Está más que claro que, quien haya visto una sola vez Misery, habrá notado en el guión de Musarañas un parecido tremendo. Quien la haya visto más de una vez, se habrá dado cuenta de que no sólo se le parece a nivel general sino que pequeños detalles están impregnados en cada escena.
Optar por hacer un Misery a la española no me parece mal ni reprochable. Lo malo es que el género no está definido y no parece algo intencionado; hay momentos de la película que (creo) pretenden dar miedo y lo que producen es risa; demasiada exageración en la interpretación y poca sutileza en las escenas gore que, a pesar de que normalmente me parecen valientes, en este caso me han parecido una decisión equivocada y fácil.

Sin embargo, hay momentos que transmiten lo que pretenden; incomodidad. Y eso más que por la historia me parece que se consigue por la ambientación y el arte; una casa antigua con techos altos y pasillos largos, poca luz y mucho Cristo. Vestuario, época y peinados sombríos.

Está bien llevar lo americano al terreno español y no lo español al terreno americano, en esta película han hecho bien en no querer ser una simple copia de Misery sino más bien una adaptación, aunque no quieran decirlo así.Una adaptación conseguida aunque no perfecta, ya que competían con un monstruo demasiado fuerte y conocido por el público.

Kevin Smith es de estas personas que puedo admirar. No por el resultado final del filme, por si su película es buena o es mala, sino por tener el valor de crear algo tan asombrosamente extraño.

Una de esas películas que vas a ver a Sitges y, teniendo en cuenta que ya sabes qué linea se sigue en este festival, te sorprende.

Otro aspecto positivo es la mezcla de tonos bien llevada, ese estilo tarantiniano en los diálogos y esa increíble maestría al hacerte creer que va a ser una película de humor y que, de repente, te ponga en una tensión vertiginosa que roza el terror.

Todavía hay más; la dirección de actores es de diez. Los cuatro o cinco personajes principales son sublimes, se adaptan al tono sin titubear. Está claro que Michael Parks se lleva la palma, pero Genesis Rodriguez se destapa mostrando su increíble capacidad de actuación con largo un primer plano que te mete al cien por cien en la película.

Vayamos por partes, como lo hace la película:

La interpretación de Jake Gyllenhaal es ni más ni menos lo mejor del filme, y no debe haber sido nada fácil, no solo por la dificultad del papel, sino por seguir órdenes de un director que no tiene una línea aparentemente clara de lo que va a ser su película.

El guión me pareció, de base, algo bueno. Sin embargo a medida que avanza la película y con ella los cambios de tono, he tenido la sensación de adentrarme en algo que no sabía hacia donde me llevaba, hacia donde apuntaba. Si la premisa de la historia hubiera tenido más coherencia desde el principio hasta el final, seguramente habría acabado el film pensando que Dan Gilroy es un maestro. El problema es que no solo hay cambios constantes de tono y que esa premisa no está explotada como podría estarlo, sino que además hay fragmentos del film en el que este director y guionista nos trata de espectadores medios, espectadores que se tragan situaciones nada creíbles. Una lástima, porque la idea me parecía parcialmente innovadora y sorprendentemente fuera de la línia a la que estoy acostumbrada en Hollywood.

La música no podría ser peor. No se con qué criterio escogieron al compositor o si la intención del film es hacerte reír en momentos en los que aparentemente se trata un tema lo bastante serio. Hay escenas que me recordaron a películas de Antena 3 que pasan a las 4 de la tarde, y no fue por una mala imagen, ni tampoco por tratarme como una espectadora idiota, sino por esa horrible banda sonora que te aleja constantemente de la película y del tono general de la misma.

Por último y ahora si positivo, la imagen es perfecta. Los planos están cuidadosamente escogidos e incluso y, gracias a dios, te hacen pensar. Planos con multitud de información que a veces, eso si, son demasiado evidentes.

La flor de mi secreto

Con esta película y este director tengo contradicciones, la película me gustó pero al director lo detesté.
El film me pilló por sorpresa. Antes había visto un par de películas de Almodóvar que no se por qué no me acabaron de complacer. Con La flor de mi secreto entendí lo que era; la obviedad de sus personajes. Son personajes característicos, divertidos, curiosos, pero no dejan nada a la interpretación del espectador, eso sí, la actuación es brillante, se tiene que reconocer que la dirección es impoluta en ese sentido.
La película, tan española como es, refleja una sociedad de un modo muy realista, con unos personajes también realistas, aunque llevados a extremos. La flor de mi secreto respira autoría por todas partes, en todos los aspectos, y eso siempre es bueno; tener estilo y que además sea propio es el deseo de todo director.
¿Pero qué pasa cuando conoces al autor del film y no te cae bien? A mi me creó esa contradicción. Después de escucharle hablar pensé, “la película ha perdido un punto, a mi parecer, importante”. La constante intención de remarcar sus orígenes, tan humildes, y decir que la anonimidad es algo maravilloso cuando se trata de un director conocido mundialmente, me decepcionó, es más, me irritó. Con este director me pasa lo opuesto a Guillermo del Toro. Almodóvar intenta aparentar, y hacer creer a los espectadores algo que no es, en cambio, Del Toro es lo que es y a quien le guste bien, y a quien no, también, algo que encuentro necesario y como dije admirable en el cine.
Otro aspecto que me llamó la atención fue el hecho de responder a “¿por qué utilizas el rojo y el verde en tu película?” con un “¿Hay verde? No lo sabía.” Lo peor es que hay gente, supongo que ídolos incuestionables de Almodóvar, que le rieron las gracias. A mi me pareció triste, un director debe saber el por qué de TODO lo que hay en su película.
Si tengo que decir algo por lo que dije, “gracias señorísimo Almodóvar” fue: “Me alegro de que existan clases de dirección (falso) pero no creo que haya método para dirigir, cada cual elige su forma del modo más humano posible”.

Dejando de lado las sensaciones que me transmitió el director, he decidido quedarme con esa frase y con la sensación de haber visto una buena película española que, tras años de haberse hecho, sigue emocionando y haciendo reír al espectador.

Hay gestos inconscientes que solo pueden surgir del aburrimiento: mirar la hora, mirar cuantos minutos de film han pasado y restarle los que todavía quedan. Esperar los títulos de crédito del final. Eso es lo que me pasó con esta película y me pareció ver que no era la única; pantallas de móvil alumbraban las caras de mis compañeros.
Habían momentos de conexión entre el film y yo. La incineración del cadáver, un tema tan serio tratado con esa comicidad y falta de humanidad me gustó y me hizo reír. También me hicieron reír los efectos especiales característicos por su cutrez, que acompañaban sin duda el género del film. El resto; guión, escenificación, arte y banda sonora de la película, me sobró.


Sin embargo, luego fui un poquito más allá. Miré entrevistas con el director y entendí que tiene una pasión diferente al resto, con una mentalidad fuera de lo común, un hombre original y complicado. El director me cayó en gracia y por eso luego, después de día y medio tras haber visto la película, me la replantee y entendí que no tengo demasiado a entender. Él crea, a partir de su universo mental, una película que va con sus ideas. Eso está bien, aunque tiene el riesgo de que no a todo el mundo guste, de hecho debe tener un público muy determinado y eso, entendiendo que no hace cine que espere gustar sino satisfacer su necesidad como cineasta, me apasiona.

No me gustó la película, pero me encantó la pasión con la que el director crea una idea y la lleva hasta el fin a pesar de no tener todo a su favor.

Olé su entrega y olé su manera de entender el cine. Olé su coraje. Olé los cineastas como él.