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La fuerza del destino

Cine negro. Intriga Joe Morse trabaja como abogado para Ben Tucker, un hombre que se ha enriquecido gracias al clandestino e ilegal negocio de las apuestas. Pero para asegurarse el monopolio de esta actividad necesitan dar un golpe que implique la desaparición de todos los pequeñas casas de apuestas. Casualmente, una de ellas la dirige el hermano de Morse. (FILMAFFINITY)
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
10 de julio de 2008
34 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director, guionista y escritor Abraham Polonsky dirige esta adaptación de la novela de Ira Wolfert “Tucker´s People” una tremenda historia ambientada en los años treinta y donde los gánsteres imponen su ley ante los más débiles. El proyecto producido por Enterprise unió a dos grandes amigos Polonsky y Garfield ambos militantes del partido comunista y que ya habían coincidido en la maravillosa “Body and Soul” donde Garfield daba vida al boxeador judío Barney Ross y Polonsky ejercía de guionista.

Sin duda esta es la mejor película de las que dirigió el neoyorquino ( proveniente de familia ruso-judía). Repleta de gestos característicos del mejor film-noir: relaciones tormentosas, momentos realmente violentos, ambiente sórdido y oscuro en los bajos fondos de la gran ciudad, gánsteres sin escrúpulos movidos por una inagotable ambición, dilemas morales que atormentan al protagonista, la aparición de una femme-fatale, etc. Además de esto añadir una enorme interpretación de John Garfield con unas cuantas secuencias memorables y unos diálogos cargados de tensión y perspicacia.

La fotografía también supone un aspecto importante de la cinta. El paseo por el Nueva York de los grandes rascacielos y el acero de los puentes de la gran manzana son por momentos protagonistas de una historia y representan perfectamente la fisonomía de una gran ciudad que ya por aquellos años treinta era el escenario de una batalla donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres son cada vez más pobres. En medio de este escenario se desarrolla un argumento simple pero efectivo y que Polonsky consigue mantener en interés durante todo en metraje.

En definitiva, una gran obra representativa del esplendor del film-noir y que, por sus posteriores influencias (Martin Scorsese en "Malas Calles" hace un paralelismo entre su protagonista y Joe Morse) y por la propia calidad de la cinta en sí, merece ser recomendada con entusiasmo principalmente a los amantes del género.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alfie
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9 de mayo de 2010
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película maldita dónde las haya en el cine americano, que fue para su debutante director una tumba de más de veinte años sin hacer cine (Polonsky sólo ha hecho tres películas, la segunda un western político espléndido: "El valle del fugitivo"). Su misma condición la ha hecho ser una obra de culto también.
"Force of evil" es una película, que duda cabe, imperfecta, pero magnífica globalmente. Llena de poderoso estilo y de expresividad, denota de una parte una gran influencia del "Ciudadano Kane" wellesiano y supone un anticipo en la sordidez y torveza de los personajes en la posterior obra maestra de Welles: "Sed de mal". Película dónde el continente (admirable, lleno de fuerza y convicción en la propuesta) está siempre por encima del contenido (arriesgado y tratado bien pero algo irregularmente), lanza dardos contra la sociedad americana: soñada e idealizada en una falsa honradez y en el trabajo, sumida en las cloacas de la corrupción y podredumbre del dinero como motor capaz de transgredir cualquier código, ya sea ético o de otro tipo. Son dardos de un cineasta americano contra el lugar dónde vive y dónde trabaja. Un suicidio inaceptable. Una lección de valentía, también de cine. Demasiado para el senador McCarthy y sus adláteres.
Magníficas interpretaciones.
kafka
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10 de abril de 2006
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joe Morse trabaja como abogado para Ben Tucker, un hombre que se ha enriquecido a costa de un negocio ilegal de apuestas. Para asegurar y ampliar sus maniobras necesitan dar un golpe millonario que implica la desaparición de todos los pequeños bancos de apuestas clandestinos. Uno de ellos esta dirigido por el propio hermano de Joe Morse.

La fuerza del destino es una maravillosa, pero poco conocida película negra rodada en la edad de oro del film noir norteamericano. La historia de la fuerza del destino nos sumerge en el mundo de corrupción de la Nueva York de los años 40; un mundo cínico y dual, con un turbio trasfondo en el que todo esta controlado por un irremediable sistema de clases que afecta no solo a las grandes empresas, si no también a los pequeños negocios que se ven sumidos en un constante chantaje mafioso. Esta historia tan característica del género negro, se desarrolla en apenas una hora y cuarto de metraje; de tal forma que la trama como es de imaginar, tendrá un ritmo tan endiablado que será capaz de aunar una complicada sucesión de hechos en una corta duración, contando, eso si, con una frescura sorprendente.

Visualmente la fuerza del destino resulta impactante; los magníficos planos exteriores de Nueva York, cuentan con una belleza y una amplitud de campo enorme, sirvan como ejemplo las últimas secuencias de Joe Morse recorriendo las calles de la gran ciudad, terminando con un largo plano en el que la pareja de protagonistas se alejan con el fastuoso puente de Manhattan al fondo, una maravilla. Pero eso no es todo, el poco reconocido Abraham Polonsky, logra también una excelente dirección en los interiores, haciendo uso de unos encuadres ligeramente desorientados y unos movimientos de cámara que recuerdan al expresionismo del gran Welles. La fotografía parcela de George Barnes, es otro apartado a tener muy en cuenta. El elenco de actores realiza un fastuoso trabajo, en especial John Garfield, el cual interpreta en esta ocasión a Morse un hombre que se empieza a dar cuenta de que su vida se desmorona a medida que va entrando en un ambiente manejado por la mafia, y Beatrice Pearson, una joven poco vividora que se enamora de Morse, al que intentará apartar del camino hacia la autodestrucción que él ha emprendido. El resto de secundarios cumple también una aceptable labor. La música, combinada de la mano de Rudolph Polk, logra esbozar unas sugestivas composiciones orquestales, donde el uso de violines persigue un tono de sordidez y poderío sentimental.

Exquisito film negro, al que considero tras haber visto y valorado numerosas obras negras, entre ellas títulos como Cayo largo, el halcón Maltés, el sueño eterno… la mejor película dentro de su género jamás rodada.

"Un hombre puede pasar el resto de su vida recordando lo que no debería haber dicho"
Demetrio Rudin
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31 de agosto de 2009
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras colaborar en Body and Soul, tanto Polonsky, como John Garfield y el productor Bob Roberts, se vuelven a reunir para realizar este duro, sombrío y sobrio film, sobre como sociedades gangsteriles, pero recubiertas de un manto de legalidad, se encargan de apropiarse del negocio de las apuestas clandestinas. Era la primera película de Abraham Polonsky y no recuerdo si realizó más, porque junto a Garfield, Robert Rossen y Julian Dassin, fueron de los primeros en declarar por actividades antiamericanas, por el senador McCarthy. Prácticamente todos ellos finalizaron sus carreras al considerárseles comunistas. Lo único que hacían en sus películas eran denunciar situaciones que ocurrían en la vida real, y eso debía molestar mucho a los grandes trust de la época.

En cuanto a la película cabe destacar la gran actuación de John Garfield, encarnando a un abogado sin escrúpulos, representando a un gangster dedicado a llevar un emporio de apuestas clandestinas, y que él pretende hacer legal ante la ley y que no duda en llevar a la ruina a otras corporaciones, con tal de que su defendido se haga con todo el poder. Es curiosa la primera imagen desde lo alto de un gran rascacielos, sintiéndose dominador de la ciudad, viendo a sus ciudadanos como pequeñas hormigas y presumiendo en voz en off de que va a ganar un millón de dólares al día siguiente. Se siente en disposición de amparar casi a su hermano, porque él es muy poderoso, y le va a ofrecer tomar una gran porción del pastel de las corruptelas que se van a llevar a cabo. El dinero en principio, lo puede todo, parece indicarnos el desarrollo de la película.

Después a medida que discurren los acontecimientos y también gracias a la chica que conoce por trabajar con su hermano (a la que también trata de engatusar con sus dotes de hombre triunfador y dueño de sí mismo, por ganar mucho dinero), se va dando cuenta de donde está verdaderamente y lo que es en el fondo: un esclavo de los verdaderamente poderosos y corruptos, que no dudarán en acabar con él, en cuanto no satisfaga sus deseos de más poder.
Entonces hay un plano impresionante y ya no desde lo alto de un rascacielos, sino ya a ras de suelo (como un ciudadano más), justo delante de Wall Street, solo totalmente en el plano y encendiendo un cigarro. Maravillosa toma que nos hace entender la metamorfosis que se está produciendo en su interior: quiere expiar sus culpas y destrozar en lo posible a todos a los que estaba defendiendo poco antes, todo con tal de poder volver a ser una persona honrada y con dignidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
bogartiano
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3 de enero de 2006
27 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una correcta película de cine negro en la época dorada del género, los años 40, que de la mano de un director menor como Abraham Polonsky perseguido por el Comité de Actividades Antiamericanas prácticamente desapareció del mapa, al igual que el protagonista John Garfield, una auténtica estrella en los cuarenta, que falleció de forma prematura haciendo que sea un actor semidesconocido en la actualidad para el gran público.
La película tiene una trama un tanto compleja, por otra parte como casi todas las películas de cine negro, y que exige un esfuerzo al espectador.
En ocasiones la historia no está bien rodada, lo que demuestra que la pericia de Polonsky era mayor escribiendo (él era guionista ante todo) que filmando.
En definitiva una película que sin ser de las mejores del género, da buena cuenta de las pequeñas grandes obras que se hacían en otros tiempos en Hollywood.
vircenguetorix
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