Cristal (Serie de TV)

Para escribir esta crítica me pondré en el cuerpo del adolescente que era con 16-17 años, en la época en la cual este culebrón revolucionó literalmente toda España, creando una escuela de expresiones que hoy todavía hacen sonreír al personal.

"Mi galansote es de lo last".
"Seño Fonseca, ¿quie usté un cafesico resién hechico?"
"Me pone un sanuichito picaíto en do."
"¿Qué ehtáh hasiendo tú aquí con ese hombre?"
"¡No vaaaaaale!"
"Me han llevado a la petejota detenido."
"Éste es un hijo del pecado."
"¿Quieres echarte unos tragos?"
"Me han botado."
"Voy...clic...voy...clic...voy...clic"

...y mil expresiones más que pasaron a la historia de los chascarrillos de patio de colegio, universidad y peluquería.

Pero el auténtico corazón de la serie era el conjunto de personajes que la formaban, una oda y homenaje al esperpento que ni el mismísimo Valle-Inclán con su inmortal "Luces de Bohemia" hubiese igualado. ¿Quién no recuerda a Luis Alfredo, un gañán que iba de guapo y era gilipollas y vomitivo; a Inocencia con sus tríos sexuales, a la borracha de Laura Galvani, el mindundi de Darío que se liaba con una adolescente después de haber tenido prácticas sexuales con un maniquí, al callo malayo de Zoraida que iba más caliente que la moto de un hippy, al Padre Ángel, un cura que tenía una hija-modelo, a la madre del cura que tenía más resentimiento que el Capitám Akab con Moby Dick, a Cristal, con menos luces que hecha de encargo, a doña Puri y sus santos, al bombero Fonseca con sus tiradas de trastos a todas las señoras entraditas en carnes que veía, al bombero bigotudo Lino, prototipo de machista con tendencia a la violencia doméstica... Los malos era, como siempre, los mejores de todos (o los menos malos), esa puta llamada Marion y el psicópata Gonzalo Valladares (mi personaje favorito), que maquinaba joder a todo el mundo y follarse a todas las mujeres desde un minipiso más cutre que los que promocionaba la anterior Ministra de Vivienda. Y claro, no me olvido de Piero, un gay que tenía un culebrón dentro del culebrón y que hacía las delicias de los que veían la serie para reírse (casi todos, al final).

Por cierto, en los bolos que hicieron los actores de "Cristal" por diferentes programas de televisión españoles, indeleble quedó en mi memoria cuando Raúl Amundaray, el "Alejandro Ascanio" de la serie, llamó "Ramoncito" al presentador Ramoncín en una especie de variante del VIP Guay. La cara que puso el ínclito cantante fue de las que hacen historia.

Me es imposible suspenderla. Luego vendrían "La dama de rosa", "Abigaíl" y lindezas similares, pero ya no sería lo mismo. Afortunadamente.

Esta telenovela la veía yo de pequeña con mi abuela. Ambas nos sabíamos la trama y estábamos enganchadas, aunque me temo que yo, con 6 años, me perdía bastante. Aun así, me trae buenos recuerdos, y aunque soy perfectamente consciente de que era bastante hortera (en una escala de "horterismo" del 1 al 10, merece un 12 por lo menos) y ciertamente penosa (qué duda cabe, amigos míos), no me veo con alma de ponerle un 1... aunque sea en memoria de mi abuela y en memoria de mis 6 años de edad, tan bonitos como lejanos, se merece un regular.

Pésimo todo: los diálogos, las tramas rocambolescas, las interpretaciones exageradas...

Fue la reina de los (pésimos) culebrones venezolanos, lo ponían en la televisión de sobremesa y uno no tenía muchas más alternativas. Tuvo récords de audiencia y se decía que era para todos los públicos. En fin para olvidar.