La magia del montaje

En este magnífico documental sobre el arte del montaje y la edición de las películas nos muestra la importancia de este trabajo en las grandes producciones cinematográficas. Una profesión que empezó sin ningún reconocimiento y que ha terminado por llevar a los montadores a trabajar mano a mano con los directores de cine.

El documental explica cómo una película puede llegar a cambiar en la sala de montaje, puede apreciarse la magia de como se mejoran las escenas ya filmadas. El montaje y la edición es la fase de creación de una película en la que se ensamblan y ajustan las imágenes y los sonidos del film.

El documental muestra la magia de esta profesión oculta de la mano de directores como Anthony Minghella, Martin Scorsese, Quentin Tarantino, Ridley Scott y Steven Spielberg, y de montadores como Zach Staenberg (”Matrix”, 1999), Sally Menke (”Reservoir Dogs”,1992 y “Pulp Fiction”, 1994), Craig McKay (”The Silence of the Lambs”, 1991), Richard Marks (”The last Tycoon”, 1976) o Walter Murch (”The English Patient”,1996).

Una buena habilidad editando protege al director de suicidarse, dice Sean Penn (“Into the Wild” 2007) y Zach Staenberg el montador de la trilogía de “Matrix” (1999), dice que lo que hace de una película una película, es el montaje.

Quentin Tarantino explica la importancia que tiene el desechar unos ‘frames’ y otros no, ya que un ‘frame’ es para un director de cine lo que la palabra para un escritor o una nota musical para un compositor.

El arte del montaje y la edición es el proceso que se utiliza para ordenar los planos y secuencias de una película, de forma que el espectador los vea tal y cómo quiere el director. La manera de colocar los diversos planos puede cambiar completamente el sentido, y por lo tanto el mensaje de una película.

En el montaje se le hace a casi toda la película. Se cambian secuencias, se suprime lo que no gusta, se añade o se acorta el ritmo. Se empalman, según el orden del guión, los fragmentos que han constituido una filmación, ya que normalmente se filma en el orden que marcan las circunstancias de dirección y producción o debida a la disponibilidad de los actores y las causas climatológicas o de estación.

Dentro de todo lo que recoge se acuerda de recordar a todos, desde Griffith y su montaje invisible, pasando por los rusos, la revolución francesa de la nouvelle vague, hasta llegar al estilo de edición súper rápida muy de moda en los últimos años. En su desarrollo separa el montaje según géneros, claramente explica que no es lo mismo editar en el cine de acción, que en el suspenso o en el erótico -curioso apunte de Verhoeven sobre el cruce de piernas de la Stone-.

Las entrevistas están bastante centradas en Hollywood y lamentablemente la perspectiva se cierra mucho a este tipo de cine, digamos, comercial. Además se ve bastante acotado a mostrar los films de las personas a las que entrevista, y eso también le reduce en información.

La energía que le ponen los entrevistados es tanta que hasta casi que te convencen de que el montaje es lo más importante en una película. Yo, en lo personal, disiento, creo que la edición puede hacer milagros, puede cambiar la presentación de un film, pero jamás podrá reparar un encuadre malo, ni podrá reescribir un guión. Podrá cambiar la temporalidad, podrá cortar escenas de sobra, podrá alargar las emociones, pero jamás reconstruirá una historia mal escrita. No obstante, este documental ayuda a revalorar un apartado que para muchos es menor, y claro está, no lo es.

El guión es bastante liado, las preguntas que sirven como índice no están del todo ordenadas, pero aún así se aprende muchísimo viéndolo. Curiosamente para ser un documental sobre montaje no destaca en este apartado.

Aporta cosas muy interesantes como ver a Walter Murch editando en vivo y en directo "Regreso a Cold Mountain" (Anthony Minghella, 2003) y explicando porqué coloca tal toma y tal no, inclusive muestra como un error en la toma -alguien mira para el lado equivocado- puede ser solucionado desde el montaje. También tenemos a Tarantino quien le imprime una cuota de humor a sus respuestas: "me enojaba con ella (Sally Menke) porque no me leía la mente al 100%, sólo a un 80%".

Lo mejor: la información que brinda, y al aporte que hace para que aprendamos a valorar una profesión que muchas veces se considera menor.
Lo peor: el guión es bastante entreverado, salta de una cosa a la otra sin mucho rigor.

Encerrados en un cuarto, sin que casi nadie conozca sus nombres ni su trabajo, encontramos trabajando a los montadores de cine, profesionales que desde casi los inicios del séptimo arte han conseguido dar forma y sentido al material del que disponen, algo de lo que nosotros, como espectadores, no solemos ser conscientes.

La visión de este documental sirve como reivindicación de un trabajo absolutamente esencial dentro del proceso de elaboración de un proyecto cinematográfico. Un buen montaje, mediante una correcta elección de tomas, permite incluso corregir aquello que pueda parecer erróneo en su concepción original en la grabación. Una actuación se ve potenciada por saber alargar o cortar adecuadamente una toma, de igual forma que el ritmo de la película dependerá muchísimo del proceso llevado a cabo por el profesional. Por lo tanto, hablamos de que, lejos de parecer únicamente un proceso meramente técnico, el factor creativo y artístico del montador existe. Su trabajo complementa y da sentido primero al guion definitivo y, posteriormente, al proceso de dirección a partir de la historia previamente aprobada. Lo que sale del montaje es la versión definitiva de un proyecto, y no únicamente un trámite con el que ordenar escenas.

La visualización de este documental ha servido para que, quienes como en mi caso, tengan interés por el sector cinematográfico, valoren en su justa medida esta profesión, la respeten e, incluso, piensen que tras ella existe un elemento de originalidad que permite tomarla como alternativa en caso de verse alejados de facetas que, en principio, puedan parecer más atractivas, como puedan ser la escritura de guiones o la dirección cinematográfica.

Lo mencionado anteriormente gana peso al comprobar el testimonio de pesos pesados de la industria hollywoodiense dentro del documental. Poder escuchar la opinión sobre la edición cinematográfica por parte de profesionales con cuyos trabajos has crecido como espectador es, sin duda, un plus de cara a ver con nuevos ojos esta función y respetarla como es debido. Muy interesante me ha resultado conocer el avance en las técnicas de edición, con nuevas tendencias surgidas en diferentes partes del mundo. Desde los inicios con Griffith, aún en vigencia, hasta los en su día revolucionarios conceptos surgidos del cine soviético o, posteriormente, con la nouvelle vague francesa.

Sólo como aspecto negativo mencionaría la evolución surgida en el nuevo siglo en lo que a cine de entretenimiento se refiere. El estilo videoclipero impera hoy día, y he echado en falta menciones a otras formas de hacer cine de acción, como el visto en producciones de Hong Kong.

Lo poco que se dice sobre la historia del montaje cinematográfico resulta simplista (aunque claramente fue hecho para quienes deseen empezar a conocer algo sobre cine). También la edición del propio documental carece de interés. Más allá de eso, solo resultan interesantes los comentarios de los editores narrando algunas anécdotas sobre sus trabajos en películas.
Recomendable para estudiantes del primer año de cine.