Jack el destripador

Uno de los productos más interesantes de la etapa suizo-germana de Franco, más que por sus cualidades cinematográficas (que las tiene, aunque no a la altura de los mejores trabajos de Jess) por la curiosa aproximación al universo del insigne "Jack El Destripador".

Un (como siempre) hipnótico Klaus Kinski se mete en a piel del célebre asesino, haciendo que su físico entre como anillo al dedo al dibujo ténebre del personaje, auténtico hándicap de una cinta que quizá debería tener más reconocimiento dentro de un subgénero muy solicitado por el cine de terror durante todos los tiempos. Franco sacrifica parte del misticismo de la figura de Jack por un acercamiento más cercano al "Dr Jekyll and Mr Hyde", hasta el punto de que el caracter sea una extraña simbiosis de ambos personajes.

Jess hace recaer parte de los aciertos de la cinta en una atmósfera tremendamente conseguida, gracias a la excelente recreación de Londres por tierras suizas. Una puesta en escena con ciertos toques barrocos y góticos puesta en bandeja para el personaje no hace ocultar ciertos problemas de ritmo, que no tan graves como en otros trabajos del director sí que impiden una redondez en el producto que podría aupar a este "Jack The Ripper" a cotas más altas dentro de la filmografía de Jess.

Aún así, su extraña condición de "rara avis" dentro de su subgénero, la hacen ocupar un buen puesto dentro del cinema exploit europeo, evitando caer en la imitación del modelo a cambio de una particular fisonomía del relato muy apoyada en la terrible figura recreada por un Klaus Kinski que pareció haber nacido para el papel.

La excesiva misoginia que desprende el personaje de Jack (si bien es cierto que esta característica siempre ha ido muy unida a la leyenda del asesino) constituiría también que su extraña identidad se contagie dentro de la filmografía de su creador, cuyo cine siempre ha exaltado la figura femenina con especial admiración. Cuenta la leyenda que Kinski heredó durante el rodaje muchas de las características descritas en el guión en su personaje, hasta el punto de adoptar ciertos comportamientos con sus compañeras de reparto tal y como salen recreadas en la película.

No cabe duda de que el director español Jesús Franco sabía lo que se hacía al contratar al actor germano Klaus Kinski para dar vida al legendario Jack el Destripador.

Kinski logra dar el magnetismo, y el aura oscuro y tenebroso que requiere tan tristemente célebre personaje. Su mirada fría a la par que misteriosa, unida a esa sensación de falsa calma que transmite siempre Kinski que en cualquier momento puede convertirse en un arranque de brutal ira.

Esta es sin duda una de las mejores películas de Jesús Franco, algo que se denota en su buena calidad tanto en fotografía, oscura y nebulosa ambientación de la nebulosa Londres, y una dirección correcta y sobria por parte del director malagueño.

Una película que sin duda pertenece a su época de plenitud artística cuando todavía realizaba trabajos serios e interesantes antes de entrar en una marcada decadencia en los ochenta donde realizaría un sinfín de productos mas bien olvidables, aunque hoy día considerados de culto muchos de ellos.

Aquí Franco realiza un buen trabajo, con un Kinski con el que se entendía perfectamente, razón por lo cual era de los pocos que le recordaban con cariño tras su fallecimiento, realizando ambos un film de terror notable e interesante a pesar de algún altibajo de ritmo y a unos efectos especiales mejorables.

Gracias.