Dumbland (Miniserie de TV)

Y recordad niños: Puntuar por debajo de 5 al magnífico David Lynch es pecado. Aunque la obra en cuestión tenga una profundidad intelectual digna de Mentiras y gordas.

Cuanto menos, curiosa miniserie, que tiene de todo, episodios malos, episodios aceptables, alguno bueno, algunos disparatados y sin sentido y otros disparatados pero con fondo (en mi opinión los más destacables son el 3- "The doctor", el 4- "Visit of a friend" y el 8- "Antz", sobre todo este último.)

La estetica "cutre" de los dibujos, creo que acompaña bien el contexto de la historia.

Sin duda "Dumbland", sabe a hobby del señor Lynch y es que no es para menos, porque el Flash engancha.

Si no bastaba con que David Lynch jugara con su cámara, ahora también tiene como pasatiempo emplear el flash. Dentro de este cortometraje de animación, podemos encontrar 8 historias rídículas, sin sentido, en las que priman las ventosidades y la palabra "fuck" o "fucking". Si no fuese en blanco y negro y pusiera al comienzo creado por David Lynch...me creería en un capítulo de South Park.
Pese a todo esto, creo que no tiene nada de pretencioso y que es como bien define el propio Lynch "cruda, estúpida, violenta y absurda", es decir, algo que hizo para "disfrutar jugando".
Por este motivo, y pese al surrealismo que acabo de vivir durante estos 35 minutos, le doy mi aprobado y las gracias por haberme hecho reir con "Get the Stick".

Un padre violento que no deja de tirarse pedos.
Una madre que no para de gritar de miedo.
Un niño que es un pesado, macabro a ratos.
Un vecino que mantiene relaciones sexuales con patos, un amigo que forra su casa con cabezas de animales...

Y a ver cuánto aguantas viendo la serie, el absurdismo, la violencia, las repeticiones, los silencios y la música, hacen que sea una experiencia cuanto menos desagradable.
Y vuelve Lynch a dejarte con esa sensación de angustia, empiezas con lo que parece una serie de flash y acabas queriendo acabar con tu vida y con el estómago revuelto.
Yo con una serie flash en blanco y negro, y cutre a más no poder, nunca imaginé esa sensación.


Y a quien no le guste Lynch que no la vea, pues es probable que la odie.

Veo esta serie de animaciones sin el “prejuicio” de estar viendo a un gran realizador. Del mismo director no he visto más que Dune, y con la fama que le precede se puede afirmar (o suponer), antes de emitir un juicio acerca de las realizaciones en sí, que el valor de la experimentación, el valor del juego y el valor de los retos impuestos por y para uno mismo parecen ubicarse (teniendo en cuenta una escala ficticia) por encima de su reputación.

Dumbland resulta irritante, en texto y forma, y considerando que esa parece ser la intención no cabe más que afirmar: Objetivo Cumplido.