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Gritos en la noche

Terror. Thriller Varias chicas son secuestradas de clubs nocturnos o cabarets y no se vuelve a saber de ellas. El inspector Tanner, con la ayuda de su prometida, investiga las desapariciones. El culpable de las mismas es el siniestro doctor Orloff, ayudado por su criado Morpho. Orloff desea reponer parte por parte la piel de su hija, desfigurada en un accidente. Tanner tendrá que trabajar duro para conseguir algunas pistas o alguna descripción que le ... [+]
Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
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5
9 de agosto de 2016
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Gritos en la noche” se enorgullece de ser la primera película que inauguró el cine de terror en España, a la vez que sentaría las bases del estilo inconfundible de Jesús Franco. En ella podemos apreciar trazas de terror gótico, expresionismo alemán, “nouvelle vague”, “pulp” y “noir”.

Este pastiche trasciende la mera sinopsis, y los numerosos homenajes de filmes que rinde el director (“El gabinete del doctor Caligari”; “Drácula”; “Frankenstein”; “El hombre y el monstruo”; “El ladrón de cadáveres”; “Jack el destripador”; “La escalera de caracol”; “La maldición de Frankenstein”; “El molino de las mujeres de piedra”; “Los ojos misteriosos de Londres” y sobre todo “Los ojos sin rostro”) se solapan en un orbe de carácter propio.

Esta perspectiva confiere al conjunto un sentido novedoso, a la par personal y antológico, compaginando tonos distintos: del patetismo al humor befo, pasando por el surrealismo, la perversidad y el lirismo, a lo largo de un desarrollo respetuoso con la ortodoxia del género policíaco, y una música claramente improvisada, sin seguir un esquema preciso, aparte de la consecución de una atmósfera de misterio y horror.

Cabe señalar que existen dos versiones diferentes: la que ofrece el montaje nacional de 92 minutos de duración (al que le fueron amputadas las escenas que contenían desnudos) y el montaje internacional que corresponde a su versión francesa y la cual contiene las escenas que fueron censuradas en España, pero fue aligerado de metraje (en 80 minutos) amputando escenas que no afectaban al desarrollo de la trama principal.
8
25 de enero de 2012
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay muchos que nunca han visto una película de Jesús Franco, a pesar de ser uno de nuestros directores más internacionales y contar con unas 200 producciones. Otros, lo han hecho y lo consideran un chapucero, el mayor churrero de España. Quentin Tarantino y yo no pensamos igual, y además yo defiendo que entre tanta ingente producción de serie B hay algunas películas maravillosas, con un aspecto muy moderno y pop para su época. Entre todas ellas destaca "Gritos en la noche", una de las pioneras del fanta-terror español, y una de sus mejores representantes. Incluso muy cuidada técnicamente, esta historia con ciertas reminiscencias de "Frankenstein" es una de las mejores obras de su autor junto a "Miss Muerte" y "La mano de un hombre muerto".
Supongo que hay que entender "Gritos en la noche" dentro de un contexto y unas circunstancias, y dentro de ello Jess Franco sería un actor marcadamente moderno en un país anquilosado. La historia de un hombre que quiere rehacer la piel de su hija, que ha sufrido un accidente (¿no hay un marcado paralelismo con "La piel que habito", de Almodóvar?), y que por ello va cometiendo extraños crímenes en los que acaba con mujeres jóvenes para utilizar su piel, es trabajado aquí por tío Jess de un modo magistral (tampoco hay que desdeñar en absoluto el apartado estético).
Luego, Franco recuperaría el personaje del Dr. Orloff para otras películas (que no necesariamente deben considerarse una continuación de ésta), como "El secreto del doctor Orloff" o "Los ojos siniestros del doctor Orloff", todas ellas recomendables.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La única pega que le pongo son los 30 segundos finales, cuando realmente ya está todo el argumento contado: hay un extraño montaje final un poco atropellado, un par de escenas raras que, aún así, no deben empañar una buena película.
7
11 de mayo de 2016
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de 1962, en blanco y negro, con imagen discreta y sonido aceptable (hablamos de hace 57 años, no se pueden pedir virguerías). Como en muchas de las pelis del Tío Jess, existen 2 versiones: la versión española, con un par de escenas censuradas (desnudos, claro) y la versión internacional, con esas dos mínimas escenas que no llegan al minuto y unos recortes de otras que no afectaban a la trama principal. O sea, que entre las dos tendríamos la versión completa.

La película me ha gustado, es de cuando Jesús Franco hacía muy buen cine (desde el 59 al 75 más o menos) y está a la altura de las que se realizaban por esa época en la Factoría Hammer de Roger Corman, ahí es nada. Buen argumento, bien desarrollado, dirección atenta y con buen ritmo, excelente fotografía y ambientación, malos malísimos (sensacional el gran Howard Vernon), castillos tenebrosos, laboratorios para experimentos con humanos ... en fin, el género de terror en todo su esplendor. Aparte de vernon, destacar las buenas intepretaciones de Conrado San Martin y Diana Lorys, muy correctos en sus papeles.

Hay que tenerla, es una de las mejores pelis de terror de la historia de cine español, claramente por encima de las de Paul Naschy y a la altura de las modernas de Jaume Balagueró, por poner dos ejemplos.
7
5 de febrero de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No recuerdo haber visto ninguna peli del tío Jess, a no ser que fuera en mi lejana niñez, allá por fines de los años 70, cuando los domingos iba a un pueblo a visitar a mi abuela y luego al cine local con mis hermanos, donde veíamos pelis de miedo, muchas de ellas coproducciones de la Hammer, donde es más que probable que viera alguna de este raro y prolífico director, pero claro, no me acuerdo.
El film que nos ocupa es un claro remake de "Los ojos sin rostro", escalofriante película de Georges Franjul, donde, al igual que en esta que nos ocupa, un cirujano arranca la piel de los rostros de mujeres bellas para reconstruir el de su hija. Esta cinta del tío Jess, heredera del cine clásico de terror, con tintes expresionistas, no llega a la altura del original, pero está bien rodada y pese a su previsibilidad es estimable en su conjunto, no sólo para amantes del género, sino en general para toda persona que guste del buen cine y quiera, por otra parte, acercarse a una de las mejores obras de un cineasta maldito y harto peculiar.

www.missabadosdecine.blogspot.com
7
8 de febrero de 2018 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta mediados del siglo pasado era de uso común el término gollería, o sus variantes golloría, gulloría y gulluría, para designar a un manjar exquisito y delicado.
Disponiendo de tal genuina elegante voz, no sé a santo de qué ha surgido cual repelente sarpullido y acabado por imponerse ese insufrible "gourmet", que en francés designa a un pico fino, a un experto en... gollerías. Como curiosidad, en su país de origen la palabra ha sido aprovechada como marca de comida... ¡para gatos!
Otra manifestación más del putrefacto servilismo español, a quien se le antoja muy galano ¿"chic"? echar mano de gabachadas, cuando sólo demuestra perruna sumisión a una Francia que por su parte menosprecia a los "espingouins".
¡Si es que revuelven las tripas las franchuterías que cunden por doquier, tanto como los letreros en inglés de los comercios ¿"boutiques"?, que meten ganas, nuevo Quijote, de arremeter a lanzazos contra ellos y hacer sangrienta riza en sus promotores! La otrora estirpe conquistadora se ha tornado pueblo de siervos... no es de extrañar que los catalanes os hayan cobrado asco.

Todo este un tanto malhumorado introito para saludar como se lo merece que a unos 49 minutos de cinta Venancio Muro alias Jeannot diga lo siguiente: "... la comida, algo sosa, pero no vamos tampoco a exigir gollerías.". Confieso que la puntuación que le otorgo a la peli debe mucho al destello de alegría que me procuró oir ese término en esta triste época de gourmeterías.
A punto estuve de subir aún más la nota merced a la deslumbrante aunque demasiado breve intervención, aproximadamente tras 1h02mn30s de cinta, de nada menos que Juan García Tienda, sí, el leproso de Viridiana en el papel de Elías Haussmann, supuesto escritor asesino que se auto acusa de los crímenes. Si exceptuamos a Buñuel, lástima que un tipo de ese talante y talento no haya sido aprovechado más y mejor por el cine español.

En cuanto al resto, habrá que machacar una vez más que en sustancia el guión se sustenta de un plagio descarado de Les yeux sans visage, única novela de Jean Redon y película de Georges Franju, condimentado con evidentes referencias a clásicos del cine de terror, en particular Vampyr de Dreyer, Frankenstein de Whale y hasta el King Kong de 1933 en su final.

El toque de originalidad proviene de la peculiar psicoestructura de Jesús Franco, a todas luces un libidinoso y baboso obseso sexual maguer buen profesional.
Se retrata a sí mismo como en espejo deformante en el personaje de Morpho abalanzándose sobre sus suculentas presas femeninas en ademán de comérselas, cuando no sobándolas con fruición. Sus ojos ciegos, escarrampados como platos, son imagen de la ceguera producida por la lujuria, un trasunto de como se le debían de poner a nuestro anti-Jesús delante de una hembra de buena planta, que menuda colección de ellas hay en esta cinta pegando grititos, en particular Diana Lorys, que a decir verdad, está para volver turulato al menos proclive a excesos de carne.
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