Blog

Empiezo por lo malo, y así no nos queda mal sabor de boca. Me falla el final. Da la impresión de estar ahí porque había que terminar la película, y algo había que meter, pero lo que importa de esta película, es sin duda el proceso, bien desarrollado par mi gusto, por lo que no nos sabe tan amargo eso de un final poco convincente.
Pero ahora lo bueno. Al menos para mi generación, a la que no le pilla aún tan lejos la adolescencia, y que ve las nuevas generaciones de adolescentes con una mirada más comprensiva que nuestros padres, lo que se nos muestra aquí es real. No esas repelentes niñas de series de tv que actúan como adultos imbéciles. No, no. Bien reflejados todos y cada uno de los personajes. Los diálogos, maravillosamente captados (venga, que confiesen las guionistas, aquí ha habido muuucha observación de la realidad, ¿no?). Las actuaciones, frescas y naturales. Los insertos del "querido" msn, ya eliminado de nuestro ordenador, pero que grandes ratos nos ha dado, muy bien traídos a pantalla.
Y la historia atrapa. Con sus más o sus menos discutibles, pero resulta interesante. Quizá más para un público femenino de 20 años para arriba resulta más interesante que para otros, pero bueno, que la película tenga su target no tiene por qué ser algo negativo necesariamente. Y yo estoy en ese target, así que me declaro a favor de la película.
La mejor visión de la adolescencia que he visto en el cine, la más creíble, capaz de hacerme sentir identificada, y capaz de hacer sentir vergüenza ajena de esas niñas y a la vez pensar: dios, es que realmente éramos así.

Que se recuerde de los últimos años, entre los directores de la Escuela de Cine de Madrid (ECAM) no hemos visto más que mercenarios y algún que otro raro. Mientras que de la de Barcelona (ESCAC) han salido proyectos, con mejor o peor resultado, de mayor o menor gusto, pero de los que se percibe una mirada consciente y acorde a los límites y presupuestos que ha de abordar un primer film. La productora asociada a la escuela catalana Escándalo Films sea probablemente la responsable de tal coherencia. Tomen nota el resto. Lo dice un defensor del cine mesetario de los 60': el de Saura, Camus, Patino, Borau, Regueiro, Picazo y demás. Ahora el cine madrileño digamos que no existe. Pero eso es otro asunto a tratar. Ya lo hablaremos otro día. Ahora toca hablar de 'Blog', el valiente primer trabajo de Elena Trapé, ni mucho menos perfecto, pero sí en otra galaxia, la buena, la deseada, donde queremos que estén los retratos de la juventud española, y no aquella a la que pertenecen esas bazofias televisivas, que curiosamente, son las que ven las protagonistas de esta perspicaz película. Porque de eso trata el film de Trapé: de sumergirnos en la vida de un grupo de adolescentes por medio de sus conversaciones ante una webcam, a modo de vídeo-blog, y de las relaciones y los roles que adoptan entre ellas.

Para adentrar con verdadera expectación al público en el experimento de situar webcams en las habitaciones de las jóvenes durante seis meses a modo de "confesionario", la historia parte con un planteamiento enrevesado y perverso. El McGuffin elegido por los autores de este relato es el propósito de un grupo de jóvenes de mantener relaciones sexuales por primera vez (¿para así quedarse embarazadas?), todas al mismo tiempo (no en el mismo lugar), y como si de un simple juego se tratase. A partir de ahí comienza el regocijo por el que fluyen unos personajes femeninos no faltos de inocencia, cada cual con una personalidad diferente a la hora de afrontar distintas situaciones, especialmente la sexualidad. No es nada fácil delimitar qué parte hay de naturalidad, de instinto y espontaneidad en las interpretaciones de estas actrices no profesionales, y cuál es la otra, la que viene marcada (o simplemente condicionada) por las exigencias del guion. Aunque el trabajo de 'Blog', que podríamos considerar como una variante del cinéma verité, más bien parece consistir en rodar y rodar, para después cortar y cortar. Así que resulta complicado constatar si el film llega a conseguir un fin pedagógico, porque seguramente acabe bordeando lo banal y lo superficial. Eso sí, indudablemente necesario puesto que permite analizar e interpretar desde un nuevo punto de vista una delicada etapa por la que todos pasamos, pero que nadie acaba -ni quiere- comprender.

Unas chicas de 15 años hacen pandi. El argumento es ese. La líder del grupo planifica la cuestión y va reclutando coleguillas, cual secta de las peligrosas. Y a ti, que estás viendo la jugada, te queda el interés de saber de qué va el condumio de la reunión. ¿Qué es lo que se proponen estas chicas? Ahí lo dejo…

Mientras esa curiosidad se alimenta, nos fijamos en el formato. Muy bien. La directora hace algo diferente y arriesga un poquitín. Se agradece.

La peli destaca por su autenticidad. Las chicas hablan exactamente como lo hacen las chicas de su edad. No son idiotas, son adolescentes. Hay gente que no valora la diferencia, pero Elena Trapé si lo hace, y lo hace muy bien.

Vale, pero yo hice una pregunta en el primer párrafo. ¿Qué es lo que se proponen estas chicas?... Cuando llegas a este punto, todo se va a la mierda, tronca. Y es que lo que nos cuenta Elena Trapé es ciencia ficción. Físicamente, si no imposible, francamente improbable. Si recurres a la combinatoria, debe dar un resultado de 1 entre 112.147.401.

Jo, tía! Qué mal!

Seguramente no exista modelo único para la génesis de una película. Seguramente, cientos de diferentes caminos han conducido a los millones de estrenos habidos durante más de un siglo ya.

Sin embargo, parece aceptable que el itinerario clásico haya partido de la idea de un director o de un productor, que han contado con una inquietud artística o económica y un guión y se han apoyado en el trabajo de unos actores profesionales de la interpretación, elementos fundamentales para transmitir con gestos, modulaciones de voz, fraseos y miradas la información que subyace al guión, el subtexto.

Por último, se apoyarían en elementos más técnicos, sonido, montaje, posición de cámara… como elementos diferenciadores respecto a otras películas anteriores y futuras.

Como efectivamente ha pasado ya tanto tiempo y se han hecho tantos filmes, diferenciarse y no repetirse es prácticamente imposible. Así que una de las primeras necesidades a la hora de pensar en hacer una nueva película es definir la aportación que esta va a suponer, sea en el plano técnico, en el fondo del argumento o en la forma de enfocarlo.

Para su primera película, Elena Trapé ha tomado la adolescencia como su foco de atención, dirigiendo su cámara hacia un grupo de niñas que cursan segundo de la ESO. No es un tema que no haya sido tratado, aunque su punto de vista es el de las propias protagonistas, lo cual sí constituye un hecho novedoso. En la perenne distancia e inevitable falta de entendimiento mutuo entre adultos y adolescentes, «Blog» ofrece la posibilidad de que los que ya pasamos aquella época nos acerquemos a su particular enfoque actual.

La apuesta de la directora ha sido evitar una narración al uso y apoyarse en las actuales web-cams, adoptando la estética propia del mundo informático al que tan ent5regados se encuentran los más jóvenes.

Y es en este punto donde bajo mi punto de vista el intento de Elena Trapé no culmina. La opción de dejar una cámara al pairo, rodando lo que suceda en la realidad sin intervenir en ella para luego darle ritmo a la trama en la sala de montaje, es una tendencia del cine naturalista desde hace ya décadas. Una opción muy arriesgada que se aleja de aquel modelo clásico de director con una idea.

Una idea que en este caso además no cuenta con actores profesionales, cuya aportación se echa mucho de menos. Pienso en personajes que evolucionan con la trama y muestran conflictos internos de valor universal.

El intento es interesante y cumple una función informativa sobre usos y preocupaciones de la adolescencia, pero no emociona y queda lejos de ser buen cine.

Es que no me aclaro, de verdad, me cuesta mucho trabajo sacar algo en claro de este película, y no es porque el argumento sea complicado, no, no, todo lo contrario, cuando lo encuentre te aviso, lo que pasa es que, a mi entender, la directora quería hacer una película, pero le salió otra bien diferente, porque si de verdad querías hacer esta película, la has cagado, Elena Trapé.
No se si será por la cantidad de estereotipos que hoy día nos perforan las corneas sobre adolescentes cocainómanas o capullos resabiados que buscan una vagina allá donde pueden, no se, estoy confuso, porque las angelicales niñas de esta película no se drogan hasta morir ¡Si hasta a una de ellas le da cosa meterse un tampón!
¿Acaso las adolescentes de hoy día no son esas que se quedan preñadas y no saben cual es el padre porque iban de setas hasta el ojete y se pasaron por la piedra a tres tíos en una super fiesta en casa de papá cuando esta de viaje? ¿O, por el contrario, son aquellas que tienen eternas conversaciones por el messenger de temas insustanciales o a las que el sexo les da miedo y se sienten feas, incluso las guapas?
En eso tengo que darle un minipunto a la directora, porque ha sabido conectar con aquellos que pensamos que la adolescencia no es como la pintan los Física y Química de turno. Bien, bien.
Por otro lado, y dejando las disertaciones sociológicas de la basura televisiva, la película en si, no es gran cosa, aburre en un 60% y la ausencia de banda sonora la hace pesada y tediosa. Y si sólo pones banda sonora a los momentos clave, pues vaya, eso es previsible. Lo que si me gusta es la veracidad de lo que se dice, que no la forma. Hilar la película a través de blog y cámara en mano es una idea atrevida, pero la austeridad de medios hace que, a la larga, sea un poco decepcionante, pero bien.

Lo bueno: la idea que expone, el suficiente coraje como para no dejarse llevar por los estereotipos, la habilidad para no hacer incoherente una conversación con las diez chicas en plano hablando cada una a su rollo y los decorados de las habitaciones están currados, son repelentes, pero están currados.

Lo malo: la falta de capacidad dramática de las chicas, planas cono tablas en muchos casos y la falta de una motivación argumental que te mantenga atento. A veces cuesta trabajo no mirar a otro lado.

Mi nota es un seis, porque me he dado cuenta que al lado del seis pone "interesante". Supongo que es una buena forma de describir la película. Aunque ahora que lo veo "pasable" también es una buena forma. Ya lo veré.

¿Quién sabe? a lo mejor dentro de 15 años sea una película de culto y la gente diga: "Oh, que retrato más fiel de la adolescencia de aquella época. No fue aclamada por la critica ni obtuvo apenas recaudación, pero pronto se hizo un hueco en el cine español imprescindible.... Tiempo al tiempo y sino vean Kárate a muerte en Torremolinos.