Familia de medianoche

El gobierno de la Ciudad de México cuenta con menos de 45 ambulancias para darle servicio a su población, esta raquítica situación ha dado lugar a un negocio informal y no regulado de ambulancias privadas. La película de Lorentzen sigue a la familia Ochoa, quienes operan una ambulancia noche tras noche, y que es su único modo de sustento.

Lorentzen acompaña a la familia Ochoa en su ambulancia, logrando una totalidad intimidad, y volviendo invisible su cámara, mostrando la manera en como operan su ambulancia, pero también adentrándose a un universo complicado como es el de la noche en la Ciudad de México, donde millones de seres buscan, de manera muy diversas, la supervivencia.

La manera en que Lorentzen acompaña a los Ochoa nos permite conocer a una familia particular, integrada por Fernando , el padre, con problemas de salud, Josué, el hijo más pequeño, quien prefiere pasar las noches a bordo de la ambulancia en lugar de por las mañanas acudir a la escuela, y Juan Alexis, quien además de ser el chofer de la ambulancia, hace de la conciencia de su padre y hermano, un joven con un alto sentido del servicio y de la responsabilidad, quien no duda en cuestionar a su padre ante el desorden en que lleva la papelería de la ambulancia, y que constantemente reprende a su hermano menor con la intención de convencerlo de no faltar a la escuela.

Pero además del logrado acercamiento intimo a la familia Ochoa, el documental de Lorentzen permite adentrarse a un mundo poco conocido, el de los servicios de ambulancias particulares, quienes deben enfrentarse a diferentes situaciones que van desde el enfrentamiento directo con su competencia a través de las calles de la ciudad, hasta la corrupción de los cuerpos de policía, que además de representar un obstáculo para su trabajo, por otro lado se convierten en aliados que les pasan información donde prestar su servicio, obviamente a cambio de una módica cantidad de dinero.

Pero además de ello, el documental desnuda a un gobierno rebasado e incapaz de satisfacer a la población en los servicios de salud, además de mostrar la manera urgente en que los Ochoa deben operar para salvaguardar a los usuarios, aunque no todos quieran/puedan corresponder con el pago debido. El acercamiento tan íntimo que consigue Lorentzen, despojado de todo morbo y a la vez muy revelador, convierten a ‘Familia de medianoche’ en una película valiosa, interesante y terriblemente entretenida.

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*Paramédicos en medianoche

Reconocido en diversos festivales de cine como Sundance y Guadalajara, Urgencias en México DF coloca en perspectiva la escasez del servicio público de ambulancia en la Ciudad de México. El realizador Luke Lorentzen resalta el periplo de la familia Ochoa por llegar cubrir la atención médica en las calles en medianoche con su ambulancia privada.

A su vez, enfatiza en un proceso vertiginoso. Entre ellos se encuentra escuchar comunicaciones de la policía local. El plano subjetivo resalta la conducción frenética al volante, la permanencia dentro del interior de la ambulancia y el sonido de las sirenas. Con ello, marca la prisa por no únicamente llegar en la atención del paciente. También pone en perspectiva la competencia entre ambulancias privadas y la precariedad laboral.

*La interacción familiar en Urgencias en México DF

El relato muestra también la relación de los Ochoa en su entorno familiar. El padre trabaja a pesar de su padecimiento cardiaco. El pequeño acompaña en la ambulancia y alterna la vida escolar. El hijo mayor funge como uno de los paramédicos principales. Incluso muestra el manejo de una economía impredecible basada en los pagos de los clientes.

Así, Urgencias en México DF coloca tintes de reflexión sobre las funciones del oficio y las incidencias que encuentran. Ejemplos de ello son desde la violencia de pareja hasta accidentes inesperados. La fotografía del propio realizador enfatiza en el contraste de la urgencia nocturna con la calma matutina.

Los planos fijos marcan los breves momentos de calma en la noche, en sus avenidas y calles vacías. La cámara en mano resalta la urgencia médica que retrata la trama y, por instancias, fija, cuando filma confidencias relacionadas con desatenciones, la irregularidad del pago del cliente y estados del paciente que marcan lo impredecible de la labor.

*La corrupción y la indiferencia

No obstante, el documental, además de remarcar en un deficiente sistema de ambulancias en la ciudad, añade también el retrato de la corrupción que impera en la misma. La relación de los Ochoa con la policía capitalina involucra desde detenciones sin fundamentos y extorsiones hasta reiterativas revisiones sin justificación de papeleo.

La delgada línea de la ética es una constante en la que sus límites y el cruce de los mismos es el medio que lidia la familia en el cumplimiento cabal de su trabajo y de su propia sobrevivencia económica.

*Conclusión

Urgencias en México DF (conocido también por el título de Familia de Medianoche) es un notable documental.

Con un buen trabajo de fotografía, edición y sonido, cumple el cometido de mostrar una crítica hacia la deficiencia del servicio público de salud de la ciudad de México.

Además de ello, muestra la empatía familiar, el frenesí de la labor paramédica y el compromiso por atender en la mejor medida la salud de los pacientes en medio de la noche.

Escrito por Mariana Fernández

Midnight Family es un documental que busca retratar la realidad socioeconómica del gigante mexicano a través de su desbordado sistema sanitario. 45 ambulancias en todo México DF, que no sólo multiplican los negocios privados de este servicio, sino que desencadenan la competitividad y las luchas individuales ante un problema que es colectivo.

A partir de aquí, una cámara, una ambulancia y una familia; no hay guión. Accidentes, carreras, pagos, impagos, comida basura, alcoholismo, maltratos. Todos los problemas sociales y todos los dilemas morales que te apetezca ver. Las secuencias de este documental, filmadas de forma aparente e intencionalmente caseras, y las imágenes extraordinariamente cuidadas y poderosas, te permiten sentir tan cerca de la realidad para analizarla con todos sus matices, y a la vez lo suficientemente lejos como para permitirte la perspectiva para cuestionar, interpretar y sacar tus propias conclusiones.

Asistimos impávidos a los entresijos de un sector y una sociedad sucia y machacada. Compartimos con los protagonistas las ansias de supervivencia, pero entrando por el aro de las circunstancias. Somos copartícipes del daño que viven ellos, pero intentando compensarlo con su forma de vida y de raciocinio. No busca la moralidad de sus actos, no encuentra el entendimiento de los actores implicados, no añade soluciones a los problemas expuestos. A través de un pequeño retazo de una realidad expone e interpreta todo en lo que hemos fallado como colectivos. Sin tapujos ni dobles intenciones vivimos con descaro y hasta con desparpajo las sórdidas e inmundas realidades que nos rodean y en las que nos vemos atrapados sin ninguna escapatoria real. El mensaje, tormentoso y agreste, no deja de tapar toda forma de salida, de oscurecer la poca luz que brilla en cada personaje. Esas actitudes, a pesar de su frescura vital, son diseñadas para seguir vivos en la sociedad, no para crecer como personas. Un mensaje duro, hosco y muy hostil para la intensidad sentimental con la que se puede llegar a vivir en ciertas secuencias de la película.

Uno explora las particularidades de su empleo desde la perspectiva hacia el gozo, la satisfacción y la realización, según las guías que sostiene la filosofía marxista hacia la esencia del hombre. Podría ser objeto de debate la labor de la medicina ya que, siendo estrictos, se regocijaría ante la enfermedad en ojos de un juicio velado y despersonalizado que, en otras instancias, se alboroza hacia la salud mientras se cuela por el misterio de la enfermedad. Lo mismo se podría suscitar ante el personal del poder judicial (sin delitos no habría este cuerpo) o bomberos (sin incendios). Es la filosofía que justifica la labor de los Ochoa en la medianoche a bordo de una ambulancia privada. Tal vez la alienación ha permitido la otra mirada, la mirada enjuiciadora.

En medio de la surreal Ciudad de México, el servicio de ambulancias públicas se ve rebasado por las urgencias médicas. Ante este hecho, los servicios particulares intentan compensar esta necesidad con un fin monetario. Pero del punto A al punto B de esta relación se cierne un turbio negocio que se suma a lo surreal de la ciudad. Es lo que plantea el documental de Luke Lorentzen ‘Familia de medianoche’ (2019) merecedor del premio especial del jurado a documental por fotografía en el pasado festival de Sundance; la familia Ochoa (encabezada por el hijo mayor Juan, el padre de familia Fernando y el hijo menor Josué) busca sobrevivir en una ciudad caótica. Sobrevivir como la misma vida que buscan salvar. Y es esta mirada imparcial la que afortunadamente no permite crear un juicio de valor hacia los protagonistas; solo se presentan los hechos. Incluso, la cámara evita el morbo de las escenas más sangrientas y enfoca en algunos planos medios y sobre el hombro los diálogos que establecen los paramédicos con las víctimas. Casos de todo tipo son solo retratadas como el medio para reincidir sobre el punto crucial: el abuso y la corrupción, en donde los técnicos en urgencias médicas se alejan de los blancos y negros al sucumbir ante la podredumbre, pero también ante el entrañable abrazo hacia una víctima o el salvar una pequeña vida, todo sumergido en la imperiosa necesidad de cobrar los honorarios correspondientes a base de clemencias y un circo maquiavélicamente planeado.

Si uno comienza a desmenuzar el documental a partir de las condiciones de trabajo en las que se ven forzados a trabajar los Ochoa se pueden percibir carencias de todo tipo. Sin embargo, el toque del cineasta busca, por otro lado, retratar la idiosincrasia mexicana en la ciudad que se desdobla en la lúgubre verdad que circula a toda velocidad en las calles de Tamaulipas, Insurgentes, Durango, etc. Resulta fácil identificarse con el padre enfermo, noble y regordete que apoya de manera incondicional a la familia que contrasta con la personalidad autoritaria pero llena de inocencia y empatía de Juan, el hijo mayor que incluso vela por la educación de su ingenuo y carismático hermano menor y que busca un respiro de la muerte en una llamada telefónica.

Es preciso reconocer el mérito del largometraje que va más allá de la serie dramática ‘paramédicos’ (2012) y se acerca a ser el mejor documental ‘nacional’ estrenado en lo que va del año rememorando viajes y vigilias por la ciudad como se hace en ‘Taxi driver’ (1976) y ‘Bringing out the dead’ (1999) de Martin Scorsese o ‘Nightcrawler’ (2014) e inclusive el documental mexicano ‘el hombre que vio demasiado’ (2015). La urgencia es real. Tanto la médica como la necesidad de regulación y legislación en una ciudad con amplias penurias en una labor fielmente retratada que no se aleja mucho de lo que personalmente he visto. La alienación esta vez no alcanza a contrarrestar la satisfacción intrínseca que se produce. Lo siento Marx.