Chelo: Notas de terror

Uno de mis mayores errores en la vida es que en segundo de solfeo escogí piano cuando ya estaba enamorado perdidamente del violonchelo. Pero la pereza de buscar un profe particular, los exámenes de tribunal fuera del pueblo y el hecho de tener una abuela pianista y un piano de cola en casa, como que me hicieron decantarme erroneamente por el piano. Aprobé quinto y ahí se quedó mi vida como músico. Un bluff.
En Cello, la historia gira alrededor de una profesora suplente que empieza a experimentar extrañas sensaciones paranormales que parecen guardar relación con una alumna a la que suspendió en armonía, o canto coral, o alguna de esas asignaturas marías que la carrera tiene.
Sobriamente dirigida e interpretada, sin aspavientos ni ridiculeces innecesarias y como era de esperar con una banda sonora preciosa donde destaca una suite de Bach, la peli acaba de manera sorprendente y dejando todos los cabos más que bien atados.
Un lujo.
Lo mejor: Terror comedido y atmósfera espectacular.
Lo peor: Extrañamente la protagonista. Y eso que no hay actriz coreana que no me vuelva loco.

Una cellista empieza a vivir episodios extraños, prenunciados por la aparición de una ex alumna suya en un baño público que le recuerda que la desaprobó en un examen, arañándole la muñeca después y deseándole una vida feliz. A partir de allí se van a desencadenar una serie de vivencias horrorosas. Por momentos las cosas parecen algo incoherentes, incomprensibles, interpolaciones de escenas que sucedieron en el pasado, presuntos recuerdos de situaciones que gravitan en el presente, etc. Sin embargo, si se tiene paciencia para ver el desenvolvimiento del guión, al final las nieblas se disipan y todo empieza a ser entendible, los sucesos extraños empiezan a tener un sentido. La película es interesante, la explicación final le da un matiz apropiado cuando el film parecía un misterio sin mucha hilación y la sensación de horror y una escena final artística y electrizante, ayudan a redondearla.