Calls (Serie de TV)

Te parecerá increíble que una serie de llamadas sin imágenes absorba toda tu atención en pleno siglo XXI, pero es así. Básicamente es lo que antiguamente llamaban una radionovela de ciencia ficción, pero tan bien contada y con tanta naturalidad que tu imaginación pone las imágenes. Estaría genial que hubiera más series de calidad con este formato, pues es una buena manera de desconectar al máximo de nuestra realidad y desarrollar la imaginación.

Es difícil recomendar a alguien una serie donde sólo tiene que escuchar (o leer, por los sibtítulos) sin poder ver a ninguno de los personajes o escenarios donde se desenvuelven. Pero hazme caso, necesitas ver Calls. Apple TV+ se la juegan con un formato que rompe todos los esquemas y, si eres lo suficientemente creyente, te envolverás en la atmósfera con más suspenso de todo lo que va del año.
Te sugeriría, también, un notable sistema de sonido, luces apagadas, teléfono silenciado, y dejarte seducir -o espantar- de los que estos mini episodios tienen para ofrecerte.
Si crees que has visto todo en lo que respecta a suspenso y terror, pues dale al botón de PLAY!

Importante y previa aclaración: las series televisivas también forman parte del arte cinematográfico. Con independencia de su duración, de su división episódica y del soporte para el que son concebidas, se filman de la misma manera que las películas y tiene también fines narrativos. Dicho esto, prosigamos.

Esta serie no es cine. No debería ser considerada como parte del arte cinematográfico. Este no es un argumento purista, si no una cuestión de concepto y definición. Purista sería decir que una serie de superhéroes o una película absurda de serie B no son cine. Si pensamos cuál sería el resultado de hacer lo contrario a esta serie, ¿qué nos saldría? Una serie muda pero con imagen. Y sí, eso sí está dentro de este arte, ya que la especificidad artística del cine es la imagen en movimiento para fines narrativos y ficticios. Esto puede ser una buena obra, pero no se puede definir como cine. Su lugar sería un podcast de radio, ya que lo que aporta no es propio del cine por sí solo. Y os puedo asegurar que existen muy buenas ficciones sonoras (también llamado radioteatro). Pero no son cine ni se venden como películas o series de televisión. Y no, ese fondo de reproductor Windows Media no vale como imagen en movimiento. Sería equivalente a llamar novela literaria a un libro con todas sus páginas en blanco. O llamar música al silencio.

Notable mini-serie que mezcla el thriller con la ciencia ficción, el género fantástico con el terror.

Con tan solo 9 episodios de menos de 20 minutos cada uno (excepto el último que dura exactamente eso), "Calls" te va envolviendo lentamente en las dos tramas: en la principal de cada episodio, que son las llamadas aparentemente inconexas entre diversos individuos de la sociedad norteamericana; y la secundaria, la famosa subtrama, que, hasta el episodio número seis, uno va comprendiendo poco y nada.

Se destaca por su originalidad. Aquí no se actúa físicamente, lo que se ve en pantalla son gráficos, nombres y las frases que se esbozan en las llamadas. Recomendable para aquellas personas que gusten de mirar series cortas e innovadoras.

Lo cierto es que es una apuesta atrevida en estos tiempos tan visuales, tan obsesivos con los 4K, 8K, y lo que vaya viniendo. Debo reconocer que me costó animarme a empezar con la serie, la rareza del formato no me motivaba, pensé que podría llegar a resultarme algo entre aburrido y confuso, quizás hasta agobiante, pero no ha sido así. En absoluto. Me la "escuché" en dos ratos de dos tardes consecutivas. Fascinante.
Supongo que la corta duración de los capítulos y un guion magistral han obrado la magia de un ejercicio de inmersión hipnótica en el que el voyeur auditivo que todos llevamos dentro (sí, ese que arrima la oreja cuando oye algo al otro lado del tabique o en la mesa que está a su espalda en el bar) casi sin darse cuenta se va involucrando, inmiscuyendo en conversaciones ajenas y extrañas, tan extrañas y oníricas que se llega al punto de no retorno sin ser consciente de ello. Y ya no se puede parar. Episodios, en apariencia deslavazados y aleatorios, pero que al final no lo eran tanto... "y hasta aquí puedo leer" que decían en aquel afamado concurso televisivo.
La imagen ambiental que acompaña a las conversaciones telefónicas también tiene su punto. Y nada de aleatoriedad. Seguramente no tendrá un exitazo multitudinario pero para una minoría, entre los que me incluyo, es un trabajazo de calidad, una experiencia que merece la pena y merece el aparente esfuerzo -que luego no lo es tanto- de ser uno con la atmósfera del formato.