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España España · san sebastian
Críticas de Izeta
Críticas 1.407
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
4 de mayo de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Lo mejor, el inicio, sin ninguna duda, a mi entender.
Una magnífica presentación de los personajes, de su situación y de sus aspiraciones que con unas cuantas escenas de lo más significativas cartografían el estilo de vida de una joven pareja de la clase trabajadora de la época y el entorno en el que se movían.
Viviendo como realquilados en un cuartucho de una vivienda (en la que el dueño duerme en el pasillo. Casi, casi, como en el chiste de Gila).
Él, trabaja de electricista en un estudio de cine. No es un trabajo glamuroso ni mucho menos. Le vamos a ver en plena faena arreglando los focos mientras ruedan una de esas películas rancias, exageradas y melodramáticamente patriotas de la época (una pequeña burla al cine español de entonces).
Ella, mientras, ha ido al cine. Creo que está viendo Tú y yo de Leo McCarey (la primera versión). Le ha dejado una nota a su marido para que se reúna con ella allí, donde cenarán un bocadillo de mortadela como todas las noches. La muchacha suspira extasiada con el romanticismo, el glamour y el lujo de lo que está viendo. Como pa no.
El marido le chafa la película. Como trabaja en el cine se tiene que pegar el moco y se pone a hablarle de travellings y transparencias y todas esas gilipolleces cuando ella se lo estaba pasando de miedo ignorando todas esas cosas, simplemente, creyendo en su magia. Hasta que llega el abrupto final. Tijeretazo al canto. Otro beso cortado por la censura. Es hora de irse a casa.
!Ah, no!, primero hay que escuchar el anuncio del patrocinador !Jabón Florit! !Para la pareja feliz!. Un concurso de esos que regalaban días felices llenos de prometedoras actividades a todos aquellos desgraciados que caían en sus garras.
Cada uno sueña a su manera. Nuestra joven pareja también. Mientras él aspira a comerse el mundo con sus trapicheos de incipiente empresario novel y con los estupendos aparatos de radio último modelo que venderá en cuanto termine el interminable y sacacuartos curso por correspondencia que lleva años haciendo, ella compra compulsivamente todas las rifas y loterías que están a su alcance para ver si, algún día, la suerte llama a su casa.
Y la suerte llama, sí. Pero nunca viene de la manera que uno espera.
Esta película quiere tocar tantos frentes e incidir en tantos aspectos que irremisiblemente se dispersa y pierde la estructura principal.
La cinta comienza a divagar entre los flash backs que nos relatan los prescindibles e inútiles (por innecesarios para el avance de la narración) primeros encuentros de la joven pareja. Una segunda subtrama protagonizada por Fernán Gómez quiere ilustrar la picaresca y el clima de "buscavidas" que dominaba a la sociedad entonces, que debía buscarse las castañas como pudiera y en la manera que pudiera, sin reparar en escrúpulos.
Al mismo tiempo plantea la situación de desgaste en la vida de una pareja que genera la pobreza y el clima machista, los complejos varoniles y la sensación de inseguridad y fracaso que hace germinar lo peor en el varón pudiendo dar lugar incluso a la amenaza o el maltrato (tal y como ilustra la monumental bronca que tienen cuando él pierde su trabajo).
Y, por último, la trama del premio otorgado a la pareja que les regalarán "un día feliz", que resultará ser un timo, una oportunidad más de las empresas obsequiadoras para vender mejor sus productos y que utilizan a los agraciados como señuelos a los que acogotarán con lo que no quieren ni necesitan. Como la vida misma vamos.
La pena es que han metido mucho más de lo que pueden manejar y la cinta se resiente. Además el tono resulta excesivamente amable para semejante crítica. Un tono más satírico le habría sentado mejor. !A ver si va a resultar que esa pareja feliz era realmente feliz!.
Izeta
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8
1 de mayo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Preciosa y crujiente muestra del gran cine familiar que el Hollywood dorado prescribía para conseguir reunir a padres e hijos, niños y adultos al calor del hogar logrando que todos resultaran satisfechos. Los unos porque promovían exactamente los valores que pretendían transmitir a sus hijos para que se convirtieran en los grandes adultos del mañana: el valor de la lealtad, de la confianza, del esfuerzo, de la tenacidad en la persecución de los sueños... Y los otros, los niños, porque se veían capaces de lograr cualquier cosa ante el mundo, porque comprendían el valor de la amistad, por el amor y el respeto hacia los animales, por la pasión inquebrantable, por la valentía y la determinación capaz de sortear cualquier obstáculo...Y, naturalmente, por los caballos, un amor que cualquier niño, incluso uno que jamás haya interactuado con ninguno, puede llegar a comprender muy bien.

Claro que eran otros tiempos. Y, seguramente, tiempos que no existieron jamás.
Sólo en nuestra imaginación más nostálgica y adornada nos podemos encontrar con ese pueblecito de senderos de tierra, granjas de techos de paja, verjas descascarilladas y prados llenos de esplendor.
Un retrato pintoresco e idílico que Clarence Brown dibuja con detalle y mimo. Sabe instalar al espectador en el estado de ánimo adecuado, un vistazo al interior de una de esas granjas y ya no querremos salir nunca más de allí.
Pero es que la historia es magnífica. Adaptada de una novela de Enid Bagnold, es una historia de superación que contó con un casting realmente inmejorable.
Con una Elizabeth Taylor que entonces contaba con doce años que representa como nadie el apasionado y fogoso carácter de la protagonista. Un Mickey Rooney extraordinario, muchacho vagabundo que entabla una fuerte amistad con Lyz. Donald Crisp, Anne Revere, entrañables progenitores, personajes nítidamente perfilados, sólidos, reconocibles en su carácter y los que hacen de hermanos, con la presencia de una jovencísima Angela Lansbury haciendo de adolescente que también va a despertar nuestro interés.

Taylor es una enamorada de los caballos. Sueña con ellos, con montarlos, con poseer uno. Cuando su vecino, dueño de un alazán indomable al que no puede dominar, quiera deshacerse de él, lo subastará en un sorteo y Taylor resultará ser la agraciada quien, a partir de entonces y gracias a los consejos de su amigo Rooney, (un antiguo jinete fracasado debido a una mala experiencia), considerará que su caballo posee las cualidades necesarias para acceder al campeonato Gran National y no cejará en su empeño por entrenarlo e inscribirlo, luchando contra viento y marea a través de la oposición y escepticismo de su padre y amigos. Sólo contará con el apoyo de su serena y sabia madre, (antigua campeona de natación y única mujer que fue capaz de cruzar el canal de la Mancha a nado), que conoce bien la importancia de no cortar las alas a los hijos y dejarles perseguir sus sueños.

La película hace bastantes concesiones al sentimentalismo pero está sobradamente compensado por la exquisita sutileza con que está manejado. Ni la manipulación es burda ni artificiosa y los espectadores nos vamos a dejar arrastrar por ello con todo el gusto e intención de que somos capaces. La emoción se va a ir adueñándose de nosotros. El conflicto y el drama nos va a envolver. La tensión nos va a ir atrapando y en los momentos finales de la carrera, magníficamente rodada, nuestro corazón va a estar por entero en "Pie" y en su valiente jinete.

Y cuando después apaguemos el televisor, todos nos sentiremos un poquito mejor para variar. Que la disfruten.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Izeta
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6
30 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El siempre recomendable Delmer Daves (El árbol del ahorcado, El tren de las 3'10, La ley del talión...) aborda este western basado en las verdaderas vivencias de su protagonista Frank Harris (aquí encarnado por Jack Lemmon, un muchacho del Este que se enroló como vaquero para conducir una de esas grandes manadas por las vastas llanuras americanas), queriendo darle a la experiencia un enfoque desmitificador y algo más realista acerca de la dura vida que llevaban estos hombres.
Un viaje iniciático para un muchacho de ciudad que tiene idealizada la profesión y que se irá dando cuenta a lo largo del camino que la conexión con la dura realidad rara vez engendra nada bueno. Las duras condiciones laborales, las adversidades climáticas, el aislamiento y la soledad y un feroz individualismo no hacen otra cosa que promover el desarraigo y la insolidaridad.

No me ha gustado mucho. La película es una suerte de anecdotario que no lleva a ninguna parte.
Se nos muestran pinceladas de pequeñas historias para ilustrar el carácter de los personajes con un Glenn Ford a la cabeza del grupo que se va a erigir en mentor de nuestro joven protagonista, un novato Lemmon que primero contemplará con horror el extraño código de conducta bajo el cual se rigen estos hombres pero que, poco a poco, irá adquiriendo como propio, el alumno que supera al maestro, el ratón que aprende los trucos del gato, una lección amarga como la vida misma, el paso a la madurez requiere de cierta renuncia de ideales y de sueños.
Por contra, también Ford aprenderá del muchacho. Empeñado en hacer de él un hombre constatará que hay valores a los que no se debe renunciar, la solidaridad entre ellos, pero la película se muestra imprecisa y no pocas veces contradictoria, no comprendo la preocupación que muestra en algunos momentos por su joven socio y la indiferencia hacia sus compañeros de la que hace gala en otros.
Por lo demás, contamos con la presencia de algunos rostros confiables en el género.
Brian Donlevy que hace el papel de veterano pistolero, ya cansado de su intensa vida y que busca acomodo en su nuevo trabajo para asegurarse un retiro plácido y tranquilo. Un esbozo apenas dibujado, un personaje desaprovechado.
Dick York. En su acostumbrado papel de tarambana, compañero propenso a meterse en líos protagonizará otra de las anécdotas durante el viaje.
Richard Jaeckel, es el graciosillo del grupo. Sus gracietas tendrán consecuencias desastrosas e ilustrarán también muy bien el espíritu bajo el que se mueve el equipo.
Anna Kashfi. Dama mexicana, motivo amoroso de Lemmon y excusa por la cual éste se embarca en el viaje. Personaje intrascendente y totalmente prescindible en la historia.
Y unos cuantos rostros más amenizan el relato pero sin que sus vivencias supongan nada significativo en el transcurrir del mismo.
Escenas del arreo de las vacas, manejo de reses, doma de caballos, exhibición frente a un toro durante el transcurso de una fiesta y alguna pequeña estampida adornan la narración y le otorgan ese carácter ilustrativo acerca de la labor del vaquero que hacen de este film una especie de cuaderno de bitácora del cowboy.
Un correcto relato que nos da a conocer esa labor pero no una gran película.
Izeta
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8
29 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora a algunos les da miedo pronunciar la palabra ángel y prefieren invocar a los espíritus, al Karma, al ying y el yang, a las chacras, a las fuerzas cósmicas, a hadas y duendes, a la inteligencia emocional o acudir directamente al refranero popular, muy ducho en aplicar justicia poética como "A cada cerdo le llega su San Martín" o, como en el caso de este film "A quien ayuda, Dios le ayuda".

En cualquier caso el deporte no pocas veces se ha visto necesitado de "milagros" para conseguir alterar su mala suerte en el marcador y estoy seguro que no pocos aficionados han apelado a ellos para conseguir superarla.
En esta película, Clarence Brown rinde un homenaje al béisbol, deporte rey de los norteamericanos y, más concretamente, a los "Piratas", un equipo que realmente en aquella época debía estar atravesando una mala racha.
Ni es la primera ni la última película basada en un deporte donde el director aprovecha para resaltar la importancia de ciertos valores humanos como la camaradería, el espíritu de solidaridad, la confianza en el prójimo y en uno mismo y el poder de los buenos deseos y de la oración para obtener un bien. Brown nos acerca a estos temas a través de una fábula, un cuento de fantasía, esperanza y redención, con el relato de un entrenador en horas bajas cuyo terrible temperamento y malos modos le están granjeando numerosos enemigos, desmoralizando y desestabilizando a su propio equipo que no para de encajar derrota tras derrota.
Una niña huérfana aficionada a este deporte invocará al equipo de béisbol celestial para que ayuden a los piratas en su Liga y éstos atenderán sus plegarias no sin antes imponer sus condiciones al atónito entrenador que se verá increpado por uno de ellos para que modere su lenguaje y malos tratos si quiere conseguir que su equipo gane.
La película de corte familiar, está bañada de una suavidad no exenta de humor que discurre con mucha naturalidad y simpatía.
El tema de la fe y el milagro se encuentran hábilmente entremezclados con el deporte donde no nos falta el cínico antagonista (Keenan Wynn) que hace de cronista deportivo, acérrimo enemigo de nuestro entrenador (Paul Douglas estupendo), con quien va a coprotagonizar un meritorio duelo. Una dulce y bella reportera Janet Leigh, recién fichada por su periódico para cubrir la noticia desde otra perspectiva. Una soberbia Donna Corcoran, la niña invocadora de los ángeles y única persona que consigue verlos en el estadio y Bruce Bennett en la piel de veterano y cansado jugador que va a proporcionar un momento realmente conmovedor en el film. Unos cuantos cameos de verdaderos profesionales del béisbol como Joe Di Maggio o la aparición de Bing Crosby terminan de rubricar el sentido homenaje al béisbol y a sus figuras que pretende ser el film.

No falta el tenue recordatorio a otras películas de temática parecida, sobre todo a "Milagro en la calle 34", ya que aquí también nos vamos a encontrar a una audiencia pública en la que se pondrá en tela de juicio la salud mental del protagonista y sus creencias pero sobre todo quiero hacer ver a los espectadores que no se dejen engañar por la apariencia "diabética" a que puede dar lugar el planteamiento de semejante argumento.
La cinta se conduce con gran equilibrio y mesura, sortea hábilmente sus peligros y se muestra tolerante y abierta a toda clase de sensibilidades. Una película muy agradable y plácida.

Disney tiene un remake de esta película realizado en los 90. Siento curiosidad de ver cómo ha podido actualizar este tema.
Izeta
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5
27 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
!Hay que ver el filón que abrió la película de Capra "Sucedió una noche" que casi parece que los productores se vieron atacados "cual fiebre del oro" por el intento de repetir su éxito ya que, por lo que voy viendo, durante toda la década siguiente no cesaron las variaciones, copias, homenajes y secuelas, en algunos casos repitiendo actores en sus mismos personajes.
En este caso en concreto, tenemos a Clark Gable que repite el papel de reportero desvergonzado a la caza de una exclusiva. La víctima también será una heredera en fuga que huye de su prometido abandonado en el altar, aunque aquí a falta de Claudette Colbert (la heredera genuina en la de Capra), es tomada en su relevo por Joan Crawford.
El planteamiento del enredo apenas varía en su origen ya que aquí también tenemos una suerte de road movie (el autobús, viaje en autostop de aquella se sustituye por avioneta, tren, en ésta) sazonado con engaños, motivos cómicos, guerra de sexos y enamoramiento, sólo que para darle un sabor distinto al film y tratar de alejarla un poquito de su fuente original, se entremezcla una trama de espías algo boba (que en realidad se siente como un parche innecesario y poco adecuado) que perturba más que complementa la trama screwball original.
Da la impresión de que los responsables de este film entendieran que una comedia screwball significara una acumulación de situaciones sin sentido y sin rumbo, payasadas por doquier sin ton ni son, escenas caóticas sin un eje habilitador común y sin un objetivo claro. Esa es la sensación que he tenido yo al ver el film.
El film no quiere contarte una historia que nos resulte graciosa. Quiere hacer gracia a toda costa y de cualquier manera y en el exceso se encuentra también su defecto. En realidad, los guionistas han prestado muy poca atención a la historia y a la construcción de personajes creíbles (aunque se comporten como excéntricos) y se han centrado más en la acumulación de chistes. Esto puede hacer que la comedia tenga un pase momentáneo para nosotros los espectadores pero no va a dejar ninguna huella en nuestro recuerdo. La olvidaremos pronto porque no tiene consistencia. Nada que ver con la película de Capra a la que emula cuyo guion es realmente portentoso y sólido, por eso es imborrable.
En los demás aspectos no tengo queja. Sus actores son de lo mejorcito. Gable es Gable y no lo podría hacer mejor. Crawford le da excelente réplica y está muy guapa aquí (aunque yo sigo prefiriendo para estos papeles a la Colbert o a Lombard). Franchot Tone hace aquí el ingrato papel de periodista rival de Gable, perdedor y blanco de sus sucias jugarretas y a un casi irreconocible Donald Meek se le reserva un breve pero jugoso papel de chiflado vigilante bastante hilarante.
Y en los aspectos de producción la cinta no parece contar con excesivos medios pero se ve elegante, glamurosa, bien realizada y cuidada en los detalles.
Una cinta, en fin, que sólo recomiendo a los muy amantes de la screwball y a los completistas. Los demás, dudo mucho que pudieran llegar a apreciarla.
Izeta
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