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Can't Get You Out of My Head (Miniserie de TV)

7,8
151
Serie de TV. Documental La serie se inspiró en el auge del populismo en 2016. Curtis quería investigar por qué los críticos de Donald Trump y Brexit no pudieron ofrecer una visión alternativa para el futuro.
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
10 de abril de 2021
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El documental se articula en torno a las “biografías políticas” de apenas media docena de personajes de países que en apariencia atravesaban diferentes circunstancias. Observa que pese a esas diferencias los actos de estos individuos, reacciones a la implantación de determinadas políticas, acabaron sirviendo de catalizador de la de globalización (tecnológica) que ellos mismos pretendían combatir. Finalmente, analiza las causas de tan fatídicos giros, concluyendo que, con independencia de las heterogéneas circunstancias de las que cada uno de ellos partía, ya se habían puesto en marcha procesos a una escala que no dejaba margen alguno entre los posibles resultados.

Analiza varios factores: la naturaleza de la sociedad técnico-industrial, que disuelve los vínculos sociales y, simultáneamente, homogeniza a los individuos; el individualismo que resulta de esa disolución (de carácter exclusivamente narcisista, mediante el que los sujetos son responsabilizados de sus destinos para que la política pueda lavarse las manos); y el fin de las ideologías que implica tanto la caída del comunismo y la transformación de China en una corporación como la naturalización y subsiguiente invisibilización de la ideología que justifica nuestra sociedad: el liberalismo económico moderno.

El documental es una “síntesis” de las ideas que su autor había expuesto en sus anteriores trabajos, los cuales a su vez eran una puesta al día de El Mito de la Máquina, y que aun sin contar con la perspicacia, el apabullante despliegue de conocimientos o la profundidad visionaria de aquellos volúmenes, resultaban igualmente clarividentes; es en este sentido, en el poético, en su capacidad de sugerir, de trenzar y refinar ideas mediante la imagen y el sonido, en el que los supera a todos, dibujando a lo largo de su metraje un impresionante fresco que arranca a comienzos del siglo XX, desmitificando la Belle Époque, lo atraviesa: guerras mundiales, Guerra Fría, Oriente Medio…, y se clava en nuestro presente: distribución del poder, cambio climático, vuelta a los populismos…

En definitiva, es el documental más exhaustivo que se haya realizado sobre las causas y efectos del Antropoceno. Quizá a veces se embrolla demasiado y en otras ocasiones, cuando uno piensa que debería ahondar más en un determinado aspecto, se limita a un par de vagas de referencias; pero creo que dada la magnitud, el alcance y el medio en que inscribe esas ideas (es una serie, con sus capítulos, sus personajes, su drama y su tragedia), no son más que pequeños deslices en aras de resaltar otra idea central: El poder de las imágenes y los posibles discursos que contienen.

Y es que a pesar de ser un documental sobre algo a priori tan discursivo como pueda ser la geopolítica (en donde, desde una perspectiva académica, la única imagen necesaria para comprender algo siempre cabe en un mapa o una gráfica), el peso, la naturaleza y los tiempos que tienen tanto las imágenes como la música no solo sirven para ejemplificar el discurso sino que lo transforman: más que una clase magistral es una sesión de hipnosis en donde el chamán, en un despiadado tono monocorde, recita su telúrico mantra para conjurar las fuerzas de lo oculto e invisible que rigen nuestros ideas, sentimientos y destinos.

Cada imagen tiene su propia textura: desde la fantasía comunista china, donde la oscuridad se ciñe por los márgenes, donde todos los colores están al servicio de unos rojos fulgurantes que centellean sobre la cámara, hasta las imágenes ultradéfinidas de las enormes y luminosas salas donde se instalan los racks, sin presencia humana y donde solo aparentemente no sucede nada, pasando por el gris industrial de los albores de la Inglaterra del siglo XX o las clásicas escenas de la 2ª guerra mundial, donde todo parece tan remoto y extrañamente cercano. Cada textura, cada formato y cada narración, tiene incorporada la propia ideología en la que se crea (el documental muestra este aspecto de una manera tan sencilla, directa y elegante mediante la simple contraposición de las mismas y saltos temporales). Sea anuncio, película o entrevista, sea el muro cayendo, gente bailando o una cámara infrarroja desde el helicóptero, no hay imagen que no remita directamente a la ideología y el momento específico en que se crea. En última instancia, dos factores subyacen a toda la escenificación: la negación del pensamiento (de ahí que los acentos, los énfasis, recaigan sobre la música y las imágenes, no sobre las palabras, pues nuestra propia sociedad es ante todo visual y, justo en esa medida, no discursiva), y la propia complejidad de un sistema cuyas interacciones producen resultados imprevistos (de ahí la necesidad de solapar y de volver constantemente la vista atrás para contrastar entre metas tan diversas y resultados tan convergentes).

La negación del pensamiento que implica la sociedad de consumo (ante todo visual: series, películas, videojuegos, Instagram…), con su obsesión por lo material y lo mensurable (<<Lo que no se puede medir no existe>>, reza el segundo mandamiento de Google), acaba negando los mismos fundamentos sobre los que erige. Como la ciencia, que al -reducir- a los individuos a un conjunto de interacciones electroquímicas, o de estímulos y respuestas, niega no sólo la consciencia sino al propio pensamiento que da luz a todo el asunto. Es el inconsciente y el más allá. La sociedad hiperindividualista que acaba negando al individuo. El triunfo de la voluntad en el que ni tan siquiera hay necesidad de conocer, pues lo real es incognoscible, el conocimiento es falso y la tierra es plana. Es la demagogia final mediante la que ya es posible creer en ideas abiertamente excluyentes. Oriol Junqueras, católico, nacionalista y de izquierdas siendo elegido por Der Spigel como el intelectual español más influyente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Donald Rumsfeld
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