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Hasta el último hombre

Bélico. Drama Narra la historia de Desmond Doss, un joven médico militar que participó en la sangrienta batalla de Okinawa, en el Pacífico durante la II Guerra Mundial, y se convirtió en el primer objetor de conciencia en la historia estadounidense en recibir la Medalla de Honor del Congreso. Doss quería servir a su país, pero desde pequeño se había hecho una promesa a sí mismo: no coger jamás ningún arma. (FILMAFFINITY)
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Críticas 264
Críticas ordenadas por utilidad
7 de diciembre de 2016
201 de 257 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si la globalización y la idiotez generalizada ha llevado a que se juzgue a un artista por sus hechos como persona y no por su trabajo profesional pero llevamos demasiado tiempo asistiendo a juicios absurdos sobre películas por situaciones ajenas a las mismas. Tom Cruise, Fernando Trueba, Javier Bardem y, ahora, Mel Gibson por poner sólo unos ejemplos. Quizás ellos mismos tengan parte de culpa por exponerse tanto a los medios pero, creo, deberíamos juzgar por el resultado artístico y no por lo extra profesional.
Después de esta introducción quiero dejar claro que desconozco el 90% de las acusaciones que se hacen sobre Melón Gibson pero conozco y aprecio el 90% de su carrera artística y este HASTA EL ÚLTIMO HOMBRE me parece una obra maestra cargada de arte y valores. Una historia impresionante y edificante que causa verdadera indignacion contra las guerras y quienes las promueven a pesar de que muchos acusarán al director de recrearse en el efectismo sanguinolento y en la violencia...totalmente necesarios, a mi modo de ver, para causar los efectos queridos por el autor.
LA PASIÓN DE CRISTO tuve que verla cuatro veces porque a la mitad del metraje dejaba de verla por el dolor que me causaban las imágenes del calvario de Jesucristo y aún hoy me estremezco recordando esas escenas. Aquí el dolor no resulta tan cercano pero la posición de Desmond Doos sobre el pacifismo y el amor al prójimo resulta cercana y edificante. Una película larga que se hace corta y una pasión en su elaboración tal que te atrapa desde los primeros minutos y te atenaza a la butaca queriendo ver más.
HASTA EL ÚLTIMO HOMBRE no es la redención de Gibson...es una muestra más de su extraordinario talento que debe ser juzgada como lo que es: una gran película.
Más que recomendable.
LuisOrtiz
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25 de noviembre de 2016
163 de 203 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevaba mucho tiempo Mel Gibson sin dirigir, pero ha vuelto fuerte con una buena película sobre un objetor de conciencia condecorado en la Segunda Guerra Mundial. La película funciona muy muy bien, sobre todo cuando llega a la parte bélica, la trama es la de cualquier biopic, pero Gibson le da aquí su toque, rodando impresionantemente la batalla de Hacksaw Ridge, sin duda una de las mejores escenas de guerra de lo que llevamos de siglo. Cruda, como le gusta a Gibson, sucia, y sin cortarse un pelo. Y realmente es interesante es que se trate de una batalla cuando la guerra ya estaba prácticamente ganada, ante la feroz resistencia de los japoneses (antes de tirar la bomba H). Andrew Garfield está muy convincente en su papel de Doss, un chico muy religioso convencido de sus ideas y que a pesar de estar en contra de matar y de las armas, se alista. Puede que ese sea uno de sus puntos flacos, y es que el protagonista es el típico protagonista que lleva al mundo en su contra, es perfecto y no tiene defectos y que tuvo una infancia difícil. Mención aparte para Hugo Weaving haciendo del padre, con una interpretación fabulosa en las pocas escenas que tiene, en la primera parte de la película, antes de las escenas bélicas.
A favor hay que decir de Gibson, es que la película tiene una dirección genial y que va de menos a más, de cosas que ya habíamos visto hasta explotar en las escenas bélicas, y llegar a transmitir la dureza (y aunque sea pacifista no puede evitar ponerle epicidad a la batalla) de la guerra. En contra hay que decir, que aunque esté bien contar el elemento religioso cristiano, a Mel a veces se le ve el plumero y abusa de él (ver en spoiler), y a veces se nota que la película está rodada para ser premiable. Sin duda no llega al nivel de Braveheart, pero sin duda, Gibson nos ha traído un muy buen biopic bélico, que encantará a los que les guste Gibson.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Diego_95
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27 de noviembre de 2016
110 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gibson vuelve a rodar una película y esto vuelve a ser una buena noticia para el aficionado al cine. Gibson a vuelto a crear un buen film y sigue siendo fiel a si mismo con todos sus pros y contras.

Gibson crea una película claramente dividida en tres partes. Antes de la guerra, en el ejército antes de ir a esta y la tercera ya en la guerra. Las tres partes suman el destino de nuestro héroe, Desmond Doss. Nos desvelan su recorrido, sus creencias y su fe, el como llego a estas, como luchó contra prejuicios y mentalidades opuestas y como demostró que tenía razón y la utilidad de su fe. Si, Hasta el último hombre es una película fiel a Gibson y sus creencias y su fe, la película tiene raíces fuertemente religiosas y las expone sin pudor ninguno.

De las tres partes en las que se divide la película es más floja la primera, demasiado tópica, demasiado cliché, bien realizada y funcional pero muy vista. La segunda, pese a que recuerde a La chaqueta metálica, consigue emocionar y quizás enervar debido a la testarudez de su personaje principal. Pero es en la tercera en la que da el todo, se inicia con una larga secuencia bélica... O podríamos decir LA SECUENCIA BÉLICA, convirtiéndose en una de las mejores y más brutales que servidor ha visto jamás, magnífica en todos sus aspectos, el espectador es trasladado a la guerra, al campo de batalla, al infierno, la película nos obliga a dejar nuestra butaca y nos hace arrastrarnos por el fango mientras miles de disparos y docenas de bombas golpean a nuestro alrededor. Es el horror como pocas veces se ha visto. Solamente por esta secuencia ya vale la pena ver la película. Sublime. Posteriormente el relato no llega a volar tan alto pero tampoco acaba por decaer (se pueden poner ciertos peros cinematográficos al momento crucial de la película, el peligro va y viene y por ello la tensión sufre altibajos)

Nos encontramos con una buena película, a la que los mayores peros que se le pueden poner son morales (véase en spoiler un comentario al respecto)

Al basarse en una historia real más increíble que la ficción, usar a un héroe real, se corre el riesgo de caer en la hagiografía, en la mitificación y mistificación del héroe, olvidar que es una persona real y convertirlo en un santo. Y en ese defecto cae la película, durante toda el relato vemos la luces de Doss pero no sus sombras, de todas formas resulta creíble y bien expuesto durante casi todo el metraje, pero es en su parte final donde la narración cae estrepitosamente en ese error, crecida en si misma, opta por dejar atrás el realismo más salvaje y volverse épica, convertir al héroe en alguien a admirar digno de devoción, volverse una hagiografía pueril y mandar al traste el relato moral.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Meinster
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19 de noviembre de 2016
87 de 105 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diez años después vuelve Mel Gibson a ponerse detrás de la cámara. Esta vez no podrán sus detractores acusarlo de violencia gratuita, porque su película es todo lo opuesto, no sólo por el mensaje antibelicista que trasmite, sino también porque lleva a la pantalla la vida de Desmond Doss, un héroe de guerra que lo fue detestando las guerras y sin haber cogido un fusil en su vida. Tampoco podrán acusar a Mel Gibson de pretender trasmitirnos un mensaje fundamentalista, porque aunque Doss fuera religioso, no eran sus convicciones religiosas quienes lo movieron, sino que fue realmente el primer objetor de conciencia en la historia de los ejércitos modernos. Y todo eso Mel Gibson lo deja bien claro.

Ignoro si la sionista Hollywood habrá terminado de saldar cuentas con el director, pero para mí, su película merece estar nominada en varias categorías. Película, director, fotografía, banda sonora, pero especialmente las actuaciónes de Andrew Garfield, y de Hugo Weaving como su padre.

Arranca el biopic mostrándonos la vida de Desmond y la importancia que para desarrollar sus convicciones pacifistas, tuvo el haberse criado en un hogar roto, un padre alcohólico y maltratador. Héroe de guerra, condecorado en la Gran Guerra, pero incapaz de controlar los demonios que trajo consigo de Francia. Desmond nunca quiso ser como él, aprendió de pequeño el precio que el ser humano paga por las guerras.

He leído que algunos críticos atacan a Mel Gibson por la comicidad de la película durante los minutos de entrenamiento militar, con un sargento instructor guasón, interpretado por Vince Vaughn. Poco puntos flacos debe tener la película, para que los que no tragan a Gibson, lo ataquen por ahí. Resulta obvio que esos minutos relajados y divertidos, son conscientes. Pretenden mostrarnos a la juventud que va a quedar devorada por los horrores de la guerra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rufus T Firefly
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9 de diciembre de 2016
108 de 177 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crítica de “Hacksaw Ridge” (Hasta el último hombre)

-Gibson continúa filmando su propia expiación en la piel de otros personajes. Su garra y su nervio siguen intactos, pero con eso no se gana una guerra.
-El drama academicista, el tributo simplista y el belicismo llameante conviven en una película que casi todo lo que tiene de espectacular, lo tiene también de tosca, trivial e inconsistente.

Gibson ha vuelto, si no habíais leído nada parecido estáis algo perdidos últimamente en lo que a cine se refiere. El eterno salvaje incorregible tras renacer como tal en “Blood Father”, ha regresado tras las cámaras para contarnos la odisea de un soldado diferente, cuya única arma eran sus creencias y su inmenso valor. El personaje es Desmond Doss, un joven médico militar adventista que participó desarmado en la Batalla de Okinawa, en la II Guerra Mundial, y salvo 75 vidas. La película hace referencia constante a ese “milagro”, porque incluso siendo esta una historia real, parece una ficción en toda regla. El guion lo firman Robert Schenkkan (“The Pacific”), Randall Wallace (“Pearl Harbor”) y Andrew Knight (“The Water Diviner”), y en el reparto encabezado por Andrew Garfield, encontramos también -entre otros- a: Vince Vaughn, Hugo Weaving, Teresa Palmer y Sam Worthington. Veamos si Gibson se reintegra a filas con suficiente artillería o si debió quedarse beodo en la moqueta.
El cineasta opta por una estructura clásica para contarnos la historia del soldado Doss, no obstante hay dos partes bien diferenciadas, una primera de presentación y posterior entrenamiento militar, una segunda de guerra. Comenzamos con una presentación de la infancia del personaje y los elementos que dieron lugar a los valores que posee en su madurez. Gibson nunca ha sido sutil y en esta ocasión la brocha gorda domina el lienzo. A la presentación le sigue el entrenamiento en la base militar y los diferentes obstáculos a los que Doss se enfrenta para poder servir en la guerra. Toda esta parte carente de explosiones y cámaras lentas, es puro academicismo, corrección sin ningún riesgo. El cineasta es un narrador excelente y por eso consigue que nos mantengamos interesados por lo que pasa aunque el guion apenas tiene las agallas o la habilidad para ir más allá de lo puramente superficial. Pero aparte de una dirección elegante, un hábil control del ritmo y un montaje impecable; la primera hora destaca por sus secundarios. Sí, es cierto, Garfield es una elección de casting soberbia, siempre se le ha dado bien mostrar un gran abanico de emociones. Pero lejos de su -ciertamente- entrañable y permanente expresión melindrosa del primer tramo, otros actores como Hugo Weaving o Vince Vaughn se comen sus respectivas escenas mejorando mucho lo que la película tiene que ofrecer por si misma. Porque sin el polémico director tras las cámaras y sin el trabajo del reparto, estaríamos ante otra apuesta bélica del montón, un telefilme no demasiado brillante.
Parte de la culpa es de un guion simplón, plano y obvio, que además trivializa algunos temas de forma desaconsejable. Aquí no hay lugar para al sutileza, el matiz, el punto de vista o el tono grisáceo. El mayor problema es una vertiente pacifista que no solo no se desarrolla dramáticamente, sino que se contradice súbitamente en la segunda parte, eliminando cualquier rastro del aparente carácter antibelicista de la película. Al final, la propuesta termina siendo un mero tributo para un héroe singular, una especie de enaltecimiento patriótico. Lo que no deja de ser es una competente propuesta bélica que destaca por la increíble pericia de Gibson para la narración y por una dirección llena de potencia visual. Que precisamente alcanza sus mayores cotas en la hora final, toda ella sangre y fuego, épica sangrante, como todo su cine. Un impresionante y visceral destello infernal que es cuanto menos discutible. Por eso de que la fe en dios y los valores pacifistas (y ligera superioridad moral...) del protagonista acaban haciendo que sus compañeros renueven sus ganas de trinchar japoneses convirtiéndose en letales armas divinas de matar, también porque Gibson continúa filmando la violencia con evidente placer y excitación, lo que nunca ha dejado de ser inquietante, pero por primera vez es incompatible con las aspiraciones de su película. En los últimos minutos hay dos escenas bastante innecesarias y la cinta termina derivando hacia lo mesiánico, en especial en un plano final entre la revelación y el despropósito.
“Hacksaw Ridge” no será recordada por su atrevimiento, tampoco por su simplista dimensión dramática ni por su vena mesiánica o su paradójico mensaje antibelicista. El nuevo filme de Mel Gibson, su quincuagésimo renacer redentor, será recordado por unas escenas de batalla tan poderosas como sobrecogedoras, pues son de las mejores que el género ha dado en los últimos años. Es donde el cineasta está más cómodo, donde puede dar rienda suelta a sus problemas no resueltos con la violencia, que para fortuna del espectador, concuerdan a la perfección con sus alucinantes soluciones visuales. Gibson puede quedarse, pero la próxima vez es mejor que cambie la biblia por su rifle. Al fin y al cabo la mona siempre es mona, incluso si se viste de púrpura.
ALESNAKE
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