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El vuelo del navegante

Aventuras. Ciencia ficción En 1978, una oscura noche, David, un niño de 12 años, que juega cerca de su casa buscando a su hermano Jeff, se da un golpe y queda inconsciente. Ocho años después, que para él son unos minutos, David despierta, vuelve a su casa y se da cuenta de que su familia se ha mudado y de que él ha sido dado por desaparecido. Por si fuera poco, empieza a ser perseguido por la NASA, que sostiene que ha sido abducido. (FILMAFFINITY)
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
13 de julio de 2011
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intentaré formular mi crítica sin que influya el recuerdo de unos años dorados (los 80) y el sentimentalismo que eso produce al nacido en el 71... aunque soy consciente de que será tarea difícil.

El vuelo del navegante es una aventura de las de toda la vida, una aventura donde no hay un enemigo declarado al que vencer, donde todo se sucede de manera lógica siguiendo un guión muy bien estudiado y realizado. Si bien tiene dos partes muy bien marcadas, un inicio de misterio intentando descifrar el por qué el niño no ha crecido e intentar saber lo que ha pasado y la parte en que, ya sabiendo el qué ha pasado, te lanzas junto al chico en esa nave a surcar los cielos al son de la música de los Beach Boys "I get around".

Como ya he dicho todo se sucede de manera lógica lo cual convierte la historia en creíble. Baja la nota los extraterrestres expuestos en la nave, demasiado Jim Henson, pero claro, hay que tener en cuenta la fecha en que está realizada 1986.

Todo lo demás es perfecto, el por qué la nave usa un lenguaje tan robótico al principio y luego tan "guay", la nave espacial cromada hasta las cejas, que se convierte en un bólido espacial (excepcional efecto de morphing) y la reacción de la gente al ver la nave.

Las actuaciones geniales, una pena que el joven Joey Cramer no siguiera su carrera y acabara de dependiente en una tienda.

Una película de aventuras de las de antaño sin excesivos efectos especiales, acompañado de buena música y un final más que convincente.

Lo mejor: todo, sobretodo el humor sarcástico de la nave (tras copiar el carácter del niño)
Lo peor: que no dieran más papeles a Joey Cramer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Madashi
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22 de diciembre de 2008
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Premisa inicial harto interesante (que deviene en algo más unfantil y previsible), diseño de la nave en cuestión más que interesante, uso de efectos de morphing en 1986 (para que luego se diga que este efecto visual digital se usó por primera vez en "Willow"), cierto toque de película de Spielberg y un final convencional.

Se deja ver bien.
metabaron
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5 de septiembre de 2009
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace muchos años que ví esta película y he querido verla de nuevo. El vuelo del navegante fue la primera película de ciencia-ficción que ví en el cine y eso precisamente fue lo que me hizo engancharme tanto a la película, que me diera tanto que pensar, que de pequeño me quedara en el cine para verla por segunda vez.(Antes te dejaban hacer eso)

P.d.: Muy recomendable para los pequeños de la casa y para quienes añoren visionar de nuevo películas de la época de ET o regreso al futuro.
Anibal
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28 de julio de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La factoría Disney nos ofrece una visión familiar y divertida sobre aventuras en el tiempo para todo el público, de carácter afable lleno de guiños a la ciencia ficción más pura con ese toque tan aventurero que caracteriza este tipo de cine. Mezcla de varios géneros, su historia enganchará desde el primer momento y los más pequeños (y maduritos) de la casa disfrutarán con la aventura tiempo-espacial de David, un chico de 12 años que tras sufrir una estrepitosa caída por un barranco y permanecer inconsciente durante un tiempo, despertará ocho años más tarde, sin saber que ha pasado a lo largo de todo ese tiempo y con los buitres de la NASA tras sus pasos ansiando experimentar con el joven viajero del tiempo. Los efectos especiales se han quedado obsoletos, al igual que el montaje de los decorados de la nave espacial y las diferentes razas alienigenas que encontraremos en ella, que muestran un austero resultado a día de hoy.

La trama tiene un comienzo más serie y misterioso, declinándose progresivamente en un proceso placentero para el disfrute de los más jóvenes y menos entretenido para el público más adulto, carente de factores que incidan en la sorpresa y cayendo en la más absoluta previsibilidad. Narrada de forma alegre, la temática OVNI llevada al lado divertido, sin muertes de por medio ni violencia gratuita, simplemente divertida. No vamos a entrar a valorar aspectos técnicos o exquisitos del film, esto no es lo que pretende ofrecernos, su misión es entretener a todo el público y en gran parte lo consigue. El factor nostálgico es lo que más destaca a la hora de ver 'El vuelo del navegante', factor que no conllevo conmigo mismo al no haberla visto en mi juventud y descubrirla siendo ya un habituado del cine, posiblemente sea un punto perjudicial a la hora de valorar la crítica... Y es que la nostalgia a veces nos juega malas pasadas nublándonos nuestro ponderado criterio.
Paco Garrido
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30 de marzo de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué gozada volver a ser el niño de ayer.

'El Vuelo del Navegante', joya oculta, extraña rara ave, podría decirse que es una reivindicación de ese estado maravilloso llamado infancia.
¿Quién no ha soñado alguna vez con poseer su propia nave espacial? Aquí, la fantasía se convierte en realidad, y todo adquiere tintes de juego no demasiado serio porque sin duda pesa más el cariño del recuerdo que su justificación.

David pierde dos cosas la noche del 8 de junio de 1978: su mundo, pero aún más importante, su condición de niño fascinado por él.
Es puesto en una cuarentena experimental, aislado y en contacto con una familia que es la suya, pero no la del tiempo que le corresponde. Sin apenas tiempo para saborear la infancia, ya es un adulto, y el peor tipo: el adulto con responsabilidades y cargas de todo el mundo.

Así las cosas, este vuelo se convierte en una odisea contra el tiempo, contra la adultez y el tiempo perdido.
Una vez a bordo de la nave, cariñosamente apodada Max, tanto la nave como David consiguen tiempo para divertirse, tiempo de descuento en el que el niño enseña a una quizá demasiado rígida inteligencia artificial lo sencilla que puede ser la vida infantil, como escuchar una canción de los Beach Boys.

Y a la vez, ese tiempo juntos es quizá lo último que le recuerda que no quiere ser el navegante de una nave espacial, solo un niño más.
Los sueños del espacio son lo único que nos separará de la vida adulta a la vuelta de la esquina, disfrutémoslos mientras aún podamos.
Charles
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