Harper, investigador privado

Estamos ante una más que interesante propuesta de historia de detectives. No cabe duda de que esta película se ciñe en los clásicos policíacos de los años sesenta como "Bullit" pero trata de elaborar una trama, con sus respectivos giros argumentales y unos personajes que la hacen más propia del cine negro de los años cuarenta. Digamos sencillamente, que la película sabe recoger cada uno de los mejores elementos de esas épocas mencionadas y los combina de forma soberbia.

Al principio, consideré que a la película le costaba arrancar mi interés, craso error el mío, pues poco después, lo que parecía una trama de lo más sencilla se convierte en todo un entramado de situaciones donde la trama adquiere cada vez mayor complejidad e interés donde nadie es lo que parece ser y donde las traiciones son el pan de cada día. Tampoco se puede negar que el gran encanto de que esta película reside en su espectacular reparto, resaltando la figura del gran Paul Newman, que toma el personaje de una forma totalmente convincente haciendole de lo más carismático. Y es que a los pocos minutos uno tiene la sensación de que Newman haya nacido para interpretar al detective Harper.

Pese a no ser una obra maestra, es una muy buena película de detectives que recoge lo mejor del género en sus respectivas épocas y con un Paul Newman que pone la guinda en el pastel gracias a su incuestionable carísma. El resultado es una película absolutamente entretenida y descaradamente bien hecha. Chapeau, Paul.

Lew Harper [Paul Newman], casado con Susan [Janet Leigh] y a punto de divorciarse por su desordenda vida profesional, es contratado por la sra. Sampson [Lauren Bacall], cuyo marido ha desaparecido y tiene todas las muestras de haber sido raptado. La señora vive con su hijastra pero no se lleva bien con ella. Harper, siguiendo las indicaciones del abogado de los Sampson y con la ayuda de la hija del desaparecido y su novio se dedica a indagar por los escondrijos donde pudiera andar el pájaro. Betty Fraley [Julie Harris], una borracha empedernida, le conduce a una secta de culto solar que recibe ayudas del desaparecido Sampson y ahí es donde está la madre del cordero. Lo demás son idas y venidas desentrañando el secretos de los adoradores del sol en las montañas de Los Ángeles.

Buen cuadro de actores con buenas actuaciones pero el guión tiene muchas derivaciones a cada cual más extraña. La película quiere recuperar el cine negro de los 60 y el guión se complica de manera imprevisible. El relato conduce a una trama de personajes turbios, alcohólicos, corruptos metidos en negocios ilegales de tráfico y explotación de obreros hispanos en USA. Buena descripción de los personajes de la trama, que en sí mismo no reviste mayor importancia. Newman es el que carga con el peso de la película sin que la mujer, la hija del secuestrado, el novio o el abogado de la familia hagan mayores aportaciones. Preciosos paisajes del sur de California y una musiquilla que acompaña esta película que tiene su punto de interés.

Correcto noir cuya condición sesentera añade hipsters, psicodelia, minifaldas y laca como para agujerear tres capas de ozono al consabido detective cínico y el ramillete de mujeres fatales.
Pese al reparto de campanillas, "Harper" está concebida como vehículo para el lucimiento de un Paul Newman perennemente en escena, de modo que sus fans estarán encantadas. No tanto aquellos a quienes se nos indigesta tanto fruncir de morritos, a los que puede que la película se nos haga un tanto cuesta arriba. Demasiado guapo para el personaje. Me quedo con Bogart. Lauren Bacall también.
No obstante el amaneramiento ceñudo del protagonista, la simpatía del mismo y los alambicados giros de un guion tramposo como un trilero mantienen vivo el interés de una película ya algo cuarteada por las décadas. Y es que no todo envejece tan estupendamente como lo hiciera Paul Newman o la aquí taimada Lauren Bacall.

Homenaje al cine negro de los años cuarenta con un estupendo Paul Newman encarnando al detective Harper, que recibe el encargo de averiguar el paradero de un marido millonario desaparecido.

El guion de William Goldman desarrolla una densa y compleja trama de secuestro con la suficiente intriga como para mantener el interés hasta su desenlace. El final me lo imaginaba. Aunque no he tenido excesivas dificultades en seguir el hilo de la trama tampoco me ha apasionado en exceso, es decir, que no he disfrutado de lo que me cuentan pero sí en la manera de hacerlo, con un acertado Paul Newman moviéndose como pez en el agua entre los peores ambientes en busca de su secuestrado. Con su habitual sorna y cinismo su personaje es de los que cautiva y si además le acompaña un sólido reparto y el bello paisaje californiano en el que transcurre la historia, hermosamente fotografiado por Conrad Hall, entonces tenemos una buena película cuyo éxito de crítica y público propició una secuela nueve años después ya no tan conseguida.

Desde el minuto uno, Paul Newman hace suyo el personaje, lo clava a la perfección. Si como yo has leído las novelas de Ross Mcdonald en general y está en particular, disfrutarás de un guión sobresaliente, de uno de los grandes como William Goldman. El reparto es excelente,Lauren Bacall como la arpía señora del millonario desaparecido, Shelley Winters como una decadente y borrachuza actriz en horas bajas, Julie Harris tan dramática como siempre, Janet Leigh en un corto pero interesante papel, como la sufrida esposa de Paul Newman, incluso Robert Wagner (actor por lo general bastante inane, a mí juicio) está bastante bien. Pero entre todos, un Paul Newman espectacular, como un hombre íntegro y honrado, pero obsesionado con su trabajo, lo que le cuesta su matrimonio, al igual que la novela homónima el ritmo es endiablado y el espectador va a la par que el detective protagonista en sus indagaciones, sin tiempos muertos, se ve en un suspiro, de su genero de lo mejor que he visto francamente.