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La strada

Drama Cuando Zampanó, un artista ambulante, enviuda, compra a Gelsomina, la hermana de su mujer, sin que la madre de la chica oponga la menor resistencia. Pese al carácter violento y agresivo de Zampanó, la muchacha se siente atraída por el estilo de vida nómada, siempre en la calle (la "strada", en italiano), sobre todo cuando su dueño la incluye en el espectáculo. Aunque varios de los pintorescos personajes que va conociendo en su deambular ... [+]
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Críticas 100
Críticas ordenadas por utilidad
28 de febrero de 2013
17 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Madre mía que aburrimiento. Lamento ir contracorriente, pero esta película es tremendamente aburrida y lenta. Anthony Quinn es un grandísimo actor de joven y de mayor, quizás es lo único que salva a este film. La actriz principal tiene un punto de histrionismo que no acabo de entender, una actuación exagerada, ahora sé por qué en algunos comentarios la comparan con Lina Morgan.

Es fascinante eso sí, la imagen de la miseria. El rostro más severo de la miseria de la Italia de postguerra. La inhumanidad de la pobreza, donde se vende hasta la propia hija.
PericlesBCN
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31 de marzo de 2010
16 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me convencen las obras más próximas al neorrealismo de Fellini más que aquellas que en otro sentido suponen un acercamiento "bergmaniano", metafísicas. En su primera faceta puedo disfrutar realmente del maestro.
"La Strada" podría ser catalogada como una "road movie" o película documental, es una obra de ficción en la que se refleja la crudeza social de la Italia de la posguerra al más puro estilo de los predecesores neorrealistas.
La valoración de esta obra debe estar en consonancia, como es evidente, con la de la pareja de actores principales que dicho sea de paso son de lo más cautivador que ha dado el séptimo arte, con un denominador común: la supervivencia, la existencia.
El entorno y secundarios muy bien recreados hacen el resto. Un homenaje a los artistas ambulantes.
Si bien el personaje de Gelsomina (la artista mercancía) está fenomenalmente interpretado por Giulietta Massina mostrando un espíritu pueril, inocente y frágil, quien realiza una interpretación absolutamente memorable es Anthony Quinn como ZAMPANÓ (el patrono), un personaje bruto, rudo y sin ningún respeto por su compañera ni valores más allá del del de un buscavidas nómada también capaz de sollozar al recordar a quien creía que fácilmente podría olvidar (...impresionante la última secuencia caminando por la alambrada al son de Nino Rota).
Una obra maestra europea y una de las mejores películas de mi vida con interpretaciones realmente cautivadoras.
pjready
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20 de agosto de 2012
17 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pero vamos, no es de extrañar que lo sobrevalorado vaya ligado al gran nombre de FEDERICO FELLINI. No hay duda de que Fellini o los que lo rodeaban debían de tener mucha influencia o mucho poder para comprar a todos los críticos, ya que no comprendo como puede haber un número tan inmenso de críticas que ensalzan sus films como magistrales maravillas, esto sumado a ese cinismo de alabar todo lo que no procede de Hollywood para dárselas de intelectual nos deja un sin fin de alabanzas que se diluyen por completo en palabras tras ver la obra de turno de este director (o de Bergman, otro que tal baila). La cuestión es que "La Strada" es un film bonito, tiene una historia tierna y triste, pero ¿por qué demonios Fellini convierte todo tipo de historia que toca en un coñazo, hablando mal y pronto? La lentitud del film, como la mayoría de los de su director, hace que de verdad cueste mucho aguantar su visionado, sin que te eches una cabezadita o por lo menos te tomes un par de cafés para aguantar el sueño si es que la curiosidad te pica lo suficiente como para que te llegue a interesar su final. Que sí, que técnicamente está muy bien, tiene una fotografía muy contrastada, una bonita banda sonora y cierta emotividad que hace que a ratos te intereses por los personajes... pero que no deja de ser una película tan densa, que no creo que mucha gente esté dispuesta a tragársela por gusto y menos hoy en día... señalar una cosa que parece que los críticos olvidan siempre, qué casualidad que una película de Fellini no tenga ni un solo fallo ¿no? pues ya estoy yo aquí para señalar lo malos que son los actores del film, salvo Anthony Quinn, de lejos el único actor que demuestra tener talento francamente. Destacar en lo negativo a la protagonista Giulietta Masina, con un actuación digna de un Razzie hoy en día, por favor se ve que a esta mujer se olvidaron de decirle lo que supone transmitir emociones a la hora de actuar. En fin, en definitiva la apruebo porque he visto varios films de Fellini y es uno de los pocos que vi entero, porque a pesar del aburrimiento logró interesarme mínimamente y porque contiene algunas escenas bonitas y emotivas... pero que nadie se trague las típicas fulas de los críticos para impulsar a ver films aburridos hasta el paroxismo como éste, La dolce vita, 8y1/2, El séptimo sello, etc...
Tomi Roberts
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21 de febrero de 2010
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como si de un producto material se tratase, Gelsomina es vendida por su madre a Zampanò un artista ambulante que precisa de la ayuda de una chica para el desarrollo de sus espectáculos. Zampanò es un hombre rudo que con su sola presencia impone al más pintado, y trata a Gelsomina de forma autoritaria y sin demostrarla demasiado afecto. La chica es todo lo contrario: su exceso de inocencia llega hasta el extremo de hacerla parecer una persona con muy pocas luces e incluso es tachada de loca en varias escenas del film. Se podría decir que su papel sirvió de inspiración para el que interpretó tres años más tarde en Las noches de Cabiria.

Los personajes ruedan sobre una motocarro de un pueblo a otro en búsqueda de ferias y bodas en las que servir para poder comer en mitad de la amarga pobreza que les rodea. A pesar del trato que Gelsomina recibe de Zampanò, ésta no se separa del mismo, mostrándose fiel como un perro. La película está llena de momentos memorables y escenas magistrales, siendo muy destacado el papel de Anthony Quinn y el entrañable trabajo de Giuletta Masina.

La música corre a cargo de uno de los incondicionales de Federico Fellini, Nino Rota, con una preciosa melodía que terminará adquiriendo vital importancia en el argumento de esta cinta más que notable, que hará las delicias de más de uno gracias a su dramática historia tan bien planteada y transmitida al espectador como un mensaje de soledad y miseria representado por sus desventurados protagonistas.
Sandro Fiorito
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11 de junio de 2020
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
162/11(08/06/20) Obra Maestra del Séptimo Arte esta dramedia dirigida en una de sus cumbres por Federico Fellini, con guión propio junto a su colaboradores habituales Tullio Pinelli y Ennio Flaiano (con los escribió grandísimos films como “Las noches de Cabiria”, “La Dolce Viita” o “Fellini 8½”), contando la tierna y a la vez patética historia de Gelsomina (Giulietta Masina) y Zampanò (Anthony Quinn), en un relato con efluvios a cuento de hadas donde ella es una inocente ‘princesita’ y él un ‘ogro’ que la ha comprado a su madre por 10,000 liras para ser su ayudante como artista ambulante circense con su número estrella de fortachón que rompe una cadena apretada a su pecho, una road movie de las que te emociona y conmueve gracias a la estremecedora relación entre ambos. Fellini ha llamado a La Strada "un catálogo completo de todo mi mundo mitológico, una representación peligrosa de mi identidad que se llevó a cabo sin precedentes". El proceso de desarrollo fue largo y tortuoso; Hubo varios problemas durante la producción, incluyendo respaldo financiero inseguro, reparto problemático y numerosos retrasos. Finalmente, justo antes de que la producción completara el rodaje, Fellini sufrió una crisis nerviosa que requirió tratamiento médico para poder completar la fotografía principal. La reacción crítica inicial fue dura, y la proyección de la película en el Festival de Cine de Venecia fue la ocasión de una amarga controversia que se convirtió en una pelea pública entre los partidarios y detractores de Fellini. Posteriormente, sin embargo, La Strada se ha convertido en "... una de las películas más influyentes jamás hechas", según el American Film Institute. Ganó el Oscar inaugural a la Mejor Película en Lengua Extranjera en 1957 y fue nominada al Oscar al mejor guión (perdió ante la francesa “EL globo rojo”). Obtuvo el León de Plata de Venecia al mejor director y el Silver Ribbon (Nardo d'Argento) al mejor director y al mejor productor. Se colocó en cuarto lugar en la lista de directores de cine del Instituto Británico de Cine de 1992 de las 10 mejores películas. El crítico Roger Ebert, en su libro The Great Movies, sostuvo que La Strada era el punto culminante de la carrera de Fellini y que, después de esta película, "su trabajo se adentró frenéticamente por la senda freudiana, el cristianismo, sexualidad y exceso autobiográfico". "Lo que me hubiera gustado hacer es una película como 'La Strada'. Pero nunca haré 'La Strada'. Ya está hecha, es muy buena, no se podría mejorar” (Francis Ford Coppola).

Fellini confronta dos mundos de personalidades en un micro-universo lleno de miserias. Zampanò es un bruto, grandullón, borrachín, violento, machista, atávico, mujeriego, asentimental, y frente a él está Gelsomina es pura, ingenua, risueña, menuda, frágil, bondadosa, calmada, cariñosa, soñadora, sensible, representa a la Italia empobrecida, la que en su desesperación es capaz de comerciar con sus hijos. Entre los dos se establece una relación extraña, donde la soledad los inunda por dentro, dos seres marginales y desarraigados, dos vagabundos de las carreteras que viajan en una singular moto con remolque. Ella como un perrito solo sabe estar bajo el regazo de él, aunque este la humille y maltrate, ella siente que su lugar es estar con él, ejemplificado esto desde el principio cuando él dice a la madre de Gelsomina, "Incluso enseño perros". Es la estampa de un país derruido, pobre, hambriento (Gelsomina amenaza a Zampano con dejarlo y regresar con su madre, él responde que no se irá porque al menos está comiendo con él). Un país donde incluso falta desahogo sexual (Una viuda de guerra ofrece una comida y ropa de su marido muerto a cambio de un rato de sexo). Sexo presente fuera de campo en la película, ello siempre entrelazado con el patetismo, como cuando Zampanò deja a Gelsomina tirado en la acera una noche para irse él con una mujer a fornicar. Pero sobre todo mencionar el modo seco y áspero en que Gelsomina pierde la virginidad, ella quiere dormir fuera del motocarro, pero Zampanò de modo bruto la echa en el carromato, hay una elipsis, y vemos a Gelsomina tumbada junto a Zampanó, se incorpora llorando, y todos sabemos lo que ha pasado, trémulo.

Todo esto relatado con enorme sentido lírico, con un trémulo lenguaje visual, con una epidérmica música (del gran Nino Rota), componiendo momentos que te calan de modo entrañable en un crescendo dramático desgarrador en su rush final. Metraje donde se dan cita con grandioso equilibrio la melancolía, el humor, y una tremenda humanidad remanente de sus protagonistas, interpretados de modo espléndido por la Masina y Quinn. Donde Fellini no deja de incrustar sus mantras como es el mundo del circo, y la playa.

Tendrá gran importancia en la historia la aparición de “El Loco” (Richard Basehart), un artista de circo especializado en funambulismo. Tipo optimista, sonriente (que hermosa sonrisa le dedica a Gelsomina en la primera escena que aparece, tras hacer un espectáculo de cuerda floja en un pueblo). Tipo que enfurece una y otra vez a Zampanò con sus burlas. Tendrá una enternecedora relación Gelsomina, a la que él ve desvalida y vejada por Zampanò. Intenta alentarla y darle luz en su ‘Síndrome de Estocolmo” (con su ‘amo’), le dice que no importa lo inútil que se pueda sentir, “Quién sabe, quizás… quizás [Zampanò] te quiere. […] Sí, ¿por qué no? Él es como un perro. No has visto nunca a esos perros que nos miran, y parece que quieren hablarnos, y en cambio no hacen más que ladrar? […] Si tú no te quedas con él, ¿quién lo hará? Yo soy un ignorante, pero he leído algún libro. No te lo creerás, pero todo lo que hay en este mundo sirve para algo. Hasta esta piedra, por ejemplo […]. No sé para qué sirve, pero para algo debe servir. Porque si fuera inútil, entonces todo sería inútil… incluso las estrellas... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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