Los USA en zona rusa (TV)

Parece mentira que esta desternillante comedia de Woody Allen haya pasado tan desapercibida y que incluso se lanzara como telefilme. Técnicamente no es una maravilla, estamos de acuerdo, pero lo que se ríe uno no tiene precio. En realidad casi se reinventa así mismo. "Los USA en zona rusa" está muy alejada de su filmografía anterior en la que se había movido entre la comedía urbanita e inteligente ("Misterioso Asesinato en Manhattan"), el drama apenas barnizado de humor ("Maridos y Mujeres"), la comedia romántica sui generis ("Annie Hall" o "Manhattan") o el surrealismo de sus años mozos ("El Dormilón" o "Bananas"). En esta ocasión aparece un nuevo Woody Allen alejado de conflictos sentimentales y entregado a la pura comedia basada, principalmente, en el humor a través de diálogos, cosa que aunque intenta de nuevo en "Scoop", no llega ni de lejos a las altas cotas de comicidad que aquí alcanza.

Si aclaramos que "Los USA en zona rusa" está basada en la obra de teatro escrita por el propio Woody en 1966, "Don't Drink the Water", entenderemos el tipo de humor en el que se sustenta. Un guión acertadísimo, unos diálogos excelentes y situaciones graciosas una detrás de otra. Es cierto que por momentos puede parecer atropellada y que algún que otro chiste te se escapa pero hay tantos y tan buenos que te pasas casi los 91 minutos riendo sin parar. La película parte de una situación esperpéntica: en 1961 una familia norteamericana, los Hollander, se ve atrapada y ocupa indefinidamente una embajada de su país en la Europa Comunista. Mientras tanto, mucha sátira de la Guerra Fría, algún que otro rapapolvo a los comunistas y hasta un poco de romance. Por lo demás, un excelente Woody Allen, acompañado de grandes secundarios en el que destaca un tronchante sacerdote aficionado a los juegos de magia.

Los USA en zona rusa (1994) es un telefilm cómodo, sin largo metraje expansivo más allá de una embajada algún interior oculto y exteriores que no van más allá de un raquítico porche con grandes acumulaciones de fieles soldados de régimen totalitario que solo debe dejar pasar el tiempo para cazar a los supuestos espías turistas americanos por haber fotografiado (desde la ignorancia) zonas prohibidas.

Walter Hollander (Woody Allen) es el híper neurótico padre de familia que se ahoga en un suspiro, su atropellada manera de dirigirse a los demás le pierde, sentirse americano le endurece en las exigencias, reclamando derechos y atenciones no realizables en el entorno al que llegó por imprudente. Padre de la singular familia nos muestra, en un desorbitado muestreo de virtudes y carencias de sus componentes, aspectos sociales más cercanos al forzado chascarrillo que al encadenamiento lógico de situación. Marion Hollander (Julie Kavner) es la paciente y compasiva esposa de Walter, nuestro neurótico turista. Su felicidad máxima se reduce a abrillantar suelos, lavar y planchar ropa y hundirse en la felicidad que su asumido destino como ama de casa le ha otorgado.

Susan Hollander (Mayim Bialik) es la modosa hija respetuosas con los deseos de su padre al concederle el deseo de casarse con un dermatólogo y tenerlo como futuro cuñado ¿habrá mejor suerte para un hipocondriaco? ¡Un medico en la familia! perfecto para un compulsivo padre que lleva hasta la exasperación a quien le rodea; pero, la situación en la que vive la familia en la embajada, hará que los deseos de Walter sufran algún cambio. Axel Magee (Michael J.Fox), es el torpe diplomático de carrera y embajador en funciones en ausencia del titular (su padre) en viaje diplomático a su país. Las atropelladas actuaciones del meritorio aspirante a la diplomacia, no deja indiferente al curtido veterano en la guerra fría Mr. Kilroy (Edward Herrmann), astuto político cuya labor, siempre en segundo plano, no deja de ser efectiva y necesaria para que Axel pueda solucionar los imprevistos políticos en la embajada.

El Padre Drobney (Dorm DeLuise) es el cuasi eterno animador oficial de la embajada, refugiado de larga duración y amante de la magia, del truco y de la prestidigitación, algo torpe pero voluntarioso como destroza corbatas y apagafuegos, no pierde ocasión para mostrar sus torpes cualidades a los Hollander, ocasionales visitantes hasta no se sabe cuándo. El chef Oscar (Austin Pendleton) es el cocinero de la embajada, excéntrico como el mago del lugar, odia que utilicen su espacio profesional, sintiéndose ofendido en todo momento pues sus propuestas gastronómicas no cuelan. El embajador Magee (Josef Sommer), es el torpe trepa que busca una oportunidad en la administración central, dejando al inepto de su hijo al cargo de una embajada cada vez más enmarañada, con recepciones de sospechosos infiltrados, y soluciones sorprendentes que llevarán el problema por la vía de la solución.

Telefilm sobrecargado del gestual repertorio Allen, donde por más movimiento de cámara que se produzca, no nos hace olvidar que estamos ante un rectángulo con telón y un patio de butacas, más sobrio que el conjunto de histerismos, confusiones, empujones, balbuceos, tropelías, infantiles torpezas y, excesiva magnificación del absurdo prescindible. El empacho de los entrecortados balbuceos de nuestro protagonista principal elevados a la insoportable saciedad x diez, convierte a Los USA en zona rusa, en un repertorio de reiterados tics del elenco gracias a un guión que podría haber tenido un trato menos histriónico en Hollander y más cinéfilo en su conjunto. A pesar de todo, el atrevido cineasta hijo de Brooklyn, jamás deja de trabajar, de experimentar, de encontrar nuevas ideas a partir de sus inseparables notas que siempre le acompañan llevándole a nuevas propuestas, a nuevas realizaciones.

Es una divertida comedia típica de Woody Allen, con sus correspondientes enredos, situaciones disparatadas y su clásico personaje con miedos, fobias y neurótico que interpreta el propio Woody Allen.

Se nota que es una adaptación de una obra de teatro porque hay planos secuencias muy largos que hacen evocar más a una obra teatral que televisiva.

Los personajes son muy divertidos, Michael J. Fox representa al típico enchufado hijo de papá pero que es inepto para resolver situaciones de conflicto, y es más; provoca los desastres.

La película es una sucesión de delirios y personajes extraños como el cura mago, que es un mago pésimo pero hace mucha gracia. El Emir, el cocinero sofisticado, la hija con su conflicto matrimonial...

Si te gusta la filmografía de Woody Allen y quieres entretenerte un rato esta película saciará tus ansias.

Siguiendo con la filmografía de Woody Allien (con "i") hoy tocaba esta. La verdad es que la película es muy flojita y los personajes no tienen mucha gracia, excepto algunas paridas de Woody Allien que son muy graciosas, pero que no merece la pena tragarse todo el largometraje por esas 4 frases.

En fin, no te pierdes nada del otro mundo, y aquí el humor vuelve a hacerse un poco pedante, aunque es cierto que no usa al público como diván particular, sino que parece que empieza a reírse un poco más de sí mismo en comparación con películas anteriores donde se hace insoportable.

No obstante, la película en general no pasa de floja.

Algunos diálogos graciosos, Wody Allen protagonizando a su eterno personaje desquiciado y a veces cargante, y poco más de bueno para un producto que más que una película es teatro filmado. Pese a su breve duración, hay momentos en que se hace muy larga.
Como entretenimiento ligero aún tiene un pase, pero aquí si que se puede poner con toda justicia aquella expresión tan manida de "Un Allen menor".
A destacar, como lo más divertido, el personaje del cura con ninguna habilidad para la magia.