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El caballero del desierto

Western Western ambientado en la América pionera sobre las relaciones que se establecen entre Cole Harden, un vaquero honesto, y Roy Bean, un juez caprichoso y de singular moralidad. Notable duelo interpretativo que le valió el Óscar al gran Walter Brennan. (FILMAFFINITY)
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
8 de septiembre de 2009
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La figura del juez siempre ha estado presente en el cine. En la mayor parte de las ocasiones su protagonismo se ha visto superado por brillantes abogados, carismáticos acusados o fiscales implacables. Sin embargo, ha habido unos cuantos inolvidables: Charles Laughton, en “El Proceso Paradine” dando vida a un juez ponderado y con un gran sentido de la justicia; Isabelle Huppert, en “Borrachera de Poder” demostrando que una juez también puede ser severa e inexorable; o más jocosamente, aunque igual de genial, Larry Flint cuando interpretó a uno de los magistrados que le juzgó en el biopic de su vida. Pero sin duda, ninguno como el incompetente, el inefable y el borracho juez Roy Bean. Un personaje, en todo el concepto de la palabra, que toma vida en la piel de uno de los mejores actores de westerns de todos los tiempos: Walter Brennan.

Es de decencia cinematográfica que este actor sea recordado constantemente y más cuando hablamos de “su” género por excelencia. Partícipe de una decena de obras maestras (repasando su filmografía todavía me quedo impresionado), Brennan fue recompensado en este film de Wyler con el tan merecido Óscar. El guión y la cámara del cineasta americano le ofrecen un amplio panorama para su lucimiento personal y para desarrollar un papel único en una cinta marcada por las relaciones que se establecen entre los protagonistas. En plena guerra entre los ganaderos y los nuevos colonos, en el estado de Texas la lucha por la tierra adquiere tintes sangrientos. En un rinconcito del mismo, el juez Roy Bean (tabernero borracho y admirador de la actriz Lily Dantry) imparte una dudosa justicia con la soga en una mano y el revólver en la otra. Justicia parcial y que tiene en la expulsión de los nuevos colonos su fin último. En plena vorágine de dichos acontecimientos aparece Cole Harden (Gary Cooper) un jinete solitario y de integridad manifiesta que establecerá con el juez una curiosa relación admiración-odio.

La manera de filmar de Wyler es excelente, como siempre. Los movimientos de cámara, los numerosísimos y diferentes planos que completan cada escena o el perfecto acompasamiento con la música del maestro Tiomkin repiten como rasgos habituales también en “The Westerner”. Además, el amor incondicional del juez Bean hacia la actriz Lily Dantry o la relación de Harden con la hija de un colono vuelven a dar ese toque romántico que adornaba habitualmente las películas del director. Tercero de sus grandes westerns, se puede considerar un término medio entre su “Ciudad sin Ley”, donde el alcohol y los pistoleros corrían a raudales, y “Horizontes de Grandeza”, una épica producción más cerca de lo melodramático que del western. Final a la altura, colofón de un duelo interpretativo que siempre ganó Brennan, para una cinta que quedará marcada en la historia como el culmen de un actor que durante unas cuantas décadas hizo el deleite de los espectadores y que será recordado como uno de los grandes del lejano oeste.
Alfie
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16 de septiembre de 2012
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"- ¿De dónde viene, forastero?
- De ningún sitio en particular.
- ¿Y a dónde se dirige?
- A ningún sitio en particular. Todos los sitios son buenos para pasar de largo."

Western ambientado en la América pionera sobre las relaciones que se establecen entre un vaquero honesto y un juez caprichoso y de singular moralidad, el juez Roy Bean, que digamos, tiene una particular forma de aplicar la Ley. Gary Cooper, el forastero, es acusado de robar caballos y el juez lo condena a la horca, consigue salvarse prometiéndole a Bean que le conseguirá un mechón del cabello de la famosa artista Lily Langtry, de quien es un fiel admirador.

Muy buena película de William Wyler, toda una lección de buen cine. Excelentemente dirigida y muy bien interpretada, sobre todo por Walter Brennan, ganador del Oscar al mejor actor secundario por este papel.

Inteligentísimos y muy divertidos diálogos, sobre todo entre los dos protagonistas, con un afán de aunar historia con leyenda (el muy particular juez Roy Bean y la famosa cantante Lily Dantry existieron realmente), y además, con un estupendo sentido de la espectacularidad en las escenas de acción. Soberbia película, una pequeña obra maestra.

En el año 1972 John Huston, realizó una especie de remake de esta cinta, con el título "El juez de la horca", con Paul Newman como el inefable Juez Roy Bean, película realmente interesante y que supuso un soplo de aire fresco al western de los setenta, pero bajo mi punto de vista queda bastante por debajo del film de Wyler.
Juan Marey
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16 de noviembre de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El peso de este western, hunde sus raíces en los lejanos días de los primeros colonizadores y recae sin duda sobre el personaje del juez (Walter Brennan) que eclipsa al resto de protagonistas, incluido el forastero (Gary Cooper), el cual parece sentir una extraña veneración por este simpático y criminal sinvergüenza.

En lo que se dió en llamar el "salvaje oeste", los menos escrupulosos y más pendencieros partían con la ventaja de salida de ser los más expertos en el manejo de las armas, razón de enjundia para imponer sus leyes y sus propias normas; sobre todo en las poblaciones alejadas de las ciudades, en las que supuestamente existían administradores de justicia titulados: sheriffs y togados. Los ganaderos, por lo general, tal vez por ser descendientes directos de Caín, imponían sus preceptos a sangre y fuego; a menos que algún individuo justiciero apareciera, recortado en el horizonte, para enamorarse de una sufrida horticultora dispuesta a luchar hasta el final por los inflamables campos de maíz y centeno.

El género de "pelis de pistoleros", como decíamos en mi infancia, ha propiciado la existencia de desinteresados héroes que a veces, por agrandar su figura, se cargaron la fuerza documental de lo acontecido en aquellos brutales años de miedo y resignación. Hay pues que leer entre líneas para entrever lo que es histórico y lo que forma parte de la leyenda.
Sinhué
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12 de octubre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un conocido que trabaja para una famosa revista de cine me dijo recientemente que la mejor actuación de Walter Brennan como actor era la que había hecho en el forastero, por tal motivo me propuse buscarla y verla.

Lo más que me ha llamado la atención es verlo fuera de sus personajes habituales, secundarios, bonachones, borrachos y demás. Aquí ejerce como un juez que se ha proclamado a si mismo en un pequeño pueblo de Texas. Y es tal su poder, que todos acatan sus leyes como si del mismo Lincoln se tratase. Vamos, que si le caes mal y te envía a la horca, nadie pondría ni una sola queja para dejar de ejecutar dicha orden. Aún así es imposible que Brennan te caiga mal porque tiene cara de muy buena gente aunque lo pinten de malvado.

Pero hay más cosas que destacar en esta historia. El conflicto entre colonos y ganaderos por las tierras de la comarca, donde muchas veces sus diferencias las solucionan a tiros hasta la aparición de un forastero que pretende poner algo de cordura para que ambos bandos vivan en paz. El gran Gary Cooper es el encargado de interpretar a dicho personaje, con su soltura, su saber estar y su naturalidad, hace creíble todo lo que vemos en pantalla por imposible que parezca. Los tres oscars que le otorgaron a lo largo de su carrera dejan muy claro su calidad como actor. Y Brennan también obtuvo tres para que nadie se asombre. Me ha encantado el rodaje de las escenas del fuego, increíble teniendo en cuenta el año del rodaje, 1940, ¡ qué realismo ! Si por momentos sientes hasta el calor del incendio. Chapeau por la recreación de dicha escena. Cabe destacar la gran actuación de la guapísima Doris Davenport, ejerciendo de mujer capaz de no echarse para atrás ante el peligro del juez y sus hombres, me encanta cuando se sabe sacar partido de las actrices guapas y esto va más allá de que ejerzan de simples floreros de adornos. Poco que decir de Lilian Bond ejerciendo como la actriz Lillie Langtry, ya que su papel en la película fue tan corto como su profesión de actriz en la vida real.

Ejercicio perfecto de dirección durante más de hora y media, matizando los elementos fundamentales del género. Muy recomendable.
THE CROW
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26 de septiembre de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupendo e inolvidable western de uno de los más prolíficos directores de la Historia ( más de 40 títulos en su haber), cuya filmografía está repleta de obras maestras y al que todavía no le conozco un solo título que pueda tildar de malo y ni siquiera de mediocre.
Wyler era un director que se movía como pez en el agua en los más diversos géneros sin patinar en ninguno. También destacaría en el western ofreciéndonos dos o tres rotundos ejemplos.
Aquí tenemos uno de ellos. Una magistral historia acerca de la sempiterna rivalidad entre ganaderos y agricultores, donde sus eternas luchas no siempre encontraban el respaldo imparcial de la dudosa ley que regía el Oeste.
Gary Cooper, es un forastero acusado de robar un caballo. Walter Brennan, en uno de los mejores papeles de su carrera que le reportaría su tercer Oscar al mejor secundario, encarna a un peculiar y corrupto juez que interpreta la ley como le sale de los hígados, que le condena a la horca por cuatrero.
Pero Cooper, enseguida captará el punto débil del juez. La profusión de fotografías que empapelan la taberna que hace las veces de juzgado, de una bella actriz, le indicará el camino a seguir. Fingirá conocerla y ser su amigo e incluso poseer un mechón de sus cabellos, que el juez inmediatamente deseará tener. Eso le hará suspender temporalmente la condena.
Un guion perfecto sin fisuras. Una fotografía estupenda. Una música muy adecuada. La maravillosa interpretación y química entre estos dos actores, aunque hay que decir que en este film, quién verdaderamente se luce es Brennan. Y la sabia dirección del infalible Wyler, hacen de este western una de esas películas que se guardan como oro en paño en la memoria. Imposible que no guste a los aficionados al western e imposible que no guste a los amantes del cine en general.
John Huston, hizo un remake de este film con Paul Newman en el papel de juez, otorgándole un cariz a medio camino entre el humor y la amargura. En mi humilde opinión, bastante inferior a ésta pero, quién sabe...Pueden compararlas, a ver qué opinan ustedes.
Izeta
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