Dentro de todo lo que recoge se acuerda de recordar a todos, desde Griffith y su montaje invisible, pasando por los rusos, la revolución francesa de la nouvelle vague, hasta llegar al estilo de edición súper rápida muy de moda en los últimos años. En su desarrollo separa el montaje según géneros, claramente explica que no es lo mismo editar en el cine de acción, que en el suspenso o en el erótico -curioso apunte de Verhoeven sobre el cruce de piernas de la Stone-.

Las entrevistas están bastante centradas en Hollywood y lamentablemente la perspectiva se cierra mucho a este tipo de cine, digamos, comercial. Además se ve bastante acotado a mostrar los films de las personas a las que entrevista, y eso también le reduce en información.

La energía que le ponen los entrevistados es tanta que hasta casi que te convencen de que el montaje es lo más importante en una película. Yo, en lo personal, disiento, creo que la edición puede hacer milagros, puede cambiar la presentación de un film, pero jamás podrá reparar un encuadre malo, ni podrá reescribir un guión. Podrá cambiar la temporalidad, podrá cortar escenas de sobra, podrá alargar las emociones, pero jamás reconstruirá una historia mal escrita. No obstante, este documental ayuda a revalorar un apartado que para muchos es menor, y claro está, no lo es.

El guión es bastante liado, las preguntas que sirven como índice no están del todo ordenadas, pero aún así se aprende muchísimo viéndolo. Curiosamente para ser un documental sobre montaje no destaca en este apartado.

Aporta cosas muy interesantes como ver a Walter Murch editando en vivo y en directo "Regreso a Cold Mountain" (Anthony Minghella, 2003) y explicando porqué coloca tal toma y tal no, inclusive muestra como un error en la toma -alguien mira para el lado equivocado- puede ser solucionado desde el montaje. También tenemos a Tarantino quien le imprime una cuota de humor a sus respuestas: "me enojaba con ella (Sally Menke) porque no me leía la mente al 100%, sólo a un 80%".

Lo mejor: la información que brinda, y al aporte que hace para que aprendamos a valorar una profesión que muchas veces se considera menor.
Lo peor: el guión es bastante entreverado, salta de una cosa a la otra sin mucho rigor.