Rambo: Last Blood

Qué los críticos no tienen credibilidad ninguna es un hecho. Lo que hacen con el señor Stallone es ya de traca. Estos tiempos de maricomplejines, esa crítica apocada y adulterada por lo políticamente correcto me agota.

Last Blood es una película estupenda. Una película en su género que supera con creces a otras menos dilapidadas y sobrevaloradas. Me he emocionado en varios momentos de la peli. Por supuesto el peso entrañable de este personaje que nos acompaña en nuestra vida desde hace casi 40 años influye en mi valoración.

Al que no le guste la saga comprendo que no tenga el más mínimo interés en verla. Pero al que sea fan de Rambo creo que no se sentirá defraudado. Un Rambo muy bien adaptado a la edad del actor. Ese actor que sigue demostrando que tiene unos memoles del tamaño del toro de Osborne y que su amor por el cine es incuestionable.

Una historia de vengada, simple, directa y efectiva. Personajes tópicos pero convincentes. Bien por Peris-Mencheta y Jaenada, dan el pego. El ritmo es correcto y la acción bien dosificada hasta ese final apocalíptico y catártico.

No es la mejor de la saga, pero tampoco es la peor. La mejor ya sabéis cuál es, no hace falta nombrarla. El resto aporta cada una su granito para ensalzar a John Rambo como el anti-héroe épico que es. Los calificativos fachas, las comparación políticas acordes que si a la era Reagan en su momento y ahora al oxigenado de Trump son memeces. Esto es Cine.

Por cierto Qué hermoso es el Cine! Cada cual que escoja su tema. Hay gustos para todos.

La nueva película de Rambo es una película dura y cruda en el que se muestra sin ambages la crueldad del ser humano en su máxima expresión. Y es que Rambo, pese a los años, no ha cambiado, sigue siendo aquel soldado de la Guerra de Vietnam que vive traumado.

Sin embargo vive una vida plena, y a su lado tiene a una familia que le quiere incondicionalmente. Y aquí es de donde parte la película, en el que nos muestra que Rambo, pese a sus traumas es una persona que vive tranquila y relajada y sobre todo feliz. Felicidad que se ve truncada cuando su "sobrina" decide irse a México a encontrar a su padre.

Obviando un poco el argumento, que puede parecer algo cliché, nos encontramos una película que nos muestra lo que es en algunas ocasiones la realidad de la trata de blancas y las esclavas sexuales, y no se cortan en mostrarnos de que manera viven impactando seriamente en el espectador.

Sylvestre Stallone está a un gran nivel y parece que los años le han sentado de auténtico lujo, con Creed demostró que como actor dramático está también a un buen nivel y le pese a quién le pese, ahora mismo está viviendo un momento dulce. Su actuación es bastante destacable, ya que le pone mucha pasión y muchas ganas.

Curiosamente este filme también tiene buenos momentos que te hacen pensar. Yo en algunas ocasiones denotaba que el propio Rambo ha tomado la violencia como método de terapia para liberarse de todas aquellas barbaridades que le ocurrieron en películas anteriores. La venganza es algo innato en él, ya que no va a consentir que las cosas no cambien.

El final de la película es el clímax total, como he dicho al inicio, la violencia de la que hace gala es magistral, siendo para mí un verdadero acierto. Mucho gore también en algunas escenas que hacen que esta película no sea para nada apta para todos los públicos.

Sly con Rambo: Last Blood se ha coronado y nos ha regalado un digno filme para un personaje que es mítico. Yo la recomiendo encarecidamente, tiene un 8.

Pocas sagas de cine podrán decir en voz alta que todas sus películas son buenas. Con matices, debates y discusiones, pero innegablemente, cada una de las entregas de nuestro boina verde favorito (si nos disculpa el del ‘Commandos’ de PC) son largometrajes únicos y –quizá con la excepción del tercero– bastante rompedores en el momento de su estreno.

ACORRALADO será por siempre un clásico de la tele y el videoclub de nuestras infancias, una película a la que es difícil encontrar parangón. Trepidante, tensa, entretenida, excelente a nivel técnico y con fuerte carga social. Todavía algún seboso amante de la Nouvelle Vague ha aprovechado su comentario a LAST BLOOD para tratar de convencernos de que la primera (y grandiosa) RAMBO “no era ni mucho menos tan buena”. Sin comentarios.
RAMBO 2 también se hizo en seguida con el atributo de súper-clásico ochentero, en una época en que el cine de acción pura y dura aún estaba “siendo inventado” (todavía a ARMA LETAL y sobre todo a JUNGLA DE CRISTAL le quedaban un par de años para salir). De nuevo, una obra cuyo plano técnico es de una artesanía a la antigua sin la menor tacha, emocionante desde el primer minuto hasta el último. Junto con la igualmente magistral COMANDO, se puede decir que crearon (o asentaron) el género de ‘Yo solo contra mil ejércitos’.
RAMBO III posiblemente sea la única de todas las secuelas que hace eso de “aprovechar el tirón”, y juega un poco al mismo juego que hizo su antecesora pero modificando el escenario. Al fin y al cabo, si funcionó tan bien, ¿para qué cambiar, verdad? La única razón por la que esta película de tan excelso plano técnico y acción a raudales no llega al 5 de media es por la arrastrada –e hipócrita– desde hace décadas tendencia filo-comunista que padece este país (sí, padece, sufre, está maldito por). ¿Cómo se atreve un personaje creado por los americanos a masacrar a soldados soviéticos? Debería besarles los pies e irse de cañas con ellos, ¿no, gorditos míos?
JOHN RAMBO, que se sumó a la moda de los ‘reboots’, siguió siendo fiel al personaje y lo colocó donde siempre: en un lugar apartado donde no desea líos ni broncas, pero donde la guerra y la matanza siempre le terminan encontrando. Los fans de pedigrí salieron del cine aquel año 2008 sonrientes y felices, al comprobar que su Rambo seguía tan en forma como el primer día, a pesar del inexorable paso del tiempo.

¿Y por qué di las gracias en el título? Por seguir ahí en 2019, en la atalaya, vigilante, pendiente. Por no haber caído ni en indignidades humillantes (saga TERMINATOR), ni en venta al mejor postor (saga STAR WARS), o directamente disparates (saga RESIDENT EVIL). Por saber tener la humildad de los grandes, que a sabiendas de que es un icono de incalculable trascendencia en el cine, e incluso en nuestra sociedad, no se infla, ni reivindica, ni intenta colarnos un pomposo tostón de 3 horas, ni busca desesperadamente a “nuevas audiencias”.
Esta película la ha hecho Sylvester para nosotros, para sus admiradores, para los que flipamos tanto con Rambo que de chicos teníamos que ver todo lo que oliese parecido: COBRA, ENCERRADO, TANGO Y CASH, DEMOLITION MAN, EL ESPECIALISTA, ASESINOS, JUEZ DREDD... ¡Hasta ALTO O MI MADRE DISPARA!
Nosotros hemos sido leales estos 37 años... Y él, también lo ha sido.

RAMBO: LAST BLOOD no es tan sólo una peli muy bien hecha y por supuesto entretenida. Es casi una declaración. Y es una declaración, principalmente, a dos colectivos:
- A los cineastas:
Cinco directores sin nombre (sin nombre para los ignorantes, claro) con sus cinco respectivas visiones del asunto. Sin cambios drásticos, sin “poesía visual”, sin guión condescendiente o políticamente correcto, sin filtros que suavicen la cosa, sin intento de ser “agradaores” a eso que llaman el gran público. Esto es muy sencillo: Rambo+su visión del mundo y sus valores+enemigos odiosos+muerte y destrucción. ¿Y necesitamos 175 minutos para contar la historia? ¿Tenemos que contratar a la fuerza a Scarlett Johansson y a The Rock?

Stallone vuelve a uno de sus personajes más icónicos de la saga, como es el de John Rambo. Nos presentan a un Rambo más viejo, dolido por sus traumas internos y sus recuerdos del Vietnam.
Este Rambo es el más bruto de la saga y derramará hasta la ultima gota de sangre por lo que mas quiere, su sobrina adoptiva. No hagáis caso a los que dicen ser críticos de cine y que han puesto la película a parir, ir a verla y juzgarla vosotros mismos. A mi personalmente me pareció muy buena película de acción y venganza, donde Stallone luce muy bien a sus 73 años. Mención especial al ultimo acto, donde se muestra a Rambo haciendo lo que mejor sabe hacer, matar y como dijo su fallecido amigo y mentor el coronel Trautman, la especialidad de este hombre, es la guerra de guerrillas y así lo demuestra.

Uno sabe qué esperar cuando va a una quinta parte de Rambo. De hecho, se agradece que el personaje vuelva a exhibir algunos de los traumas y dudas que tuvo en su origen, olvidados en algunas de sus secuelas. Sylvester Stallone quitó con todos los honores el sombrero a Rocky mediante "Creed", una franquicia heredera muy digna. Ha faltado esa sutileza para un proyecto que más de lo mismo, pero sin alma.

Tenía su interés que el viejo veterano de Vietnam se midiera a la realidad del narcotráfico mexicano. Pero cae en los clichés más rancios sobre el tema, olvidando que es un problema de ambos países, si bien el personaje de Paz Vega puede interpretarse como una intentona de ser más ecuánimes.

Sergio Peris-Mencheta y Óscar Jaenada dan presencia a dos hermanos terribles y sanguinarios, pintorescos y con esa dosis de carisma que necesita un antagonista. Pero no llegan a interaccionar del todo con un Rambo familiero que intenta ser una especie de "Viejo Logan". No eran malos ingredientes si se hubieran mezclado con más originalidad o, al menos, no tan previsibles.

Llegarán los túneles, lanzamientos de flecha y esa violencia descarnada que se esperaba. Pero antes por la carretera no hemos tenido ningún viaje que convirtiera en impactante esa resolución.