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El manantial

Drama Howard Roark (Gary Cooper) es un arquitecto vanguardista, ávido de romper con todo lo hecho hasta ahora en los terrenos de la arquitectura. Dominique Francon (Patricia Neal) es una columnista del periódico The Banner de New York que también ama la individualidad y todo lo que libere al hombre de la esclavitud de las ideas. Juntos, pero "separados", iniciarán una guerra contra el mundo de lo convencional. (FILMAFFINITY)
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Críticas 84
Críticas ordenadas por utilidad
16 de junio de 2019
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mi, no se si la mejor película de la historia pero si mi favorita, La mejor adaptación de una novela jamás filmada. Analizarla me llevaría horas. Primero el significado de mensaje. Es un alegato a la libertad del individuo para crear y sobre la verdadera esencia de cualquier creación desde la perspectiva del individualismo metodológico y emocional del genio creador. En esta obra se defiende que cualquier idea no tiene como cometido complacer al público, ni siquiera por altruismo humanitario, sino expresar esa catarsis mental conductora del desarrollo humano. En otro orden de cosas argumenta con brillantez el panegírico libertario versus al comunitarismo, con especial aversión a la manipulación de las masas.
Roark (Gary Cooper) es un arquitecto de formas modernas que diseña por y para su inspiración, es el prototipo de genio individualista, integro e incorruptible que busca que sus edificios funcionales tengan cabida en una America dominada por el revival clasicista. Nadie cree en Roark, ni siquiera la bellisima Dominique Francon (Patricia Neal), la heroina de la película que es el personaje femenino psicologicamente más complejo de la historia de Hollywood, Ella huye de lo que ama por miedo a perderlo o lo destruye por pánico a verlo precisamente destruido. Demás esta decir que la pareja de actores está soberbia pero los otros tres personales de reparto no le van a la zaga: La antítesis de Roark es su colega de profesión Peter Keating que sólo busca la fama complaciendo al gran público o a los críticos y aquí entran en función el director de Banner y su crítico de arte, una especie de mezcla entre el Kremlin y Goebels. El guión con tal argumento de la novela original no requería cambio alguno, hubiese sido un sacrilegio que cualquier director famoso cometería, pero del que Vidor se cuidó. El tempo del desarrollo del guión es perfecto. La fotografía remeda a la del cine de los años 30 pero con los escenarios desnudos y funcionales de la arquitectura Roark, por momentos parece adelantar los años 60. Los claro oscuros y las sombras, el nitrato de plata, los planos y contraplanos, las aproximaciones, todo técnicamente impecable. Los monólogos y diálogos dificilísimos, si un pobre actor de hoy tuviese que interpretarlos tendrían que insertarle un telepronter en el cerebelo. Por supuesto con escenas de una pureza y una luminosidad cegadora, nunca vueltas a alcanzar en el cine, lo del encuentro de los protagonistas en la cantera es de extasis. Y Patricia Neal, una belleza que te deja sin palabras, sensualidad (de verdad) y glamour en estado puro, una domadora de leones. Cuando con asombro miro que hay bodrios como El Padrino que superan en aceptación a El Manantial me quedo perplejo y muy triste pero al tiempo logro entender, y por supuesto compartir, la filosofía de la obra maestra de la novelista Ayn Rand. Vean esta película, pero les advierto, no es para simplones. ,
Hammersfall
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3 de diciembre de 2013
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había una vez un hombre rico que tenía un fabuloso coche al que no le arrancaba el motor. Así que se dirigió a la casa de la marca para ver cuando lo volvería a tener listo. Después de días de excusas, finalmente los trabajadores de esa casa le dijeron al hombre rico que no encontraban el problema de la avería, y que podría, si quería, esperar 2 semanas a que llegaran nuevas repuestos de la fábrica en Europa.

El hombre rico no estaba dispuesto a esperar dos semanas más una reparación tan larga del motor. A pesar de que la marca ofrecia un buen servicio a su exclusiva clientela, las demoras las consideraba excesivas. Así que se quejó abiertamente.

Uno de los mecánicos, cuando el hombre se dirigía al taxi, se le acercó.

- Conozco un hombre que conoce el problema de cualquier motor sólo con escucharlo. Si quiere le daré la dirección de su taller particular.

-Bien, la verdad que no me inspira mucha confianza. Si fuera tan bueno estaría trabajando en una gran marca, pero estoy tan desesperado que si me da su número inmediatamente llamó a la grúa del seguro, para que lo acerque allí.

- Su taller no tiene que envidiar en instrumentación a ningún otro.-Dijo el mecánico.

Así que allí fue el hombre rico con su coche. El taller estaba en una buena zona de la ciudad. El mecánico era un hombre mayor. Como no podía ser de otro modo, estaba bien peinado y afeitado, sólo se podía reconocer su oficio por su fuertes manos anchas. El mono estaba limpio de grasa, la mesa de trabajo, al igual que sus herramientas estabn limpias y ordenadas .

El mecánico no era de muchas palabras. Enseguida se acercó al coche, abrió el capó, encendió el contacto y después de un instante sacó de un pequeño cajón un tornillo. Se agachó y lo colocó dentro de todo el laberinto de entrañas de los sistemas del coche. Volvió a meter la llave del contacto y el motor arrancó a la primera.

- Fantástico, realmente es tan buen mecánico como me dijeron.

El mecánico se agachó levemente agradeciendo el entusiamo.

- Y cuánto le debo?

- Serían 5.000$ dólares, señor.

- Hombre, es verdad que me ha sacado de un aprieto, pero...¿me va a cobrar tanto por un tornillo?.

- No, señor. El tornillo vale 1 $. Usted me paga a mí 4999$ por saber donde ponerlo.

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Si no encuentran una contradicción moral en este relato puramente Raydniano, una de dos: o no son convenientes para la sociedad...a pesar de todo, o son pobres de espíritu y no han llegado a ser "maestros" de nada.
Travisloock
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14 de octubre de 2017
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha parecido una película maravillosa, llena de ideales, de amor apasionado y una temática poco frecuente; la música maravillosa y Gary Cooper sencillamente genial.
carmen
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2 de mayo de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vidor es, sin duda alguna, uno de los más grandes cineastas de todos los tiempos. Toco prácticamente todos los géneros y, en esta ocasión, ataca un drama repleto de mensajes, una exaltación del individualismo frente al gris oscuro del colectivo, el genio frente a las masas.

Patricia Neal, intensa y bellísima, acompaña a un Gary Cooper que es ya toda una leyenda del cine y a unos secundarios magníficos, especial mención para el gran Raymond Massey.

Rodada con el pulso intenso de Vidor, es ante todo una película vigorosa, con un punto de CIUDADANO KANE en cuanto a planos sostenidos, fondos de enormes edificios, ventanales amplios que nos permiten ver aquello de lo que en verdad trata la película: la arquitectura y su importancia como generadora de mundos, inventora de paisajes.

Una película que, si bien en algunos diálogos y en ciertas situaciones acusa el paso del tiempo, es una muestra del cine de antes, del cine clásico que difícilmente pasará nunca de moda.
melchorin
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7 de junio de 2024
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El Manantial' constituye todo un hito en el tema del liberalismo llevado al cine. King Vidor tuvo el valor de filmar la magnífica novela de Ayn Rand del mismo título. Contó para ello con la propia autora como guionista y con excelentes actores encabezados por un Gary Cooper insuperable. Ciertamente era otra época y había mucha más libertad para tratar temas que enfrentan ideologías tan opuestas como el liberalismo y el colectivismo (socialismo). Para Ayn Rand el individuo es el valor supremo, su libertad, sus valores, su independencia estarán siempre por encima de colectivismos gregarios e imposiciones de politicos al servicio de sus exclusivos intereses.

El hombre libre e inteligente cree en sus valores y los defiende por encima de todo, sabe enfrentarse al rechazo social y asumirlo. Este ejemplo nos lo ofrece está estupenda película a través del arquitecto Howard Roark inquebrantable en mantener sus ideas defendiendo su modelo de diseño arquitectónico, rechazando proyectos que no se ajusten a su enfoque y, ante la premura económica que eso conlleva, aceptar trabajos de picapedrero en una cantera.

Grandeza de espiritu frente a un modelo sociopolítico que pretende destruir a los más creativos y valientes, inflexibles ante un poder obcecado en mantener en su redil espurio a todo el que destaque y difiera.

El discurso de Gary Cooper ante el tribunal es para sentar cátedra

Hay otros personajes que completan la terna y resultan imprescindibles para entender la actitud de H. Roark, en especial Dominique Francon (Patricia Neal) Gail Winard (Raymond Massey) y Elsworth Toohey (Robert Douglas) que realizan una interpretación impecable y de los que no revelaré más.

El film tiene un ritmo ágil con diálogos intensos y situaciones sorprendentes que te cautivan desde las primeras secuencias.

En resumen: una película valiente que desafía los valores imperantes de una izquierda manipuladora y destructiva frente al talento desafiante del librepensador.
Dominicio
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