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Agatha Christie: Poirot (Serie de TV)

Serie de TV. Intriga Serie de TV (1989-2013). 13 temporadas. 70 episodios. Los casos del famoso, excéntrico y refinado detective belga. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
5 de octubre de 2008
55 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como admirador de Agatha Chrisite y a la vez del cine, hace años que buscaba alguna película o serie que me granjease ambos placeres. Películas, haberlas las hay, pero lastimosamente la mayoría no están muy inspiradas por el espíritu de su autora, que se estaría revolviendo en su tumba. Ahora, digo ahora significando la fecha de descubrimiento de esta serie, por fin podemos los fans del detective belga disfrutar de sus casos en la pantalla. Esto se debe ante todo a la magistral actuación de David Suchet que nos muestra al Poirot de siempre (parecido al de Albert Finney en "Asesinato en el Orient Express", único film, junto con uno ruso, que se salva de la arenga anterior), con su acento, sus excentricidades, sus maneras de entornar los ojos o de mover las manos. También en el haber de la película se hallan la fotografía, que nos lleva a las distintas décadas en las que se desarrolla la acción; el vestuario, compendio iconográfico de los mismos momentos, y los actores secundarios, desconocidos en su mayoría, y que saben situarse de la forma precisa. A todo ello hay que añadir el respeto a los argumentos, lacra que parecía invencible hasta la fecha.
En fin, es una serie (aunque en las últimas temporadas los capítulos tienen la duración de un largometraje) para todo el mundo: los que gusten del misterio, disfrutarán; los que gusten de las películas de época y costumbristas, encontrarán algunas escenas encantadoras, y los demás pasarán un rato entretenido. Pero es sobretodo una serie para los incondicionales de la insigne escritora.
Solamente una cosa quiero añadir: hay que verla en versión original. Sé que eso se dice de todo el cine, pero en este caso, el doblaje pierde todos los matices de voz.
DeMorcef
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10 de marzo de 2010
33 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie se compone de varias temporadas (va por la undécima) con capítulos de 45 y 90 minutos. Llama la atención por su excelente y cuidada ambientación, tanto en interiores como en exteriores. Las interpretaciones son magníficas, empezando por David Suchet (Poirot) y siguiendo por los habituales colaboradores como Hugh Fraser (Hastings), P. Jackson (Japp), y P. Moran (Miss Lemon), a los que se les echa de menos cuando no aparecen. Los guiones son aceptables adaptaciones de las famosas novelas, aunque hay algunas mejor adaptadas que otras. También hay que destacar la fotografía, que hasta diría que ha mejorado con el paso de la serie.
En conclusión, muy recomendable para los aficionados a las novelas de Agatha Christie y para los aficionados al cine de intriga en general.
kaplan
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8 de marzo de 2012
21 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo describirlo de otra forma. LLevo leyendo a Agatha Christie desde que tenía diez años y por supuesto me he recreado con su personaje más famoso, Hercules Poirot, detective inaguantable y presumido donde los haya. Nunca en ninguna pelicula o serie (que yo haya visto, puede que me haya perdido alguna) me gustó como lo interpretaban. Ningún actor a mi juicio supo darle ese toque de distinción, snobismo e inteligencia que la autora puso tanto énfasis en darle. Sin embargo cuando descubrí a David Suchet me quité el sombrero ante él. Sencillamente es fantastico haciendo de Poirot, sabe darle todo lo necesario para que los lectores lo reconozcan como al verdadero personaje. Su manera de andar, de hablar, de sonreír, de mirar..., todo es merecedor de los más altos elogios.
La pena es el doblaje de categoria inferior que tiene algunas temporadas. Lamentable. No solo le cambian la voz continuamente sino que a veces el actor que lo dobla no sabe darle la calidad que debiera. Bueno, por no hablar del resto de los personajes, con peor interpretación de doblaje. Hay que verla en versión original para sacarle todo el partido.
MER
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7 de mayo de 2009
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo olvidar que Hercules Poirot rebela un aire aristocrático que le podría hacer antipático. Pero creo que, detrás de eso, está un actor que consigue transmitir las fantásticas historias de Agatha Cristie de una manera fascinante. A mi me tiene totalmente enganchada, ahora que TD8 vuelve a recuperar esa mítica serie televisiva. Todos los domingos por la noche.
nosoylisa
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16 de marzo de 2022
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mediados de los 90, recién salido de la tormentosa adolescencia, tuve mis encuentros iniciales con Hercules Poirot, en sus primeras emisiones por La2, los viernes por la noche, antes de aquellas esperadas sesiones de cine con las que me gustaba trasnochar. De aquél entonces, tengo sólo un vago recuerdo: el referente que yo tenía del género detectivesco era el Sherlock Holmes de Jeremy Brett. En cierta manera, sigue siendo el techo que nadie ha rebasado hasta ahora. Exceptuando, claro está, a David Suchet, que de puntillas consigue asomar su nariz y su peculiar bigote en mi rank de míticos personajes detectivescos que nos ha dado la historia de la literatura.

No suscitó el suficiente interés. No tanto por falta de atractivo, pues siempre fui aficionado a las tramas de aventuras e investigación (mi primer ídolo creador Hergé, curiosamente también belga), sinó porque ya de forma instintiva mi tendencia ha sido la de no perder el tiempo con capítulos sueltos de series que no podré, o no sabré como seguir, por muy interesantes que me resulten. Y esto pasaba a menudo cuando sólo podíamos disfrutarlas desde la tele.

Pero el contumaz Poirot parecía seguir persiguiéndome, y pasados años, por allá justito cuando habían acabado de rodar los últimos capítulos, volvió a aparecer en las tardes en compañía del café y las partidas de “butifarra” a las cartas en el bar, hasta que la “plandemia” del “corombovirus” lo echó todo a perder.

Ahí, donde me resarcía de un pesado día de clases con tantos alumnos, Poirot me ayudó a desconectar. Y día tras día, consiguió meterme en sus historias como Suchet hizo lo propio con su personaje, hasta incluso fuera del plató, en otros contextos de su vida real, hasta el punto que casi le ocurre lo que a Weissmuller con “Tarzán”, o a Lugosi con “Drácula”. Tal es el nivel de immersión del actor en el personaje, al que emula en su perfeccionismo en la ficción a la hora de querer reproducir su personalidad, sus maneras, sus emociones… hasta su presencia física y andares. Por ello, Suchet logra consagrar de un modo único, insuperable, para la pantalla, el carácter que creó (y crió) Agatha Christie.

Los únicos precedentes que tenía de Hércules Poirot eran los de Albert Finney, en “Asesinato en el Orient Express” (la versión de Keneth Branagh se me antoja demasiado circense por decir algo, y sobrecargada dramáticamente hasta el ampalagamiento), y Peter Ustinov, en “Muerte en el Nilo” y “Muerte bajo el Sol”. Tan sólo de las dos primeras leí la novela; no fui capaz de repetir la hazaña de mi padre, que se las papó todas en su día, y en casa todavía está en sus estantes la colección entera.

Sin desmerecer, ya sólo por veneración, el trabajo de Ustinov y de Finney, el rostro de Poirot quedó consagrado en el de Suchet, después del ingente trabajo de moldeamiento, y casi fusión, que quedó fraguado en esta longeva serie, de casi 25 años de duración. La huella que dejaron genio y figura es prácticamente indeleble.

Si cuidada y meticulosa es la labor del protagonista en sus actuaciones, más allá de lo que pudiera exigir el director más tiquis miquis, no resulta menos con la factura técnica de la producción, digna también de elogio por su detallismo y su preciosismo en la construcción de las escenas de todos y cada uno de los 70 episodios de la serie.

Ambientada toda ella en los años 30, previos a la Segunda Guerra Mundial, aunque las historias de Poirot escritas por Christie (novelas y relatos cortos), lo fueron desde los 20 hasta la muerte de la escritora en 1975, el guión acota las aventuras del detective belga, emigrado de su país natal a causa de la invasión de éste por los alemanes en la Primera Gran Guerra (historia contada en uno de los primeros capítulos de la temporada inicial), en un espacio de tiempo en el que el personaje envejece demasiado pronto a nuestra vista, creando a si una disonancia temporal: el tiempo en el que representa que acontecen las historias en la serie, es muy inferior al período que va de 1989 hasta 2013, en el que se rodó el último episodio.

Las vistas de la campiña inglesa, que expanden formidablemente las panorámicas, los ajetreados escenarios de las calles de Londres, y los casi siempre siniestros, enfermizos y claustrofóbicos ambientes interiores de las grandes mansiones, cruceros y espacios de encuentro de la alta sociedad inglesa en los que se desarrolla la acción, son los tres principales contextos en los que vemos a un Poirot para nada descontextualizado ni con asomos de añorar su tierra.

Todo lo contrario: un hombre perfectamente adaptado a aquél ambiente que retrata una élite social; de ella, concreta y principalmente, a parte de sus locas excentricidades, todas las miserias humanas posibles, de las que el dinero y la posición social no permite escapar; una cosa que vemos en el mensaje narrativo es que tanto víctimas y asesinos (que de forma elíptica sabemos que seguramente acabarán en la horca) suelen ser de famílias acomodadas o de la aristocracia ¿mensaje de denuncia o moraleja social?

La fotografía, con todo el trabajo de cámara e iluminación, describen sin paliatvos y muy eficazmente ese mundo tan “británico”, del que se ha alimentado nuestro imaginario para crear un tópico romántico al que la banda sonora contribuye por igual.

El tema principal de Cristopher Gunning, con el saxo y el piano como protagonistas sobre la orquesta, se ha convertido en uno de los iconos de las bandas sonoras del audiovisual británico. De la talla de otros compositores ingleses del siglo XX, que han combinado sus creaciones para el cine con la música para salas de conciertos, como Richard Rooney Benett (Lady Caroline Lamb, 1972), o Howard Blake (The Snowman, 1982; A Month In the Country, 1987…. ), Gunning pertenece a una generación de músicos que con su trabajo han dignificado la música de cine (y por ende salvado muchas cintas infumables “per se"), y que han mantenido a la música (mal llamada clásica; todo es, simplemente, música)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jordirozsa
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