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Puerta de Hierro, el exilio de Perón

Drama Una casa. Una casa a 10 mil kilómetros de distancia de Buenos Aires, en la que confluyen los intereses políticos de todo un país. Una casa habitada por un ex presidente derrocado y desterrado, por su esposa y futura presidente, y por su secretario que creará a la salvaje Triple A. Una casa visitada por líderes montoneros, sindicalistas, militares opositores y amigos, turistas y estudiantes del mundo; que fue el corazón y el cerebro de ... [+]
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
15 de abril de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impecable desde lo técnico, esta reconstrucción del exilio del líder político puede resultar muy elemental pero con el mérito de lo verosimil, desde una mirada humanizante del mito, con nostalgia y afecto.

La figura de Perón en el exilio es reconstruida por Víctor Laplace no sólo desde la actuación sino desde el guión y la dirección de una película, que con estructura clásica se basa en hechos reales pero que dejan lugar a la libre interpretación de lo ocurrido en las diferentes etapas que duró la proscripción del líder popular y su regreso al país.
Con el mérito de una sólida puesta en escena que no descuida ningún elemento histórico ni de ambientación, el relato comienza el día en que el general cumple 77 años, se peina frente a un espejo y luego recibe el saludo de Isabelita (meritoriamente interpretada por Victoria Carreras). También una joven -a quien no le permiten el acceso por razones de seguridad- le alcanza como regalo una grabadora para que cuente sus memorias. Éste es el pretexto del guión para organizar la narración, ya que como si fueran los capítulos de una autobiografía, el general se decide a evocar y rotular en antiguas cintas grabadoras los diferentes momentos que atravesaron su alejamiento forzado del país.
La trama, que si bien está basada en hechos históricos, cuenta con ciertas licencias como ésta, para poder encauzar el relato, corresponde a un cine narrativo donde no se dejan detalles librados al azar, pero donde también hay una fuerte construcción de los personajes ­el de Isabelita, López Rega, Jorge Antonio y Galimberti- sobresalen sin cargar las tintas pero esbozando el misterioso entorno que alojó esa residencia en las afueras de Madrid donde convergieron políticos de distintas líneas, estudiantes, sindicalistas, turistas y curiosos.


El personaje de Perón vuelve a estar en la piel de Víctor Laplace, el actor que más veces lo ha representado, aunque esta vez, con la figura del general en plena madurez logra una evolución en la forma de encararlo, donde el mito está mucho más humanizado y menos estereotipado, aunque demasiado discursivo. En una gran parte del film dispara frases entre didácticas e históricas, punzantes, ingeniosas o retóricas a través de recursos como la voz en off, la escritura de una carta o las charlas de café con su heterogéneo grupo de seguidores. Ese Perón, que por momentos cae en el estereotipo, también logra salir del cliché a base de humanidad, cuando sus gestos más que politicos son los de un hombre dolorido atravesado por la duda, de la que se sobrepone con ideales y el apoyo de los que lo rodean.
Se trata de una evocación nostálgica, desde la admiración humanizada y sobre todo desde el afecto de la memoria. En ese tono son constantes del retrato: un Perón de carne y hueso, que sufre el exilio, la proscripción. Que se emociona con el recuerdo de su madre, que sufre frente al cadaver ultrajado de Evita... que teme, que está afectado por la vejez y un cáncer de próstata que avanza y que pese a todo se decide a retomar el poder. Deja instalado un perfil simpático que une la leyenda, la historia y lo subjetivo que lo acerca más al perfil de un artista: entre la nostalgia tanguera con sonrisa de Gardel y la de un intelectual no ortodoxo que lee con humor y paciencia al Martín Fierro y que “como el ave solitaria con el cantar se consuela”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Adela Hache
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29 de julio de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No había modo de hacer esta película y salvarse de las critica y de las múltiples opiniones.Es una mirada mas, una de las tantísimas miradas posibles sobre el viejo líder en el exilio.
La mirada de V. Laplace un hombre peronista de siempre, cuya postura política es publica y conocida. Una película que no aburre, y que respeta los principales momentos históricos.
brynhild54
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28 de agosto de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se hace una biopic política, lo mínimo que se espera es un cierto grado de equilibrio. Se puede tener admiración por el personaje en cuestión, pero cuanto más puro y cristalino se lo presenta, menos creíble se convierte el film
El director y protagonista Victor Laplace es un peronista confeso y declarado. Nada malo hay en eso. Pero su versión de este Perón, cálida e intimista, la de un Perón reflexivo, conciliador, muy lejano a aquel león voraz de las décadas pasadas, que roza con cierta pusilanimidad y tibieza, y que lo hace un líder casi zen que (salvo en alguna escena) parece desprendido y desentendido del juego del poder político, no responde al verdadero Perón, que jamás renunció a dicho juego de poder y el cual fue un verdadero estratega, con una carga de picardía y malicia que mantuvo hasta el final. Dicha imagen no se presenta en la película, donde todo es patriotismo, desprendimiento, altruismo y amor a su pueblo fiel, contra los malos usurpadores del gobierno, ya sean militares o las otras fuerzas democráticas.
Es cierto que la reconstrucción histórica, que no es un fuerte en el cine argentino, es bastante aceptable, tanto en los decorados como en las expresiones y vestimentas de los personajes. Y el ritmo también lo es. Aunque peca de un tedioso didactismo cuando Perón debe explicar sus profundas ideas o encuadrar el momento histórico, mediante largos monólogos más cercanos a un aburrido profesor de Historia universitario que al líder carismático que fue.
Dónde falla la película y baja mucho la nota es en el intento de mostrar a los distintos peronistas buenos y malos, leales y traidores, y resolver ese dilema que fue la gran tragedia argentina de los '70: la división irreconciliable entre izquierda y derecha peronista, que dio paso al gobierno militar posterior. Y en la película hay varias licencias 'fílmicas' que encubren una evidente bajada de línea a favor de las izquierdas, y no podía ser de otra manera: la película está filmada en pleno gobierno kirchnerista, con la reconstrucción de un relato épico, en donde los grupos revolucionarios fueron patriotas y los sindicalistas de derecha conservadores y pactistas. Se nota querer rescatar a Perón de sus múltiples contradicciones y, limpiandolo de algunas graves y evidentes responsabilidades que tuvo, presentarlo como el prócer fundador que dio lugar al movimiento que gobierna desde 2003 a 2015 en la Argentina y que hereda sus enseñanzas, e incluso lo superan.
Así, se observan:
una mirada complaciente, edulcorada y patriótica idealista de los grupos guerrilleros,
un silencio absoluto sobre la echada a los mismos de la Plaza del 1 de mayo de 1974 (aunque así fuera en los créditos),
una desconfianza despreciativa hacia Isabelita y López Rega que no tiene asidero histórico en el importante lugar que Perón les dio en los últimos años de su vida (vicepresidenta y cuasi primer ministro con un presupuesto exorbitante a disposición respectivamente),
un despegarse de la figura de Franco y un aprecio a la hija del soldado republicano 'idealista' que no tiene sustento en las acciones reales del Perón del exilio,
la aceptación sin rodeos del accionar del Che (cuando el Che fue muy crítico del peronismo)
la muerte de Vandor como inevitable, con autores desconocidos y no como el asesinato asumido por grupos guerrilleros de izquierda,
la evidente confrontación entre una Evita muerta que lo comprende (Evita es el ideal de la izquierda peronista) y una Isabel esotérica, manipulada y lejana, y a pesar del cariño que Perón le profesa, la mira con lástima.
la bendición a Cámpora como candidato a Presidente desde un consejo dado por Evita hace años, es decir, desde la inmortalidad unge a quien será el prócer del peronismo kirchnerista (su grupo militante se autodenomina 'La Cámpora')
Entonces esta mirada de Perón, complaciente y lavada, está hecha en función a legitimar el gobierno peronista que financió la película (como se muestra en los créditos iniciales) y que desea apropiarse del legado del General, como tantos otros grupos peronistas lo quieren hacer.
Porque la figura de Perón es tan compleja, contradictoria, zigzagueante, astuta y polémica, que el movimiento por él creado tuvo lineas internas tan variadas que van desde el neoliberalismo al marxismo, pasando por estatismos, centrismos conservadores y productivismos, catolicismos y feudos provinciales tradicionalistas. Su figura sigue encendiendo odios y amores, irracionales y fundamentados. Es por eso que no está aún hecha la película que encarne esa figura con tantas aristas y caras como la de Perón.
El film de Laplace está hecha con cariño ingenuo, cierta nostalgia, un silencio absoluto de sus errores y oscuros manejos, y evidente intencionalidad política contemporánea. No alcanza para entender casi nada de lo que pasó.
marcospeliculas
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31 de julio de 2013
2 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lamentable utilización de fondos públicos en un país dónde hay otras prioridades. Una vergüenza, una caricatura.Sólo se salva la caracterización y sobre todo la voz de Laplace. Sólo por eso alcanza a una estrella.
Santiago Lynch
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