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Lemora, un cuento sobrenatural

Terror Esta es la historia de la joven inocente y cándida Lila Lee (Cheryl Smith), solista del coro de la iglesia, que de regreso a su pueblo natal para reencontrarse con su moribundo padre, se ve atrapada dentro de una espiral de vampirismo y brujería, seducida por la imponente y misteriosa Lemora (Lesley Gilb). (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
12 de noviembre de 2009
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Richard Blackburn intentó en su primera y última incursión como director realizar una película de vampiros original y atrevida y aunque el resultado es bastante digno (especialmente teniendo en cuenta la cantidad de bodrios que se han realizado sobre el tema), queda la sensación de que podía haber dado mucho más de sí, aunque el resultado final tampoco llegue a decepcionar, sino todo lo contrario, nos deja con ganas de más. En todo caso es una película a rescatar por muchas razones. En primer lugar por la historia que se cuenta. Lemora nos habla de la pérdida de la inocencia, es el viaje de una ingenua niña a un mundo extraño, oscuro, es algo así como una versión gótica de Alicia en el País de las Maravillas, con una carga erótica latente que amenaza con explotar en cualquier momento, pero que se mantiene subterránea, creando una tensión continua, lo que la hace mucho más interesante que si fuese más evidente.
Lila es una joven y virginal adolescente, hija de un asesino, que vive acogida por un pastor. Un día recibe una carta de su padre enfermo diciéndole que quiere verla para que le perdone sus crímenes, entre los que se encuentra haber asesinado a su madre. Lila se fuga y emprende un viaje que la llevará hasta los dominios de Lemora, una seductora mujer que vive rodeada de niños y de unos extraños y monstruosos hombres víctimas de una extraña enfermedad. Entre esos monstruos se encuentra el padre de Lila.
La historia es fascinante, aunque tiene demasiados altibajos que la estropean en ocasiones. Quizás lo peor sean los monstruos (una especie de zombies) víctimas de los vampiros, que parecen metidos como relleno y no aportan nada significativo salvo unas dosis de acción innecesarias que podrían haberse suplido perfectamente con algo más de tensión psicológica y del juego de seducción/resistencia entre Lemora y Lila, que es el fuerte de la película. La carga erótica está presente a lo largo de toda la película, con un toque sadiano innegable: la joven e inocente joven seducida e incitada a disfrutar de los placeres de la vida, abandonando toda moral puritana y entregándose al placer y a la pasión, abranzando el Mal.
Los actores, la mayoría de ellos desconocidos, son desiguales. Cheryl Smith (Lila) no hay duda de que tiene un encanto adolescente que hace que cualquiera desee morder su cuello (y otras cosas), pero la verdad es que es bastante sosita, casi no actúa, sino que se deja llevar, lo que en momentos de la película es un acierto, pero que a la larga se convierte en un lastre. Lesley Gilb (Lemora), en la que fue su única película, consigue acercarse bastante al ideal del vampiro victoriano, con su imponente y seductora elegancia, aunque también le falta algo de pasión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maese Huvi
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14 de septiembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una peli muy cutre pero con algunos destellos de calidad. Tiene alguna escena y algunos planos que son interesantes, incluso puede llegar a dar mal rollo en algún momento, pero en el cómputo general suspende.

Reconozco que la primera media hora es interesante. Te presentan un mundo muy decadente, con unos personajes extraños que supuran perversión por los cuatro costados. Una protagonista con tan solo trece años que tendrá que emprender un viaje lleno de peligros a una casa misteriosa. Por el camino se topará con unos seres extraños que podrían pasar por zombies, y se dirige a una casa donde la espera una vampira. Zombies, vampiros y rituales ¿Qué podría salir mal? Pues muchas cosas.

La supuesta niña inocente de trece años tiene cara de tener al menos veinte palos pero actúa y se viste como una niña de 8 años. La cepillan el pelo, la cuentan cuentos y al hacer su maleta para emprender su viaje misterioso, intenta llevarse una muñeca de tamaño extragrande. Ver a una chica adulta-adolescente, por muy infantil que tenga los rasgos, haciendo ese papel, queda cuanto menos extraño y poco creíble.

El maquillaje de los zombis es malo pero no peor que el de otras películas de sería B. Durante todo el metraje veremos un ambiente azul oscuro que a mí me acabó saturando. Las actuaciones son medianamente decentes y extravagantes, muy serie B. El guión es el típico de película de terror con muy poco interés y con agujeros por todo los lados. La gran mayoría de las situaciones están muy forzadas y las habilidades de los zombies y los vampiros varían a conveniencia del guión.

Una vez pasada la primera media hora en la que nos presentan los personajes y la historia, el desarrollo pierde todo interés y se basará en ver a la niña huyendo de un lado a otro con multitud fallos de continuidad y con poquísima emoción. Si solo hay un personaje protagonista, sabes que por complicada que sea su situación no la va a pasar nada, al menos hasta el final.

Es una pena, porque a pesar de todos sus defectos empieza bien, con muy buen ritmo, escenas y personajes inquietantes, algunas buenas ideas y haciendo empleo de un terror más psicológico que efectista. En el momento en el que se pasa a la "acción" pasa de ser mala pero interesante a simplemente mala. Al menos es corta.
Mankuku
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20 de febrero de 2012
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Laila Lee (Cheryl Smith) es una angelical chica de trece años que canta en el coro de una parroquia Baptista cuyo Reverendo (interpretado por el director Richard Blackburn) ejemplifica la bondad de su inocente ser contrariada a la de un padre (William Whitton), un violento gángster, que desaparece después de asesinar a su esposa y al amante de ésta. En paradero desconocido solo una nota llega a manos de laila y en nombre de Lemora (Lesley Gilb) que la invita a su casa, en un lugar pantanoso y abandonado, poblado por montruos deformes y vampiros a merced de tan misteriosa dama.

Peculiar película de vampiros y no muy alejado de los cánones dogmatizados por clásicos del género aunque con el sello personal de Richard Blackburn en su único trabajo como realizador y que co-escribiría unos años más tarde, junto a Paul Bartel, la comedia negra de culto “¿Y si nos Comemos a Raúl?” (Eating Raoul, 1981).

“Lemora” en algunos países subtitulada también con el apelativo de “La Condesa Drácula”, retoma el universo, pero más siniestro, de la imaginería de Lewis Carroll con la novela gótica heredada, ciertamente, por Bram Stroker. Es decir, una criatura de ultratumba se adueña de unos parajes ensombrecidos gracias a su presencia. Y el afecto, más que materno-filial, roza lo lésbico, que siente en sus pálidas pieles a una muchacha rubia, limpia de pecado, y recién entrada en la pubertad.

Blackburn equilibra la dualidad del Bien y el Mal en dos mundos que no parecen tan distintos entre sí; el humano y el sobrenatural. Nos muestra la violenta y poco sosegada vida en la Gran Depresión de los años treinta y el regocijo en la Iglesia (con un reverendo que se siente tentado por su “adoptada” corista), pero también la acogedora casa de Lemora, a su vez, en medio de un bosque lleno infesto de criaturas monstruosas (evidentemente victimizadas por sus colmillos).

Un film correcto y planteado en su título original en inglés (A Child´s Tale of Supernatural) como un cuento de horror juvenil para adultos. Y lo mejor: su cautivadora fotografía nocturna con la imperante presencia, en medio rostro para abajo, de la encapuchada incuba protagonista.
Natxo Borràs
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31 de agosto de 2021
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El batiburrillo del que está compuesto "Lemora", más que ir en su contra, le beneficia. Religión, vampirismo, seres inquietantes medio bestias que viven en la oscuridad de la noche y del bosque del que no sabemos porqué son así, la guerra entre los no muertos y los anteriores, un crimen y un padre diabólico, se confabulan para que nuestra angelical protagonista pierda inocencia, virginidad y se transforme por una vez, de sopetón, en adulta.

Cuento, como reza el título, lo es con palabras mayúsculas. Anticuada pero con el encanto de ir al grano y sin muchas florituras, la continua huida de Lila Lee, es comparable a una Caperucita siempre acechada por la maldad y las almas desalmadas.
Xinexin
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18 de enero de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película contada de manera que parece un cuento, pero un cuento tétrico, exageradamente tétrico, tanto, que da más miedo y mal rollo que muchas películas que pretenden ser de ¨terror¨.
La película tiene una ambientación bestial, curradísima, donde todo es extraño, oscuro, peligroso, desde las personas, que tienen una forma de ser bastante extravagante, hasta la propia iluminación, que en todo momento es muy oscura y acompaña perfectamente con el tono de esta original historia.

La chica hace un gran papel, y la historia es realmente curiosa. Quizá se hace un poco lenta en algunos momentos, pero tanto por todo lo que se ve y se cuenta, como la forma en que está contado, vale la pena verla.
TANOMUERTO
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