Bésame, tonto

Una comedia amarga que deja un sabor agridulce en la boca y nos congela la sonrisa con personajes neuróticos y celosos como Orville (Ray Walston), que sospecha hasta de un niño de 14 años, Dino, un cantante canalla y engreído, con un magnífico Dean Martin que realiza una parodia de sí mismo, la comedida y prudente espolsa Zelda (Felicia Farr) se soltará el pelo también, y como no, Kim Novak como Polly, una explosiva prostituta de ojos tristes y bellas curvas, que cambia el ritmo de la historia en cuanto aparece en escena.
Este título Wilderiano fue condenado por los organismos censores de la época, tachado de soez, e inmoral, y vapuleado por la mayor parte de los críticos que no entendieron el humor cáustico y el ataque frontal a la sociedad bienpensante e hipócrita de la América profunda.
Kim Novak y Felicia Farr son lo mejor de este alocado relato, dos mujeres que intercambian sus roles, comparten bondad e inteligencia, y se enfrentan a tres mezquinos representantes del sexo masculino. Sin olvidar que el responsable de todo esto fue acusado de misógino por los mismos que denostaron su obra.

He leído las críticas que hay en FA sobre esta película y una pregunta se repite continuamente en muchas de ellas: "¿por qué, teniéndolo todo sobre el papel, la película acaba siendo fallida o insatisfactoria en alguna medida?". De verdad, queridos amigos, no le déis más vueltas: porque es tirando a floja, sí, aunque sea de Wilder. Tengo un amigo que adora la música de Mozart, casi siempre luminosa, pero la adora más cuando se pone sombría y en modo menor. Yo podría suscribirlo a propósito de esta comedia de Wilder. Su parte "blanca" es desarmantemente ingenua, los chistes están anticuados, y todos los personajes sobreactúan de manera pueril para hacer más gracia, como en tantas comedias televisivas actuales. En cambio, la parte amarga, que asoma aquí y allá, no mucho, deja un regusto más hondo y unas sonrisas más pensativas y sabrosas. Más que una revisión crítica del sueño americano se trata de echar un poco de ácido, no mucho, sobre el amor, los celos y la fidelidad que se pone a prueba con el tiempo. Pero hay tanto astracán, tanto gesto hiperbólico, tanta mala teatralidad, (como ejemplo, la cena entre Martin, Novak y Walston),que el ácido inteligente pierde fuerza de manera alarmante. Incluso el legendario "ritmo Wilder" tiene aquí tantos bajones que se le queda a uno carita de pena al sorprenderse mirando al reloj. En general, va mejorando y superando grandes baches cuanto más avanza la acción, pero hay partes que pesan como losas.

De los actores, Ray Walston podría salir en la teleserie "Aida" o "Aquí no hay quien viva". Lo suyo no es la sutileza. Muchísimo mejor Dean Martin, que parece un verdadero golfo. (Quizá lo era en realidad). De las chicas, mejor Felicia que Kim. Está también muy buena y es mucho mejor actriz.

Para la memoria, alguna escena suelta y el maravilloso y ambiguo final.
Cine decididamente menor para mi gusto, consciente como soy de que la legión de fans de Wilder no me tragarán la opinión. Olvidable, una más.

La película en términos generales es gris, no solo por el blanco y negro, sino porque en comparación con otras del director le falta pegada. Es como un esbozo de una comedia al que aún le falta mucho para ser un guion definitivo.
Personalmente odio las críticas que achacan machismo a películas antiguas, me parece absurdo por varias razones, la primera es que las películas son propias de una época y la segunda, las películas están ambientadas "en" una época, es labor del que mira entender el contexto, y si quiere eliminar del mensaje subyacente lo que no le gusta, porque lo importante no son tanto algunas formalidades como la base del argumento.
En este caso, por ejemplo, se puede encontrar mucho de este mensaje, sin embargo al retirarlo nos queda algo que nos rechina... (spoiler)

No me ha gustado. No me ha gustado nada porque el marido es un tipejo celoso como nadie. Me estaba poniendo nervioso con tanta insistencia, pero claro, está exagerado hasta el límite para hacer reír. Pero no quita que uno piense en los celos cuando se dan en la vida real de esa manera. El operario de la gasolinera también cansa un poco, un pesado con sus canciones. Luego aparece Dean Martin como es él, haciendo de Dean Martin pero en exagerado, haciéndose el chulo con su carita guapa de galán de feria, y puede que no guste y menos a los que se tomen en serio estas películas.
También es discutible el papel de Kim Novak (como personaje) porque se ve que podía ocurrir más de un desenlace y prevés que el desenlace final será el más facilón pero por otro lado, igual es el mejor, nunca se sabe.
El caso es que así no se puede porque entonces va y se organiza un lío que es imposible que pueda darse en la vida real y ahí es cuando caes en la cuenta que por eso existen las películas como ésta y no queda otra que valorarlas. Y mucho. Kim Novak por medio, Felicia Farr por un lado y Dean Martin pivotando, y entre los tres, esa pareja cómica del profesor de piano celosísimo y el gasolinero listísimo... ¿Cómo se puede hacer una película con tan variopintos personajes? El señor Wilder lo sabe y lo hace con su peculiar maestría para las comedias.

Un chulesco y vividor crooner que acaba de finalizar un período de actuaciones en Las Vegas, Nevada, montará en su flamante coche para dirigirse hacia Hollywood, con la pretensión de actuar en una película y poner su voz en algún que otro programa televisivo. Para su desgracia, la carretera estará cortada, teniendo que dar un rodeo por un pequeño pueblecito llamado Climax. Allí, una pareja de amantes de la buena música y compositores de canciones sin éxito, intentarán vender un par de piezas al idolatrado cantante. Para ello, idearán hasta la táctica más pérfida, dejar que el gran Dino se acueste con la mujer de uno de ellos durante una noche, para mas "inri", el día de su aniversario de boda.

Divertida, graciosa y ácida comedia basada en una obra de teatro de Anna Bonacci. En el film se tocan temas como el espíritu creativo, la fama y el mundo del show business, el rol vital y su poder de transformación, la ruptura de estereotipos y los conflictos sentimentales, y en especial el problema de los celos enfermizos. Brillantes diálogos, maravillosa fotografía en blanco y negro de Joseph LaShelle y magníficas interpretaciones para una comedia irresistible.