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Selda (The Inmate)

Drama Profunda, dramática e íntima historia de amistad y amor entre dos hombres que comparten una celda: Rommel (Sid Lucero), un joven que por casualidad mata a un muchacho y acaba pagando cárcel. Dentro, traba amistad con otro interno, Esteban (Emilio García), que se convierte en su amigo y protector. Siete años más tarde, Rommel vive como un agricultor junto a Sita (Ara Mina), su esposa. Esteban vuelve a buscarlo y detecta en Rommel las ... [+]
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
26 de enero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ambientación en una cárcel no parece muy difícil en principio, pero tratándose de una cárcel sudasiática, filipina concrétamente, ya se complica pues tienen que estar presentes elementos característicos como la inseguridad, la suciedad, la violencia, la masificación, etc. Expresar todo eso en un espacio reducido y que se repite como decorado debe ser impactante para el espectador. Después, cuando la acción se traslada a la libertad, vemos la casa del protagonista, donde vive con su mujer e hija, y la ambientación es muy parecida, propia de la pobreza. En esos dos ambientes tan parecidos se desarrolla el drama en el que el destino parece negarle la felicidad al protagonista. Los campos de arroz, el ambiente exterior parece el único lugar donde podría encontrar la felicidad, pero también en el exterior aparecen los recuerdos que no le permiten ser feliz. Está muy bien realizada y las dos horas y media no parecen tan largas porque en todo momento hay algo que contar y algo que haga pensar. Además las interpretaciones son muy buenas, aunque a veces se les nota como actores formados en la televisión.
Del Mar
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17 de abril de 2013
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Decía la canción de Pedro Navaja que “si naciste pa’ martillo… del cielo te caen los clavos.” Esta película es la prueba del nueve de tan trágica afirmación. “Selda” nos cuenta la vida de Rommel, que da un giro de 180º al matar accidentalmente a un niño que había robado el bolso a su novia. Esto lo lleva a parar con sus huesos en la cárcel. Un lugar, según palabras del director, que aunque no parezca el infierno tiene a “todos los demonios habitando en él.” Su vida entra así en un cosmos violento donde la ley del más fuerte marca el paso desgraciado de las horas del día, en una jerarquía de verdugos y víctimas. Entre esos barrotes, las pulsiones siempre toman atajos, y pronto sufre en sus carnes toda la violencia que allí se respira. Pero dentro de esa voraz ferocidad entabla amistad con Esteban, el “alcalde” de su celda. Éste lo protegerá de un modo muy sutil, profundizando esta amistad hasta que Rommel sale en libertad. Siete años después, es el turno de Esteban, que da sus primeros pasos en libertad para reencontrarse con su compañero de celda que ahora es un pobre agricultor que malvive con su esposa e hija en una mísera aldea de Filipinas.
Ramos y Villaluna, directores y guionistas de este film, realizan un trabajo realmente prodigioso. Primero, en la construcción del guión, situando aquí y allá, elementos que refuerzan la tragedia de esta relación, la simetría de ese destino que se repite con dramáticos resultados. Segundo, por su mirada. La cámara de estos directores se mueve con una soltura propia del documental, pero con un tiempo muy preciso, con un montaje que recoge el valor del momento por muy cotidiano que sea dotándolo de cierto aire poético. Y no es una labor fácil, pues logran que esos 152’ que dura la película pasen como un suspiro de vida. Otro acierto de la película es la sutilidad con la que muestra la relación que se crea entre Rommel y Esteban. No hay nada dicho, sino que son las miradas, los gestos, los silencios, los que nos hablan de las emociones que sacuden a estos personajes que, marcados por la violencia, quedan presos de un amor que no pueden nombrar. Y es esta ausencia la que finalmente precipita la tragedia.
Punto y aparte merece el trabajo de los actores. Las actuaciones son correctas, contenidas. De hecho, logran tal identificación que, por momentos, no sabes muy bien si estas ante actores profesionales o ante las propias personas que pululan por ese caos viviente que es Manila. En resumen, una más que recomendable película para acercarse al drama que, en ocasiones, supone vivir; más cuando hacemos de este ejercicio una CÁRCEL.
Strhoeimniano
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