La princesa y el mendigo (TV)

Miniserie que cuenta la historia de Mirabella, una bella princesa que cansada de su monótona vida y deseosa de salir de palacio se disfraza de pobre y va a la aldea más cercana, donde conoce a Ademaro y Leonardo, dos hermanos profundamente distintos que se enamoran de ella, sin saber que se trata de la princesa. Algo que los tres jovenes ignoran es que sus vidas están siendo observadas y controladas por Epos, un malvado mago y Gamesh, su joven aprendiz.
De hecho esta historia comienza mucho más atrás, cuando el bondadoso rey Hamil, desesperado porque su esposa no puede darle un hijo va a la morada de Epos, al que suplica ayuda. Sorprendentemente este accede y tras beber una pócima la reina da a luz a un niño. En realidad el supuesto Epos era el niño Gamesh disfrazado de su maestro, al cual no le hace ni pizca de gracia la mascarada, por lo que altera los acontecimientos para que el bebé recién nacido sea raptado por los guardias leales a Migal, el cruel hermano de Hamil. Desesperado por haber perdido a su hijo y heredero, el rey Hamil toma a la hija de una pobre mujer, Sariba, y la cría como hija suya. Mientras que el verdadero heredero al trono es encontrado por una mujer del poblado que acaba de dar a luz, y lo cría a su vez como suyo.
No conforme con ello Epos reta a Gamesh a un juego: ambos controlarán las vidas de los tres personajes y cada uno debe conseguir un final distinto para Mirabella, Ademaro y Leonardo. Mientras que Gamesh se esforzará (como el azar favorable) en conseguir que Mirabella se case con el legítimo heredero al trono, Epos hará lo propio tratando de impedirlo. El autentico juego ha comenzado...
A pesar de tratarse de una buena idea que podía haberse llevado con la humilde elegancia de "Desideria y el anillo del dragón", toda la intención zozobrá estrepitosamente. El capitán del navío hundido hizo tántos esfuerzos en coger los máximos planos posibles de Anna Falchi, que no reparó en los boquetes del guión, las actuaciones y la ambientación. Como una esfinge o una estatua griega Anna Falchi hace un pase de modelos delante de la cámara, poniendo morritos cuando el guión dice "triste" y entrecerrando los ojos cuando el guión dice "enfadada", olvidando el esfuerzo interpretativo que hizo en "Desideria..." y preocupándose más en mostrar sus operadas posibilidades.
Y mientras el barco hace aguas por doquier, el capitán Bava ignora los gritos de los demás tripulantes que intentan salvar el barco, y continúa grabando a su musa, de la que no habría apartado la cámara por nada del mundo.