promete.

Te sientas a la mesa, ves el capítulo piloto (entrante) y te gusta. Te deja con ganas de más. Sabes que no es un plato gourmet, pero para pasar una buena velada, que menos se puede pedir. Llega el plato principal, una trama que capítulo a capítulo va perdiendo fuerza, gancho y estilo, tanto que parece que ni el propio equipo parece que se lo tome en serio. Y por último, el postre, el final de temporada. Ya parecía que todos sabían que no les iban a renovar por otra temporada, y se lo tomaron como un juguete de feria.

¿En serio? Sabemos que no es una gran serie, que no tenía que durar mucho, pero si dais en el episodio piloto un buen hilo argumental, o buenos recursos para entretener mínimamente a la audiencia, por favor, no cuesta nada mantener el ritmo hasta el final.

Conclusión, una serie que empezaba bien y fue desinflándose cual globo en un parque de atracciones. Merece la pena verla, aunque sea el piloto, pero estais avisados, nada de ilusiones.

Una de las peores series que he visto últimamente. Si es la respuesta de EE.UU a James Bond, es para reírse. Parece sacada de los delirios febriles de un radical republicano.