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Aquí, un amigo

Comedia Trabucco está a punto de retirarse a una paradisíaca isla, pero antes debe hacer un último trabajo: eliminar a los tres testigos claves en el juicio de un caso federal. Para ello se instala en un hotel estratégicamente situado, pero la situación se complica cuando se instala en el mismo hotel Victor Clooney, un hombre que está muy deprimido porque su mujer lo ha abandonado por un sexólogo. En el preciso momento en que Trabucco se ... [+]
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
3 de septiembre de 2006
46 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres años después de su espléndida "Fedora", Wilder pone punto y final a una carrera brillantísima, consolidándose como uno de los mejores y más influyentes directores en la historia del cine...

Cuenta la leyenda que después de ésta su ópera póstuma ninguna aseguradora quiso hacerse cargo de sus películas pues fue un rotundo fracaso de público y crítica...

Basada en una pieza teatral epónima del director y guionista Francis Veber ("La Cena de los idiotas"), Wilder supo sacar partido de ello, si no de manera harto brillante tal y como nos tenía acostumbrados, sí con el tremendo oficio de uno de los grandes directores de siempre...

Atrás quedaron sus tiempos en Viena y Alemania, sus difíciles comienzos en EEUU de la mano de su compañero de viaje y penas, Peter Lorre, y de sus guiones para prestigiosos directores de la época, como su admirado Lubitsch ...

A partir de esta cinta, Wilder se dedicó a descansar plácidamente como así lo hiciera su personaje principal en esta película, Trabucco (Walther Matthau), después de concluída su misión, en aquella paradisíaca isla del pacífico...

Con la colaboración habitual (tras su separación con Charles Brackett) de I.A.L Diamond en las lides de guionista, adaptó la susodicha pieza teatral de Veber, confiriendo su habitual y portentoso ritmo narrativo (de ésto quizá pudiera haber aprendido algo Díaz Yanes), sus ingeniosos y divertidos diálogos, y la maravillosa y sencillísima puesta en escena...

Una colorista fotografía a cargo de Harry Stradling Jr y una jazzística banda sonora a cargo de Lalo Schifrin el compositor argentino de la archiconocida y multiversioneada sintonía principal de "Misión Imposible" o la espléndida banda sonora de "Harry el sucio", completan los ingredientes de esta digna obra póstuma de uno de los genios más admirados del celuloide internacional...

Quizá también la leche "Sundance" le produjeran efectos contrarios a los del segundo testigo implicado en el escándalo inmobiliario, muerto a manos de Trabucco al ingerir leche de aquella marca, que según rezaba en su eslogan te hacía sentir mejor y vivir más tiempo...

Ventiun años más tarde, Wilder nos dejaría para siempre, y esta cinta nos quedaría como su último legado... Una pieza de culto para cualquier coleccionista. Y la última ocasión de ver juntos como dueto protagonista a estos dos genios de la interpretación; Jack Lemmon y Walther Matthau.

I M P R E S C I N D I B L E.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
burton
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1 de abril de 2009
33 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Qué manera de joder una película! ¿Una mejicana cantando cucurrucucu paloma y hablando con acento cubano? ¿Jack Lemmon tarareando Cecilia? ¿Una Hawaiana con acento chino? ¿Un porrero con la voz de Al Pacino? La madre que los parió...

Obviare el estúpido debate de las "obras menores", simplemente decir que ya le gustaría a cualquier director de esta década que cualquier comedia suya le llegara a esta a la suela. Si Francis Veber (guionista) hubiera dirigido la película me atrevo a predecir que no sería ni la mitad de divertida. ¿Es la mejor de Wilder? Ni de lejos. Pero como dice algún elocuente usuario de esta página, se trata de carcajearse, y en esta peli hay mucho de eso. Toda una screwball realizada en los años 80.

El soberbio guión se mofa de toda la tropa de charlatanes pseudocientíficos que aprovechando el "free love" de los 70 causaron estragos en mentes y bolsillos de los 80. Fantástico las pintas de "Village People" de los polis en la clínica. Sublime el momento en que el padre primerizo les ofrece unos canutos. Además, todo el plan para asesinar al último soplón y ese final son para reírse a mandíbula batiente. Impagable el nombre del sicario (Trabucco). Wilder en estado puro y disparando a todo lo que se mueve.

Sobre las interpretaciones destaca el fabuloso tándem Lemmon-Matthau, Dana Elcar realiza un buen papel a su medida, Paula Prentiss está correcta y Klaus Kinski bastante grimoso.

Recomendable para quienes quieran conocer alguna de las referencias de Quentin "Refritos" TaranTimo. Una última obra digna para cerrar una filmografía de las más grandes.
tantra
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4 de julio de 2006
28 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como siempre, la idea de partida del argumento es genial: un asesino profesional que trabaja para la mafia (Matthau) se dispone a eliminar a un soplón justo antes de que declare en un juicio, pero su meticulosa planificación se verá alterada por las tendencias suicidas de un hombre que se instala en la habitación contigua (Lemmon). Naturalmente, el guión está enriquecido con chistes agresivos, situaciones cómicas de cosecha particular y la química inmejorable entre los dos famosos protagonistas. La parte final es flojilla, pero el resto es cojonudo, al nivel que se puede esperar de Wilder. Es por ello que me parece injustamente infravalorada.


Mattau: Mujeres... ¿Quién las comprende? Una vez conocí a un tipo que tuvo dos infartos, así que le pusieron uno de esos chismes... un... marcapasos. Pues, bueno, su mujer se divorció de él porque decía que el aparatito interfería la imagen del televisor.
Lemmon: ¿Tiene usted cerillas?
Matthau: Sí. Aquí tiene. ¿Para qué las quiere?
Lemmon: Voy a suicidarme.
Matthau: ¡¿Otra vez?!
jastarloa
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12 de enero de 2008
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Denostada y tildada de impropia de la filmografía de Wilder, este su último film, resulta ser una película de lo más simpática y atractiva, una comedia ("remake" de la película francesa "El embrollón") que plantea un embrollo de lo más interesante, bien narrado, construido e interpretado dónde no falta ni la acidez ni la capacidad crítica del vienés, en una historia en la que los personajes van llevados de una frustración a otra y la casualidad es un don habitual. Resulta divertido ver el cruce de historias entre el serio y maduro asesino Matthau y el depresivo, inconsolable y pegajoso Lemmon (abandonado por su mujer, que se ha fugado con un loco psicoterapeuta sexual). Sinceramente, creo que entronca con el grueso de la obra de Wilder de forma noble y suficiente, siendo una digna última rama del arraigado, robusto y recio árbol que es la filmografía del vienés. Una rama que aguanta bien, creo yo, el poso y peso de la obra previa.

P.D.: Y añado que en el americano de los 80 no habrá más de 20 comedias mejor que ésta (quiten a Woody Allen y ¡horror!, la cosa queda en cueros).
kafka
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14 de septiembre de 2005
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La despedida del cine del maestro que aún viviría 21 años más condenado al ostracismo de la industria, que no del público que seguía, sigue y seguirá adorando su obra. No sé por qué siempre pedimos ver en la última obra un sumum. Es difícil imaginar esa película, dada la cantidad de obras maestras que componen la producción de este director. El problema es que esta no es una obra maestra; pero no es una mala película (nunca cometió ese pecado).
Decía Wilder que para realizar una película “tenía diez mandamientos. Los nuevo primeros dicen: No aburrirás”. Esto lo cumple a la perfección. Trabuco (Mathau), un asesino a sueldo tiene que cumplir su último mandato antes de retirarse. El encargo se complica cuando en la habitación de al lado se aloja el depresivo Víctor (Lemmon). Con esto, Wilder realiza una película donde la risa no tiene ningún filo de amargura o de crítica tan habitual en el. Es una comedia amable, pese a sus pinceladas de humor negro (maravillosa la secuencia de Lemmon intentado suicidarse y dejando en suspenso la acción final para hacer sus necesidades).
Sin embargo, hay una parte de la trama que chirría, hecho bastante sorprendente pues estamos ante una de las mejores pareja de guionistas de toda la historia del cine, aunque esta película sea un remake de la película francesa “El embrollón”. La parte es toda la referida a la historia de K. Kinski (las relaciones durante el rodaje fueron muy tensas, a un loco como a Kinski sólo lo aguantaba otro como Herzog), que interpreta aquí a un doctor naturista y profeta del sexo libre que es el amante de la mujer de Lemmon. Es curioso, si uno cosa tiene el cine de Wilder, independientemente de la fecha en que realizara la película, es la actualidad. Ninguna de sus películas ha envejecido un ápice. No son modernas, tienen el poder de ser contemporáneas, de acompañar al espectador independientemente de la época. No es este el caso, toda esa trama chirría tanto como si de una película del “landismo” se tratara. Tiene una visión grosera, muy sesentera, con situaciones que dudo que incluso en esos años inocentes y locos hicieran gracia. Fuera de este pequeño crack, la película funciona a la perfección. Es la última reunión de Lemmon y Mathau a las órdenes del maestro, por lo que tiene un sabor de despedida. Un adiós grato. Nadie como él entendió tan bien la química que estallaba entre estos dos grandes actores, y en esta ocasión también les ofrece uno de esos “trajes hechos a medida” para que luzcan todas sus dotes en esta atropellada comedia.
En todo caso, dado el encefalograma plano que tenía la comedia norteamericana de aquellos años (época de Porkys y desmadres...), “Aquí un amigo” gana en esa comparación, y cuesta creer, o da rabia, que no se acudiera de nuevo al maestro para insuflar de gran cine las pantallas que dejó huérfanas tras su marcha.
“Aquí un amigo”, sin ser ese amén que uno esperaría de Wilder como remate de su obra, conserva los quilates de su inteligencia y saber hacer.
Strhoeimniano
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