Supongamos que Nueva York es una ciudad (Miniserie de TV)

Martin Scorsese utiliza a su amiga Fran Lebowitz (a quien ya dedicara el documental "Public Speaking", de 2010) para trazar un delicioso recorrido por Nueva York, la ciudad que nunca duerme, ese rincón pintoresco del mundo, metrópoli variopinta, bohemia, peligrosa, imprevisible, sucia, ruidosa, fascinante.

Lebowitz sabe cómo atrapar la atención del espectador con sus opiniones siempre anticonvencionales, alejadas de clichés, de las que merece la pena escuchar, mediante comentarios mordaces, impregnados de humor, rememorando anécdotas de su vida en la Gran Manzana, a través de su mirada única, de escritora con labia. Scorsese pasea su cámara por lugares que todos conocemos, intercala escenas de películas, fragmentos de viejas entrevistas a Fran, de monólogos, de debates de la protagonista al lado de figuras como Spike Lee o Alec Baldwin, de recuerdos nostálgicos de otras épocas.

"Pretend it's a city" está compuesta por siete refrescantes episodios que rebosan pasión por Nueva York y sus ambientes, sirve de homenaje a la ciudad y a la irrepetible Fran Lebowitz, se contempla en todo momento con una sonrisa. De cuando en cuando Netflix nos sorprende estrenando algún producto magnífico.

Esta serie documental de 7 episodios se anuncia como charlas de Martin Scorsese con Fran Lebowitz sobre New York. Y, a mi juicio, son charlas sobre Fran Lebowitz. New York es un poco el contexto y el guiño marketinero para comercializarlo. Me intentaré explicar mejor.

Fran Leibovitz es una escritora con una mirada absolutamente mordaz sobre todos los aspectos de la vida. Llegó a NY en años complicados (los 70). Años en donde, además de la violencia, florecía una fauna artística muy creativa y bohemia de la que ella formó parte.

Fran es la persona ideal para una entrevista: sin pelos en la lengua opina, sin tapujos, sobre todo. Orgullosamente presume de no tener computadora, ni teléfono celular, ni de usar internet. Es un dinosaurio cascarrabias, de ácido humor judío, que respira el New York de los 70, pero vive en el 2020.

New York es la excusa para que ella nos cuente varias anécdotas de su vida. Y nos comparta su opinión sobre la cultura, inversiones, la salud, el transporte público, la comida, el cigarrillo, y los libros. Muchos libros. Tantos como una persona que no usa internet puede tener. La Gran Manzana aparece y desaparece en el contexto de los 7 episodios. Es un eje rector, pero no la protagonista principal.

El documental mezcla las charlas junto a Scorsese, con entrevistas clásicas de ella con Alec Baldwin, Spike Lee y Olivia Wilde. No esperes recorridas por Central Park, Central Station, el puente de Brooklyn, ni un documental turístico. Este el show de Fran. Y hasta Scorsese lo sabe.

La miniserie en cuestión se titula “Pongamos que hablo de New York”o “Pretend it’s a City” en su idioma original. Es una propuesta tremendamente original, que destaca entre tantos montones de series novedosas, pues se centra en la tan olvidada realidad pre-covid, lo cual es bastante positivo (en su acepción inocua).
Con el carácter de una entrevista, Martin Scorsese y Alec Baldwin preguntan a la escritora Fran Lebowitz sobre las trivialidades neoyorquinas más populares y que más nos inquietan a los no residentes de LA ciudad.
De esta manera, capta a la perfección los matices de esta y nos hace comprender por qué, pese a las quejas de Lebowitz, no habría otro lugar del mundo mejor para vivir.
Al menos para ella; al final es un canto de amor hacia Nueva York, pero sin obviar las dificultades que tiene convivir en la urbe

Todo el peso de la entrevista reside en su protagonista, la gran escritora de lengua mordaz, humor ácido, y llena de opiniones bien formadas sobre absolutamente todos los tópicos insignificantes. Poco a poco, como quien no quiere la cosa, logra encauzar estos temas incidiendo en la vida en los 70, comparándola con la actual, matizando las similaridades y las diferencias.
No faltan así las críticas a la tecnología, pero sin ínfulas de boomer; lo dicho es preciso y acurado.

Todo está pensado, meditado, bien ejecutado y transmitido para hacernos disfrutar del placer de la buena conversación, que parece que se está perdiendo.

*Martin Scorsese y Fran Lebowitz

Todos conocemos lo inmensa que es la entidad Martin Scorsese, suficiente para arrastrarnos a cualquier producto que firme. Aunque tengo que decir que yo ya no me dejo engañar por esos carteles que lo anuncian como “productor de”, que me he tragado mucha bodrio que desearía haber olvidado ya.

En cualquier caso, este caso era diferente. En Supongamos que Nueva York es una ciudad o Pretend It’s a City -título bastante más sencillo- Scorsese dirige la totalidad de los siete capítulos de los que consta, además de estar delante de la cámara en todos ellos. Junto a él Fran Lebowitz, una figura que desconocía -pido perdón- y que me ha despertado cierta simpatía.

Lebowitz y Scorsese hacen un tándem curioso. Ella cuenta que en cada una de las fiestas que coincidían terminaban hablando largo y tendido sobre cualquier tema, y no es más que esto lo que os cabe esperar de esta miniserie. Durante tres horas y media -a media hora por capítulo- Fran Lebowitz responderá las preguntas que tanto Martin como algunos oyentes de las grabaciones le lanzarán.

*Martin Scorsese

En principio, todo me interesa. Me gustan las conversaciones espontáneas y me gusta la gente divertida. Fran Lebowitz lo es. Pero Supongamos que Nueva York es una ciudad podía haberse convertido en un tedio insoportable, seamos sinceros, no es un formato para episodios de 45 minutos, ni para una película de dos horas. Por eso, creo que está perfectamente elegido el recipiente en el que Scorsese encierra las palabras de Lebowitz.

Cada capítulo trata fundamentalmente un tema, pero a la escritora le encanta irse por las ramas, de modo que podemos acabar en cualquier parte. Y Scorsese se lo permite, sabe del encanto de la situación.

El director se encarga de asear toda la producción. La dinamiza cambiando el escenario y llamando a algunos amigos (Alec Baldwin, Spike Lee…), así como corta a su gusto. Sabemos que él no es el editor, pero también conocemos su figura como director y como filma con las piezas ya encajadas en su cabeza. No obstante, ese crédito tenemos que dárselo a David Tedeschi y Damian Rodríguez. Todas las piezas que no corresponden a lo rodado, sino a, más bien, archivo, tienen un carácter evocador.

Así, además de su destacada función en lo técnico, Scorsese hace las preguntas adecuadas guiando a la también periodista por dónde le apetece.

*Fran Lebowitz

Es muy interesante escuchar a Fran Lebowitz teorizar y recorrer su mente. La serie termina con una famosa cita de la escritora: “Piensa antes de hablar. Lee antes de pensar“. Y, bueno, con respecto a la segunda parte de la cita no tengo mucho que decir, ya que sus reflexiones me parecen fruto más de la lógica, de su educación y de su personalidad -aunque en todo esto influye la cultura que vives, sientes y consumes-, pero sí que creo que es una persona que se ha formado una opinión propia que lo baña todo.

No es común ver a gente en la televisión con una visión para todo. Más o menos correcta, no importa, pero no es lo normal. Personalmente, creo que Fran Lebowitz tiene una forma de pensar que, aunque moderna para su generación, es hija de algunas nociones propias de su tiempo. Pero no estamos aquí para hablar en qué coincidimos y en qué no, sino para valorar lo llevadero que se hace su hilo de pensamiento. Y esto es a todas luces una experiencia divertidísima.

*Conclusión

Supongamos que Nueva York es una ciudad no es un producto para devorar, sino algo que masticar y disfrutar lentamente. Scorsese y Lebowitz ponen todo de su parte para hacernos pensar o iniciar nuestro pensamiento propio sobre algunos de los debates más ricos y vivos de nuestra sociedad, así que aprovéchalo.

Escrito por Rafa F. Velázquez

He visto la miniserie documental... Supongamos Que Nueva York Es Una Ciudad (Netflix)...
https://www.filmaffinity.com/es/film631701.html

Un 7. Supongamos Que Nueva York Es Una Ciudad es una serie documental, hecha por Martin Scorsese, sobre la escritora, humorista y cuentista profesional Fran Lebowitz. Judía, para más señas. Son siete capítulos en los que no para de hablar y de hacer gala de su particular estilo y humor. Un personaje real digno de ser conocido.

Me ha gustado. No porque esté de acuerdo con ella, cosa complicada, ya que muestra claros signos de anumerismo y de vivir enfáticamente en su propia realidad, construida, definida y decorada por ella misma... Pero me transmite la sensación de ser un personaje entrañable, que además hace gala, de una serie de valores atípicos, aunque, por el documental, no se puede saber si realmente vive con esos valores o sólo se presenta así, o...

Recomendable si te gustan las comediantes judías de setenta años que viven en Nueva York y no paran de hablar.