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12:08 al este de Bucarest

Comedia. Drama ¿Qué pasaría si 16 años después de la revolución rumana y la caída de Ceaucescu, el dueño de un canal local de televisión rumano ofreciera a dos invitados compartir sus momentos de gloria revolucionaria? Uno es un viejo retirado y eventual Santa Claus, el otro un profesor de historia que acaba de gastarse el sueldo en saldar sus deudas de bebida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
11 de abril de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vemos imágenes de un barrio al este de Bucarest, Rumanía. El paisaje es silencioso, lúgubre y gris. Las luces artificiales se apagan de a pocos en lo que parece ser un amanecer. Los edificios ruinosos parecen personajes que en cualquier momento van a hablar. Los ambientes son sórdidos, las calles están llenas de barro y las personas denotan afligimiento y desesperanza. ¿Es la Rumanía de Nicolai Ceausescu?.
No, es la Rumanía de Diciembre de 2005, 16 años después de la Revolución que acabó con el socialismo “independiente” del dictador que, luego de capturado y de abrírsele un juicio sumarísimo, fue fusilado junto a su esposa.
Por cierto que para esta película, la historia, rigurosamente contada, es lo de menos. Sin embargo, para el 22 de Diciembre, un periodista de la TV local prepara un programa especial de aniversario sobre los históricos sucesos para lo cual busca a los invitados para un análisis y debate.
En esta cinta, que se puede clasificar como tragicómica, lo realmente valioso es la narración visual descrita líneas arriba. Con eso cumple su objetivo cual es demostrar que en dicho país no hubo ningún cambio positivo que lo lleve al crecimiento material y espiritual.
Las escenas con cámara quieta y la que va detrás del auto del periodista hablan por mil palabras.
Aunque el film está dotado desde el principio de diálogos con humor, es en el programa de TV donde éste sale a relucir abiertamente pretendiendo parodiar la idiosincrasia de todo un país. La situación resulta muy divertida al principio para luego ponerse pesada por lo repetitiva. Da la impresión que el guión buscó una fórmula original para contar su verdad pero no fue la más adecuada.
Las escenas finales retoman el planteamiento visual del inicio y nos hacen olvidar dicho trance para reconciliarnos con el talento cinematográfico del director.
GUSTAVO
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27 de febrero de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este joven director rumano viene a sumarse a una serie de notables películas que vienen de ese país como 4 Luni, 3 Saptamini si 2 Zile (4 Meses, 3 Semanas y 2 Días/ Mungiu/ 2.007) o Moartea Domnului Lazarescu (La Muerte del Señor Lazarescu/ Cristi Puiu/2.005) y que sugieren estar atentos a lo que, últimamente, viene de Rumanía.
Esta película costumbrista, narra, a través de una pequeña anécdota, una reflexión en torno a la revolución que tuvo lugar en Rumanía con la caída de Ceaucescu y su temida Securitate. En el año 1.989 el dictador manda abrir fuego contra los manifestantes de Timisoara, este hecho desencadena un levantamiento que termina con el fusilamiento de Ceaucescu y su esposa.
Sin significar una nostalgia de las épocas pasadas, la cinta muestra, en tono de comedia, que el pasado no está cerrado y que hay múltiples visiones y versiones de lo ocurrido. Como si de hermenéutica se tratase, el guión nos enseña el caleidoscopio formado por los recuerdos de lo que pasó en aquel día de diciembre en que se puso fin a una de las dictaduras comunistas más férreas del Bloque del Este. En ese caleidoscopio tienen cabida los que añoran el pasado comunista, sus detractores y los que han cambiado de chaqueta convirtiéndose, ahora, en respetables empresarios. Las heridas no están cerradas y el tiempo debe pasar para borrar no sólo la pobreza de un país que siempre ha vivido pendiente de ver cómo sus cosechas se enviaban al extranjero como pago de la deuda.
Pero mientras esto ocurre, la película nos enseña el día a día de las personas que sobreviven como pueden a la situación que les ha tocado vivir. El conjunto está elegantemente narrado, destacando el papel de los protagonistas en los que sobresale un genial Andreescu en el papel de Emanoil Piscoci.
Una tierna película que tras su tono de comedia encierra una dura tragedia.
Lo mejor: Andreescu y, en general, el conjunto de actores. Su originalidad.
Lo peor: El guión alarga la anécdota principal con la sensación de que se podría haber hecho más.
Recomendable.
nudodobleblogspotcom
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16 de junio de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El primer largometraje del rumano Corneliu Porumboiu es una muy premiada película que, pese a su sencillez narrativa y su relativa pobreza en escenarios y situaciones, posee un indudable encanto y una gran fuerza dramática, aunque tal vez se advierte, en su metraje, la insistencia de su director en alargar la idea de un cortometraje para poder hacer un largometraje. La revolución rumana de diciembre de 1989 es vista desde un enfoque a la vez reflexivo, irónico y humorístico. ¿Fue una revolución o no lo fue?

En un contexto muy localista y provinciano, se tratan temas que, en contraste, son universales: la tensión entre verdad y mentira, la búsqueda de una verdad objetiva, la indagación sobre el pasado histórico, la memoria como una poderosa fuerza que altera y modifica el pasado, la televisión como un importante medio de conocimiento (y manipulación) de la realidad, e incluso la inmigración. Aunque lejana en el tiempo y el espacio, una obra como "Rashomon" (1950), de Akira Kurosawa, deja ver su influencia sobre la "ópera prima" de un cineasta tan prometedor como Porumboiu. Las memorias de cada uno de los protagonistas chocan entre sí por nimiedades, y sin embargo, es evidente que los acontecimientos de diciembre del 89 cambiaron las vidas de todos ellos.

Independientemente de todo ello, este film me ha proporcionado la tertulia política televisiva más divertida que recuerdo haber visto. (La tertulia política televisiva, como teatro -a veces sainete- ideológico y propagandístico, auténtico cuadrilátero para el choque de egos e intereses de todo tipo, es un género televisivo propio, al menos en España).
Pedro Triguero_Lizana
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2 de julio de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un presentador de una televisión local rumana invita a su humildísimo programa a dos presuntos partícipes de la caída del dictador Ceauceuscu 16 años antes...pero ¿existió realmente una revolución popular en Rumanía para hacer caer al odioso dictador o no fue así?.
Una tragicomedia (algún rescoldo de Kusturica se adivina pero sin el histrionismo de aquel) política preñada de sencillez pero altamente eficaz que casa notablemente el triste y dramático trasfondo y corazón temático del film con una constante sensación de lacónica ironía, de crítica de aparente baja voz pero que vuela sin altibajos. Dura lo justo y ni la sobra ni la falta nada ofreciendo una radiografía presente de un país triste, aletargado y en "shock", anclado en su lastimoso pasado todavía. Muy bien. Perfecta secuencia final.
kafka
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29 de marzo de 2007
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tuve el honor de ver esta película en el Sevilla Festival de Cine 100% Europeo del pasado año 2.006, a mediados de noviembre, creo; ganadora de la Cámara de Oro en el Festival de Cannes 2.006 a la mejor ópera prima.
Fue casi por casualidad (bendita casualidad): no tenía nada que hacer esa tarde y estaba en Nervión Plaza con un compañero de clase... yo quería ver una peli rumana, para conocer un poco la cinematografía, oculta por completo para mí, de este país. Así que nos metimos a ver "A Fost Sau N-A Fost?" (según en labios de una bella mujer nativa de Rumania algo así como “¿Ocurrió o no Ocurrió?”).
La película consta de dos tramos: empieza con un drama existencial de bellas imágenes del deplorable estado de la helada ciudad en la que viven los personajes, y del deplorable estado de los propios personajes; y su tramo final ostenta un único escenario y tres únicas caras (en plano medio).
Película rara donde las haya, en su segunda mitad el cine entero se partió en carcajadas, esas en las que uno logra descargar toda su tensión. No sé qué función vio el compañero y paisano The End, pero al menos en la mía así ocurrió.
Sólo un escenario, como decía; muchos planos pero siempre de lo mismo: los tres protagonistas (el presentador y dos invitados) sentados a la mesa de un estudio de televisión, hablando de quién inició la revolución en esa su ciudad al este de la capital a las 12:08 minutos, o de cómo ocurrió, o de si ocurrió o no ocurrió… en fin, me reí hasta llorar. Aunque también hay que mencionar el hecho importante de que la risa es contagiosa.
El personaje del viejo es entrañable, y demuestra cómo alguien puede provocar la risa más atroz sin hacer nada especial, tan sólo con su manera de actuar ante determinadas situaciones. Bill Murray en Flores Rotas de Jarmusch es un ejemplo perfecto (la escena de las zanahorias es desternillante).
Conclusión: una maravilla de película, de lo más amena, fresca, descarada y desinhibida... una muy grata sorpresa y una recomendación segura... pero claro, imposible de conseguir por cualquiera de los medios disponibles, lícitos o ilícitos.
Alexei
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