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The Skeleton Twins

Drama Después de eludir la muerte el mismo día, los distanciados gemelos Milo y Maggie se reúnen para encontrar una explicación razonable del negativo rumbo de sus vidas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
25 de noviembre de 2014
23 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
'The Skeleton Twins' (2014) es la segunda película como director (y guionista) de Craig Johnson tras la aquí desconocida 'True Adolescents' (2009). Ahora luce como apadrinado de los hermanos Duplass, adalides del actual cine independiente norteamericano con productora propia, y debido a ello parece que su segunda obra cinematográfica ha logrado un mayor reconocimiento no sólo mediático, sino también artístico, pues ganó el premio a mejor guión en el Festival de Sundance, la fiesta de lo indie por excelencia. Un servidor, antes que nada, confiesa que le hubiera gustado disfrutar más de esta película de lo que lo ha hecho, pues irradia cierto encanto y buen hacer, y pese a no haberse sentido en absoluto conquistado en (casi) ningún momento del escueto metraje, sí que reconoce (quizá) a un pequeño talento del que poder esperar buenos trabajos en el futuro.

De momento, en el que nos ocupa, narra la historia de dos hermanos que, tras muchos años sin saber nada el uno del otro, vuelven a reunirse por el intento de suicidio de él (que evita el suicidio de ella). Lo que sigue a tan peliagudo planteamiento es una tragicomedia sobre la vida, el amor, la infidelidad y los traumas de la infancia que, si bien es cierto que no engola la voz en ningún momento, tampoco parece esforzarse por dejar mella en el espectador, algo narcotizado por la sobreexplotación de los dramas de corte independiente venidos de más allá del charco que hablan de la familia disfuncional en similares (cuando no idénticos) términos. No hay duda de que Craig Johnson sabe colocar y mover una cámara y, ayudado por Mark Heyman, ha trenzado una historia muy bien narrada con inteligentes y apropiadas dosis de humor, pero se echa en falta garra, magia, algo más que una simpatía de ágil sonrisa y efímera complicidad, un brillo, en definitiva, que brota sólo en contadísimas ocasiones (la secuencia durante Halloween o los hermanos cantando a dúo el imborrable 'Nothing’s gonna stop us now' de Jefferson Starship).

Tampoco colaboran en el levantamiento de la ficción un final anticlimático y un tanto abrupto e inverosímil, que cierra la cinta con un regusto amargo por lo torpe del encadenado de acontecimientos, y el trato algo injusto (aunque quizá sea una apreciación muy personal) que recibe el personaje interpretado por Luke Wilson, un desfalco similar al que sufría el padre al que daba vida Mark Ruffalo en la discutible 'Los chicos están bien' (Lisa Cholodenko, 2009). La cinta sí levanta el vuelo gracias a un soberbio plantel de intérpretes, desde los inspirados Wilson y Ty Burrell hasta, por supuesto, los amos de la función, los gemelos que dan nombre a la película, interpretados por Kristen Wiig y Bill Hader, cuya química (ya disfrutada en la estupenda 'Adventureland' -Greg Mottola, 2009-) se muestra irrefutable en este film. No sorprende el talento de Wiig, que a muchos les (nos) tiene enamorados desde hace tiempo, pero sí que supone la gran revelación del hasta ahora “sólo” buen secundario Bill Hader. Una pareja, sin duda, con un gran futuro por delante (juntos o por separado).

En resumen, una película cálida y sincera que fácilmente gustará al público, aunque lamentablemente no parece llamada a permanecer no ya como un título notable dentro de esta corriente de cine indie, sino simplemente en nuestra memoria (y corazón) al poco de salir de la sala. Refrescante pero tópica e intrascendente (re)afirmación de que las calaveras y los esqueletos sirven tanto para inquietar como para hacer reír. Como la esencia de Halloween. Como la vida misma.

http://www.asgeeks.es/movies/critica-de-the-skeleton-twins-el-duo-calavera/
Pableras
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19 de diciembre de 2014
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The Skeleton Twins” es una de esas producciones norteamericanas independientes orgullosas de serlo. Todo en ella lleva la etiqueta “Indie”, desde la composición de planos al vestuario pasando por la banda sonora o la fotografía.

Disfrazada de película pequeñita, su guión premiado en el último festival de Sundance contiene muchísimo más de lo que pudiera parecer a primera vista. El arranque del film, tan cómico como devastador es toda una declaración de intenciones del tono en el que se nos va a relatar la relación entre esta autodestructiva pareja de hermanos.

Para ello Craig Johnson utiliza una dirección sobria y una fotografía melancólica de tonos apagados, dejando que la magia surja de los diálogos y de sus dos magníficos protagonistas. Bill Hader y Kristen Wiig, esas dos bestias pardas de la comedia que compartieron muchos años en el plató de “Saturday Night Live” demuestran que la química entre ellos continúa intacta y que pueden moverse con la misma facilidad en terrenos más dramáticos. El nivel interpretativo se mantiene en los roles secundarios que interpretan Ty Burrell y Luke Wilson, al que le toca el papel quizá menos agradecido de la película.

El encanto y el talento natural de Wiig luce mejor que nunca y basta una mirada a sus enormes ojos azules para decirlo absolutamente todo. Tierna, dulce, indefensa, amargada… Una interpretación plagada de matices. Por su parte Hader, fantástico histrión y heredero natural de Jim Carrey, hace un enorme ejercicio de contención, incluso en las dos escenas donde más cancha tiene para poder desmelenarse, componiendo un personaje con ciertas similitudes al de Steve Carell en “Pequeña Miss Sunshine”.

Ambos representan dos tipos muy distintos de tristeza y falta de ganas de vivir. Milo es un fracasado de manual, solo, perdido, sin amor, sin trabajo y con un pasado traumático realmente duro, mientras que su hermana Maggie, que ha conquistado todas esas metas vitales (casada con el hombre ideal y asentada economica y laboralmente), es un ser humano invadido por la amargura y la insatisfacción.

Dos soberbias interpretaciones de dos personajes casi predestinados a un final trágico, que crecen exponencialmente cuando interactúan gracias a los diálogos de un guión efectivo, sencillo pero nada simple. “The Skeleton Twins” no es un drama ni una comedia y a la vez es las dos cosas juntas. Sencilla, Dura, tierna, complicada, amarga, esperanzadora… como la vida.

http://losreyesdelmando.com/2014/12/19/critica-the-skeleton-twins/
Oscar DLC
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5 de abril de 2015
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una buena película que sabe transmitir muy bien las ideas que persigue transmitir. De otra manera, más profana y prosaica, me ha recordado a "El árbol de la vida". De nuevo los hermanos, esos seres que comparten nuestros genes y que han compartido nuestra infancia, esos seres hechos a imagen y semejanza nuestra.

La vida es una gran hija de puta sin escrúpulos, es la cosa más egoísta que nos podemos echar a la cara. A la vida le importamos un comino. ¿Qué es vivir para un ser que tiene la facultad de plantearse qué es vivir? Es aceptar eso que acabo de decir, que la vida no tiene sentido, que su propósito no es cuidar de ti ni de tu felicidad, tampoco que seas desgraciado (como he dicho, le importas un comino). La vida es una extraña que habita en nosotros a la que no le importa si sufres o no, se te comen o no, te matan o no, te suicidas o no, eres feliz o no, sólo busca perpetuarse.

¿Qué es la vida? Mejor dicho, ¿qué es también la vida (pues los hay que tienen la suerte de no ser demasiado desgraciados)? Personas que hacen desgraciadas a otras personas, personas que pagan por nuestras culpas, de igual modo que nosotros hemos pagado por las de otros. Hijos que pagan por los pecados de los padres. Parejas que pagan por los pecados de sus parejas. Hijos que pagarán, si no se pone remedio, por nuestros pecados. De eso va la película: de dos hermanos desgraciados, irremisiblemente tocados por la vida, condenados a subsistir (porque eso es la vida cuando uno no puede afrontarla pero tampoco se atreve a dejarla) y cuyo único consuelo es darse cuenta de que sólo se pueden tener el uno al otro. Al hilo de la historia se abordan, directa o indirectamente, un sin fin de cuestiones relacionadas.

Resumiendo, una película que da mucho de sí, que aborda las cuestiones con naturalidad y sin dramatismo; una película palpable, que se hace comprender por la realidad de lo que ves, no por profundos pensamientos; una película muy recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
1984
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16 de noviembre de 2014
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el maldito chiste topamos una vez más. La pregunta lanzada al aire era, ya de por sí, muy inquietante. Decía así: ''¿Qué es más gracioso que un niño colgado de un árbol?'' Auch. Pausa para recobrar el aliento y... Respuesta: ''Un niño colgado de un árbol vestido de payaso.'' Pausa para la carcajada... o para escandalizarse (ambas opciones, tan comprensibles como válidas). Dependiendo del sadismo del narrador, la coña (por así llamarla) podía alargarse. ''¿Y qué es más gracioso que un niño vestido de payaso y colgado de un árbol? Pues dos niños vestidos de payaso y colgados de un árbol.'' Basta ya. Bueno, pero antes, otra pequeña concesión al humor macabro. ¿Qué es más gracioso que un hombre suicidándose en la soledad de su apartamento? Pues que en ese mismo instante, en la otra punta del país, su hermana (y seguramente alma-) gemela esté intentando hacer exactamente lo mismo.

Ahora, con la cabeza fría, podemos preguntarnos si esto es realmente gracioso. La razón y la conciencia (malditas sean) nos dicen que no, aunque claro, la risa, que es así de natural y espontánea, ya se ha hecho notar. Lo que sí está claro es que el punto de partida es impactante. Mucho. Entendido. Siguiente cuestión: ¿Se puede mantener el pulso tras haber empezado con tanta contundencia? Con estas dudas rondando la cabeza comenzó una de las últimas jornadas (como si se tratara de una bonus track para aquellos empeñados en seguir recolectando perlas hasta, precisamente, ultimísima hora) de aquella 30ª edición del Festival de Cine de Sundance. Con 'The Skeleton Twins', vaya, uno de los títulos más queridos (sobre todo por parte del público) y aplaudidos en esa ocasión en Park City y que además consiguió alzarse con el Premio al Mejor Guión de dicha cita.

El segundo largo de Craig Johnson (después de la interesante y muy mumblecoriana 'True Adolescents') es sin duda una consecuencia directa de aquel terremoto de la empatía, aún palpable (aquí tenemos las pruebas), que supuso, hará ya ocho años, 'Pequeña Miss Sunshine'. Tanto, que uno de sus personajes centrales parece directamente salido de aquella aclamada ópera prima (para ser más concretos, parece que en ocasiones estemos tratando con el spin-off semi-oficial de aquel literato frustrado encarnado por Steve Carell). Las tendencias suicidas en el seno de una familia (el árbol compartido del que penden los ''chiquillos'') en estado ruinoso se confirman el día en que sus dos miembros más jóvenes (eso sí, a punto de afrontar la temida crisis de los cuarenta), intentan quitarse la vida. Hablamos de él (estupendo Bill Hader) y de ella (ídem Kristen Wiig), dos gemelos que han perdido el contacto mutuo (así como con los sueños y la ilusión de sus años más tiernos) y vuelven a reunirse para darse mutuamente el apoyo que tanto necesitan y que tanto se niegan a recibir.

Analizada fríamente, la película es sin duda un drama de pañuelo; de estos que deja al organismo seco de lágrimas. No obstante, las sonrisas y, a veces, las carcajadas (antológica coreografía del ''Nothing’s Gonna Stop Us Now'', de los Starship, a cargo de la pareja protagonista), se convierten en el hilo conductor del relato. El talento (tragi)cómico está pues al servicio de una tragedia ''agradable'', dentro de lo que cabe, alimentada por el carisma de sus personajes, así como por el encanto inherente en cada una de sus relaciones. Lo amargo se recubre, pues, de sonrisas. No por cobardía, sino por encomiable y muy respetable filosofía de vida (recordemos, tal y como pasara con el famoso chiste, ésta última acostumbra a ser una puta mierda, pero no por ello deja de tener su gracia). El resultado final es un más-que-correcto (en lo que al cumplimiento de objetivos se refiere) drama cómico (y viceversa) sobre la fragilidad (y el valor incalculable) de los lazos fraternales. La dupla protagonista nada en todos los registros como pez en el agua, y tira de química a la hora de dar continuidad e intensidad al discurso del director y co-guionista Craig Johnson, quien se enfrenta a los obstáculos de la vida a veces con posado serio y otras con una sonrisa de oreja a oreja, cambiando de chip con una coherencia que desarma. Lo mismo -casi- que en la ópera prima de Jonathan Dayton y Valerie Faris, se acuerdan, ¿verdad? ¿Y quién no? Ahí está tanto el mayor punto a favor como el principal inconveniente de la cinta.
reporter
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12 de noviembre de 2014
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El intento de suicidio que vemos en los primeros minutos de The Skeleton Twins nos da una idea equivocada sobre lo que va a ser la película. No estamos ante el típico drama existencial indie pretendidamente trascendente que en el fondo está vacío. No, la obra dirigida y coescrita por Craig Johnson da un paso más respecto a su primera escena y se constituye como una comedia dramática con bastantes virtudes y algún que otro defecto que no termina por perjudicar a su resultado final.

The Skeleton Twins, cuya traducción podría ser algo así como “los gemelos esqueleto” (por fortuna, parece que se va a mantener el título original), va precisamente sobre dos gemelos ya en la treintena que el mismo día fracasan en su idea de abrazar la muerte. Milo llega a cometer el acto con resultado negativo, mientras que Maggie no se decide a dar el paso. Tales acciones, sin embargo, repercutirán en un hecho positivo: los hermanos vuelven a verse después de diez años sin saber nada el uno del otro. Y pese a haber tomado caminos diferentes en la vida, los dos han coincidido en el fracaso personal y/o profesional como destino.

Johnson, cuya anterior película data de hace cinco años (True Adolescents, bastante desconocida por estos lares), intenta con esta obra un acercamiento al realismo intentando no perder algunos de los vínculos cinematográficos que unen a su historia con la intención que tiene de enganchar al espectador. Así, la cinta alterna secuencias muy peliculeras, como ese numerito musical que se marca el protagonista, el reencuentro con un viejo conocido y la explicación a posteriori y poco convincente (por sus formas) de cómo se conocieron, con otras bastante más creíbles y adaptables a la vida real, que en general coinciden con la relación matrimonial que mantiene Maggie.

Sin embargo, un detalle diferencia a The Skeleton Twins de otras propuestas similares pero que acaban consumando en algo vacuo. Llega un momento en el que la película explota, se autodefine, logra desembarazarse de una ligera tendencia a lo pasivo para elaborar una recta final que sí da sentido a la hora y media de película. Quizá dicho momento sea la conversación que los hermanos mantienen en el lugar de trabajo de Maggie, y que aúna momentos disparatados con una fuerte reflexión personal de cada uno sobre lo que está sucediendo con sus vidas. Una mutua confesión fraternal, por así decirlo, que se ve reforzada por la notable interpretación de sus actores protagonistas, un Bill Hader al que después de muchos años le llega un papel no secundario relevante y una Kristen Wiig que da una vuelta más a ese registro cómico-dramático femenino que tantas veces ha atestiguado en producciones de más presupuesto pero de menos exigencia interpretativa.

Lejos de la perfección está su pos-visionado, ya que una vez finalizada la película no queda la sensación de haber extraído suficientes detalles como para que la obra quede estacionada en algún lugar de la memoria. Quizá sea algo muy personal, pero en el caso del que escribe apenas puede esbozar un tímido intento de sonrisa al recordar los 90 minutos de film. Una situación que para una película tan disfrutable y reconfortante a la hora de verla, que irradia naturalidad y buen rollo al tiempo que intenta hacer una reflexión sobre diversos detalles de la vida, no es del todo deseable e impide que pase la barrera de constituirse como una “buena” película, a secas, que tampoco es moco de pavo. En cualquier caso, The Skeleton Twins es sin duda un producto recomendable si se quiere pasar un buen rato libre de artificios y edulcorantes dramáticos, ya que la historia atrapa y se desarrolla con notable brío, por mucho que en su conjunto no acabe coronando en la obra tan notable que da la impresión de ser.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Kasanovic
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