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Santo Tomé y Príncipe Santo Tomé y Príncipe · São Tomé
Críticas de Alexei
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Críticas 51
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
23 de julio de 2010
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Low lights (Artimos šviesos), de Ignas Miškinis, representa una oportunidad única en forma de extraña y sugerente película lituana (co-producida con Alemania).

Se trata de una enigmática road movie con un planteamiento original (en fondo y forma) que mantiene el poder de fascinación de sus imágenes intacto durante todo el recorrido, sosegado y agitado a un mismo tiempo, elevando la lírica metropolitana y nocturna que invade la pantalla por encima de la historia y de su supuesta trascendencia, aunque con una punzante e insólita personalidad.

El magnetismo de sus tres protagonistas es incandescente -esa suerte de Andy Lau lituano llamado Dainius Gavenonis, la preciosa y sensual Julia Maria Köhler…- y refuerza la extraña belleza de sus subyugantes imágenes.

Metálica, moderna, nocturna.
Alexei
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7
16 de julio de 2010
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nothing personal (Nada personal), ópera prima escrita y dirigida por la polaca afincada en Holanda Urszula Antoniak, y protagonizada por el veterano irlandés Stephen Rea y por la semi-debutante Lotte Verbeek.
Ésta última interpreta a una joven errabunda (Anne/Tú) que vaga por los caminos de Connemara, en Irlanda, hasta encontrarse con un solitario personaje llamado Martin (Rea). Llegan a un acuerdo: ella trabajará en la casa y en el jardín a cambio de comida y techo, y, por petición suya, esa será la única relación que los una, nada más: ni charlas, ni intentos de intimación o indagación, ni nada de preguntas personales.

Bajo esta premisa encontramos un testimonio humanista que saca a relucir la importancia del respeto y la comprensión en las relaciones entre personas, todo en un tono cálido e intimista.

La película está inflamada de una belleza fría que admiramos en los planos de los paisajes, las manos sobre las algas, el rostro de Anne/Tú. Y está llena de sutiles recovecos emocionales, los mismos que, a través de las grietas del alma de los personajes, emanan hacia el espectador, subyugados ante la calmada fuerza de la propuesta, llevada a cabo con sobriedad y brillantez.

Un final desgarrado, precioso.
Alexei
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7
9 de julio de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
She, a Chinese (Ella, una china), de la escritora y directora de cine china Xiaolu Guo, fue, para un cronista, la gran sorpresa de la sección oficial del pasado Sevilla Festival de Cine Europeo (09').
La directora pasó sus primeros 30 años viviendo en China (estudió cine en Pekín), y los últimos 5 entre Londres y París. Pertenece a la 7ª generación de directores chinos, aunque en China sea, ante todo, una directora underground. El film es, por consecuencia, una co-producción entre Reino Unido, Francia y Alemania.

La historia nos narra la joven vida de Mei, una chica que vive en un pequeño pueblo de China dominado por una serie de constantes tales como el desarraigo y la violencia.
Mei está enraizada de lleno en los estragos y las ruinas de esas jóvenes generaciones de los 70' que iban a por todo y a por nada, aplastadas por un sistema social y económico cuya burocracia sin escrúpulos, cuya truculencia, hacía caer sobre ellos la alargada sombra del "no hay futuro".

En la pantalla vemos la violencia ejercida sobre un cuerpo joven de mujer. Vemos un mundo masculino belicoso, en el que ella se rebela contra la falta de amor.
“Civilización es un término que tiene que ver con los conceptos de estructura, de comunidad”, nos explica Guo, intentando contextualizar el entorno en el que vive Mei, un entorno donde, nos dice, las personas tienen una forma de vivir violenta.

Sus influencias van desde el Godard de La Chinoise y de Vivre sa vie hasta Van Sant -en boca suya (me permito añadir las reminiscencias en fondo y forma del maestro taiwanés Hou Hsiao-hsien)-, en el retrato de esa juventud fragmentada, tan fragmentada que hasta la rebeldía que poseen está también fragmentada; una juventud que posee una energía tan joven como ciega.

Mei es un personaje que está continuamente “en la carretera” (metafóricamente hablando), en movimiento, con ese brío desganado que dan los sueños no realizados o, incluso siendo consciente de ello, por no realizar.

La película indaga, con sutileza y sensibilidad, en el choque de culturas cuando la protagonista consigue el suficiente dinero para emigrar a Londres.
En su vida en Londres pasa por tres clases sociales, desde que llega como inmigrante, hasta que se casa con un hombre mayor de clase media, donde consigue la nacionalidad, pasando, en último lugar, a compartir los días con un emigrante pakistaní de clase baja. A este respecto Gao sentencia que Mei “está desnuda de todas las vestiduras políticas”.

En definitiva, She, a Chinese es una película potente (con una directora igual de potente en persona), que nos ofrece un relato apasionante, en el que seguimos a una magnífica Lu Huang (Mei) en un descarnado y hermoso viaje a través de nuestra sociedad/la sociedad, a través de los hombres y a través de una mujer.
Alexei
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8
31 de agosto de 2008
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Öszi Almanach emerge como un punto de inflexión en la obra de Béla Tarr.
Primero desarrolló su etapa de cine social (Family Nest, The Outsider y The Prefab People) y después su última y diametralmente opuesta etapa de cine contemplativo (Kárhozat, Sátántangó, Werckmeister Harmóniák y A Londoni Férfi). En medio de ambas etapas se encuentra Öszi Almanach.
Se podría considerar como un paso dubitativo, una toma de aire, quizás, antes de abandonar radicalmente la temática social para comenzar a explotar la influencia del cine de Tarkovski y Antonioni en su hasta ahora labrada época contemplativa.
Por todo ello estamos hablando de una película extraña, tanto dentro como fuera de su contexto. Profundamente teatral, tanto en el tratamiento de los diálogos en forma de pseudo-soliloquios discursivos, como en el del entorno y los escenarios.

Dicen que el húngaro es el único idioma al que hasta el mismo diablo le tiene respeto. Ese refrán magyar viene acentuado por un raro componente demoníaco (del que ya hablaba Jonathan Rosenbaum) presente en gran parte de los films de Tarr. Ese componente se hace presente aquí en unos versos de Pushkin que abren la película, y que plasman de manera sutil la esencia de la misma: una criatura misteriosa, díscola, amarga, que no hace más que dar vueltas en círculo por oscuros derroteros, siempre perdida.
Podríamos decir que se trata de un drama de interiores, tanto física como espiritualmente hablando, donde todo cobra importancia, desde la presencia de una casa sin un principio ni un fin, constituida de forma caprichosa, como un cúmulo de amplias y desoladas habitaciones inconexamente dispersas en medio de un vacío negro; hasta el retrato de una comunidad difuminada y desfigurada cuyos cinco integrantes no hacen sino pulular por un territorio hostil completamente aislados del mundo real.

Segundo film en color en la filmografía de Béla Tarr, después de la obra televisiva Macbeth (estructurada en tan sólo dos planos), con la que comparte su vocación teatral, podemos destacar en él la vistosidad de su iluminación, orquestada por nada menos que tres personas, donde más allá de lo original de dividir la escena en dos partes separadas por el azul y el rojo (y de su supuesto simbolismo), destaca la elaboración arbitraria de una fotografía destinada a crear cuadros con un aroma fantasmal y surrealista, donde la luz sale de los lugares más insospechados, donde el juego de sombras y colores refuerza la idea de incomunicación con el mundo exterior, encerrando el escenario de este modo en el reino de los sueños y de las pesadillas.

El trabajo de cámara se basa en el montaje externo -contrariamente a los films posteriores donde el plano-secuencia es el recurso estético y dramático escogido-; confeccionando encuadres sugestivos y variados y planos tan fascinantes como transgresores (hay unos cuantos travellings que apuntan maneras para sus siguientes trabajos).
(Sigue en spoiler por falta de espacio).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alexei
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6
18 de agosto de 2008
6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como ya comenté en su correspondiente crónica, Andalucía se presentó como una película tan llamativa como irregular. Tiene habilidades en el guión y en la dirección, pero a medida que avanza la estructura se desmadra y va perdiendo ritmo hacia un final fuera de tono.
Destacar la actuación de Samir Guesmi, que lleva el peso de todo el film con aplomo y carácter.

Quiero aprovechar este espacio, comentada la película, para hacer un breve balance y dejar una impresión personal sobre mis vivencias en esta última 4ª edición de 2007 del Sevilla Festival de Cine 100% Europeo.
A nivel global fue un gran festival, con multitud de variadas e interesantes propuestas, multitud de sugestivos cineastas y multitud de cinematografías.
Sobre todo, fue un festival sumamente enriquecedor y satisfactoriamente aprovechado, con 27 visionados, una media de 3 por día durante 9 de ellos. Comparado con el pasado año –donde mi desastrosa organización hizo que tuviera que ver muchas películas a medias por incompatibilidad horaria, y donde el cansancio y el sueño hicieron mella en un reguero de cabezadas durante varias proyecciones–, me organicé mucho mejor y acudí a las salas descansado, fresco y listo. Y el número y naturaleza de actividades y vivencias paralelas al visionado de películas fue también extraordinario.

Quiero destacar una de las experiencias del último día, que, como no tenía mucho que hacer hasta la proyección de Alondras en el Alambre a las 18:00, me saqué entradas para El Jardín de la Fantasía a las 16:00. Se trata de animación checa clásica, de la cual era un auténtico ignorante y había oído hablar maravillas, y como sabía que había animación en la sección Focus República Checa –la República Checa fue el país invitado al festival–, aproveché ese último día para ver algo.
“El Jardín de la Fantasía” era una selección de 5 obras (desde 1959 hasta 1981) de 60 minutos del maestro de la animación y las marionetas Bretislav Pojar. Algunos graciosos, otros mágicos, otros profundamente cautivadores… fascinantes a nivel global.

También mencionar el, como poco, curioso y mínimo “Homenaje a Jirí Menzel” que rindió el festival a la figura del realizador checo, con la proyección de tan sólo tres películas de su moderadamente extensa filmografía; las tres únicas, de hecho, que están editadas en DVD en España.
Fuera del homenaje, dentro de la Sección Oficial a concurso, también se encontraba su último film tras 12 años sin dirigir (exceptuando un cortometraje).

Al ser un festival recién nacido, la inexperiencia y demás dudosos atributos conllevan una inevitable falta de organización, sobre todo en lo que respecta a la información de las películas. Lo que empezó siendo una molestia, se convirtió pronto en una nueva manera de ver y descubrir cine.
(Sigue en spoiler por falta de espacio).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alexei
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