Ragtime

Título que corresponde a una clase de música negra, el jazz, que era muy popular en los Estados Unidos en torno al año 1900, años en los que el presidente del país era Roosevelt y en los que se desarrolla la acción.

Dirigida por Milos Forman (Alguien voló sobre el nido del cuco) y sin ser una gran película, no deja de ser sumamente interesante al mostrar con crudeza la evolución de este país a través de esa música, del dinero y del racismo vivido entonces, representado por un pianista negro, de nombre Coalhouse Walker (Howard E. Rollinks Jr.) que consigue con su historia llegar a afectar incluso a los miembros de una pudiente familia americana.

Destacan la interpretación de Howard E. Rollins Jr., la aparición de Samuel L. Jackson y, por supuesto, su banda sonora en la que destacan las composiciones jazzísticas.

Milos Forman retrata la sociedad americana del principio del siglo XX a través de diversos personajes, formando un vodevil que describe de manera particular la forma de vida de los pobres y los millonarios de la época.
La vida de la sociedad se ve tanto a través de los ojos de un millonario casado con una joven actriz; de un inmigrante humilde que sueña con darle un mundo mejor a su hija; de una familia acomodada de la época; y de un hombre negro que tiene un gran talento con el piano.
Ragtime es un tipo de música propia de la América de la época, y que marca el comienzo del jazz. Una música rota y libre que define perfectamente a los personajes que se ven en la pélicula, ya que todos tienen algo de esa libertad y de esa rotura, pero todos están anclados en un pentagrama que marca las normas de la sociedad.
La película tiene una duración aproximada de dos horas y media, y durante todo su metraje se nos narra las historias de sus personajes; los cuales sin tener nada que ver unos entre otros; al final todos acabaran interrelacionados de algún modo. Todas las historias se desarrollan de manera independiente y paralelas unas entre otras; pero todas tienen un hilo conductor común: el racismo. Nexo que las une.
La película es entretenida, pero es cierto que en algunos momentos la historia se alarga demasiado, contando con algunos pasajes que resultan en cierto modo un poco pesados.
En fin, gran película de Milos Forman que tuvo 8 nominaciones a los Oscar y que cuenta con un cuidado estético de la época realmente sobresaliente.

En 'Ragtime', la Nueva York de principios del siglo XX se antoja áspera, incontrolable. Es la historia de cómo pasar a la acción cuando la paciencia llega a un límite, cuando la injusticia atenaza una existencia. Milos Forman dibuja varias vidas amarradas a una jungla de asfalto –de vedettes seducidas por el color del dinero, de migrantes rusos abrazados a la prosperidad– que acaban confluyendo en la cruzada imposible de un músico negro, Walken Coalhouse (Howard E. Rollins), figura reivindicativa en una sociedad racista que sólo se conmueve ante la violencia. «Prisioneros de un época», se dijo para definir la andadura vital de estos personajes, como si el discurso de Coalhouse no tuviera aplicación hoy. Pero bien que nos vendría en estos tiempos de cobardía y falta de compromiso.

288/35(29/07/21) Fallido drama poliédrico, aspira a mucho más de lo que ofrece. Dirigido hace 40 años por el checo Miloš Forman, con guión de Michael Weller (“Hair”), adapta la considerada in-filmable novela homónima histórica de 1975 de E.L. Doctorow (“Billy Bathgate”) que es un caleidoscopio de figuras históricas reales, personajes inventados y aquellos en algún punto intermedio, todos entremezclados, fue ampliamente elogiada en su momento, retrato collage de la sociedad estadounidense de principio de siglo siendo el referente la cosmopolita Nueva York, donde ese entremezclan varias historias donde hay personajes reales (incluidos Harry Houdini, Teddy Roosevelt y Norman Mailer como el arquitecto Sanford White), pero llevando el peso de la acción los ficticios, estos en su coral reparto con James Olson, Mary Steenburgen, Howard Rollins, Brad Dourif o Elizabeth McGovern, presentando las apariciones finales de James Cagney (entonces de 82 años, salió de un retiro de dos décadas, tras interpretar al mítico C.R. MacNamara en la para mí mejor comedia de la historia, “Un, Dos, Tres” de Billy Wilder. Aquí da vida al real comisionado de bomberos de la ciudad de Nueva York, Rhinelander Waldo) y Pat O'Brien (tiene dos grandes escenas como un abogado maquiavélico) y presenta las primeras apariciones en pequeñas roles de Jeff Daniels, Fran Drescher y Samuel L. Jackson.

La novela fue un acto de malabarismo inspirado en el que participaron personajes reales y ficticios, a veces se encontraban en escenas imaginarias de buen ingenio e imágenes. La historia de Coalhouse fue más o menos igual a varias otras. Una película fiel al libro habría tenido personas entrando y saliendo de la vida de los demás (uno de los personajes que se queda fuera la anarquista de origen judío, apodada «la mujer más peligrosa de América» Emma Goldman. Curiosamente este personaje real aparecería este mismo año encarnado por Maureen Stapleton en la película de Warren Beatty “Reds”, interpretación por la que ganó el Oscar a Mejor Actriz de Reparto). Los derechos del libro fueron inicialmente comprados por el productor italiano de Laurentis para el director Robert Altman, pero los dos tuvieron una pelea y el proyecto fue asignado a Milos Forman, el popular director ganador del Oscar de la película de 1975 "Alguien voló sobre el nido del cuco”, y la versión musical de 1979 de "Hair".

Un film que aun resultando apreciable tiene el defecto de querer abarcar demasiado y apretar poco, tengo la sensación de que mucho se quedó en la mesa de montaje, haciendo de algunas subtramas lastres, me refiero a la del dibujante judío que acaba en bruscas elipsis a director de cine, que de modo torpe nos lo cuelan en un adulterio; la protagonizada por Douriff en un romance flash inverosímil con una superficial aspirante a actriz; o la que tiene de protagonista a un millonario resentido con otro muchimillonario por según él humillarlo con la estatua desnuda de su esposa, con esta mujer ligera de cascos luego diluyéndose en una sub trama de actriz sin sentido dramático alguno; esto repercute en la que termina centrándose que es la protagonizada por un pianista negro embarcado en una cruzada por su dignidad como persona de color frente al racismo imperante, al dedicar demasiado tiempo a las tramas eliminables, esta se siente desarrollada a golpes de saltos temporales increíbles.

La película tiene un comienzo estimulante, pero a medida que avanza se le ven las costuras en sus ya mencionadas elipsis que son tiros en el pie, quedando en muchos casos viñetas de lo que quizás se quiso contar. Es un retrato visualmente notable de la época, con un fastuoso diseño de producción de John Graysmark (“Motín a bordo” o “Robin Hood: Príncipe de los ladrones”) en sus calles que parecen salidas del creador de la Little Italy de “El Padrino II”, con los autos, las viviendas, con vestuario lujoso (creado por Anna Hill Johnstone: “Al este del Edén” o “El padrino”); Tiene una estupenda cinematografía Miroslaw Ondrícek (“Hair” o “Amadeus”), con postales preciosas de este tiempo; Tenemos el debut en la música para cine del gran Randy Newman (“Toy Story” o “Seabiscuit”), donde pro supuesto resuenan temas ragtime; Pero su duración termina por resultar que está a medio camino, pues se estira mucho para lo poco que se profundiza en las sub historias, y se queda corta de metraje para dar hondura y no parecer set- pieces cuasi-trailers. Para mi entender hubiera ganado si se hubiera centrado por completo en la historia que se lleva la mayor parte del metraje, pero al querer acoger cuanto más parte del libro esto se convierte en michelines a lipusoccionar.

Se inicia con un sugerente montaje noticiario (al estilo No-Do) en cine del tiempo, donde aparecen celebridades contemporáneas como Harry Houdini, Theodore Roosevelt, Henry Ford (con el impacto de como su cadena de montaje revolucionó el mercado con su Model-T en la cadena de ensamblaje de Highland Park), o el arquitecto Stanford White (Norman Mailer), que inaugura una estatua sobre el Madison Square Garden, cuando se abre el plano vemos que la música de piano que oímos es de Coalhouse Walker, Jr. (Howard E. Rollins Jr., en un papel de idealista que me resulta pasado de vueltas). Tras esto saltamos a ver al (real) industrial millonario Harry Kendall Thaw (buen Robert Joy) encolerizado con el descubrimiento de la mencionada figura sobre el pabellón deportivo, pues la figura de la arquera desnuda (esto inspirado en la ex corista Evelyn Nesbit que da vida Elizabeth McGovern de modo muy natural y creíble en su superficialidad), es la modelo era la esposa de Thaw. Este asalta un sarao en el que está Thaw, ello buscando por la violencia salvar su ‘honor’, pero el tiro le sale por la culta, pero su venganza no acabará aquí. Tras lo que pasamos al hogar de una familia acomodada en New Rochelle, cuando se disponen a almorzar, con el patriarca (hierático James Olson con un papel caótico en su comportamiento),... (sigo en spoiler)

Notable película del checo Forman, dónde a partir de un montaje solo aparentemente desilvanado se nos muestra la vida de varios sugestivos personajes a principios del siglo XX en los EEUU, entre los que destacan sobre todo el emigrante ruso convertido en exitoso cineasta del mudo y, más que nadie, el pianista negro que se transforma en terrorista y enemigo público número uno tras hacer de un hecho personal y nimio una reivindicación colectiva a favor de su raza. Magníficamente realizada, es una película de hechos, convulsiones y personajes muy bien trazada, explicada y acabada, todo un ejemplo de cine notable.