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Perdona si te llamo amor

Romance. Comedia El amor verdadero irrumpe como un huracán en la vida de Alex, un guapo publicista de éxito de casi cuarenta años, cuando menos se lo espera. Una mañana, yendo al trabajo en coche, se topa en un cruce con Niki, que va al instituto en moto. Tras ese encuentro, de repente, el mundo tranquilo y rutinario de Alex se pone patas arriba. La inocente alegría y la gran sabiduría de Niki echa por tierra las viejas verdades de Alex, sus grises ... [+]
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Críticas 68
Críticas ordenadas por utilidad
1 de abril de 2010
66 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
La crisis del cine italiano es indubitablemente una de las más agudizadas de todas las cinematografías europeas, de la que posiblemente sólo Francia y su política de la “excepción cultural” se salvan. Allende el pretérito renacer neorrealista (con o sin bicicleta), el cine italiano ha ido agotándose hasta casi la extinción. Ni sus últimos Grandes Nombres como Ermano Olmi o Nani Moretti, el primero en plena decadencia evidenciada por su último film Cien clavos (07), el último encerrado en un inane círculo vicioso, consiguen renovar una cinematografía que, en sus últimos tiempos, se ha hecho transparente (como la propia sociedad italiana, que diría el importante pensador Gianni Vattimo): su apariencia sólo muestra su vacío interior. Ejemplos como los de La mejor juventud (03) de M.T. Giordana, el próximo estreno Háblame de amor (de Silvio Muccino y con Aitana Sánchez Gijón) o la película que nos concierne son demostraciones palmarias de una vacuidad cinematográfica cuyos claros referentes son la producción televisiva de Berlusconi. Contraejemplos como los de Gomorra (08) de M. Garrone o los documentales de Erik Gandini (Sur Plus (02), Videocracy (09)), nos muestran, amén el mejor cine italiano, los efectos colaterales de cierta política cultural: tanto Saviano (autor del libro en que se basa el film de Garrone) como Gandini se encuentran desterrados de su país.
Perpetrada por el mismo que escribiera el libro, un Federico Moccia que es también autor de Tres metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti (novelas románticas adolescentes que compiten, en cotas de calidad y ventas, con la obra de Nicholas Sparks, Nora Roberts o Candance Bushnell, y que ya han sido fagocitadas por “la pantalla global”), Perdona si te llamo amor funciona a la perfección si eres una ninfa sin carné de conducir, sin graduado escolar y fanática de Mássimo di Cataldo o Eros Ramazzoti. Si no lo eres (ni ninfa, ni tana), el film de Moccia te parecerá un suplicio. Película estomagante, con una estética (para hablar en castellano) digna de clásicos como Al salir de clase, Sin tetas no hay paraíso o Física o Química, la historia de amor entre una joven atractiva de 17 años y un tío bueno de 37, paseándose por las calles de Roma, entre restaurantes y apartamentos pijos, enamorándose de forma estúpida y noña (el “natural romanticismo italiano” del que habla la voz en off absurda de un detective que apenas aparece, siguiendo los pasos de este insulso galán y publicista de nombre Belli), resulta sonrojante (iteración, siempre que no seas menor de edad y lleves minifalda).
(sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
McCunninghum
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12 de abril de 2010
34 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aaah... el amor. Pronúncielo en italiano: “il amore”. ¿A que suena aún mejor? Pero al fin y al cabo no importa el idioma, ya que a todos -lo admitamos o no- nos chifla ese hormigueo que recorre todo el cuerpo y que termina siempre recordándonos lo imbéciles que podemos llegar a ser. Hay no obstante una gentuza que se pone todavía más a tono que nosotros con este concepto. Son los mandamases de las productoras cinematográficas, que a pesar de torturarnos de vez en cuando, hay que admitir que acostumbran a ser personas bastante listas. Y como tales, saben sacarle jugo, cuando más les convenga, a la gallina de los huevos de oro que suponen las películas románticas.

Son algo así como el renovado boom que está viviendo el 3D, otra estratagema que por lo visto garantiza siempre que un número satisfactorio de insensatos va a picar el anzuelo. Es tanto el poder de atracción que dichos reclamos a veces pueden caer en manos de descerebrados sin que se resientan los ingresos de la industria. De modo que mientras el mundillo tridimensional se permite el lujo de jugar con fuego “soltando al Kraken”, las películas que hacen del azúcar su alma mater lo hacen con títulos como ‘Perdona si te llamo amor’. O lo que es lo mismo, productos deficientes cuyo principal -por no decir único- aliciente es la pareja protagonista. En este aspecto, olvídense de la química entre los actores o de interpretaciones que merezcan ser recordadas y reciban con los brazos abiertos la enciclopedia de tópicos sobre los cánones actuales de belleza.

Por ejemplo, él es un publicista madurito que derrite el corazón de las chicas sólo con su mirada. Aspecto pretendidamente descuidado (pelo falsamente mal peinado, barba de tres días...) que luce mejor en su cochazo totalmente tapizado de cuero carísimo pero elegante. Tiene además un dúplex en Roma la mar de moderno y su trabajo le permite cobrar una pasta gansa sin tener que renunciar a ninguno de los caprichitos que hacen de este mundo un lugar tan maravilloso. Ella es una estudiante a punto de entrar en la universidad, impertinente, alocada, irritante, hiperactiva y maleducada... pero al igual que todas sus súper-amigas, está de muy buen ver. Si se suman los elementos se obtiene el anuncio perfecto para impulsar el turismo transalpino: “No vengan a ver nuestros monumentos y ciudades, mejor vengan a ponerse las botas con la carnaza nacional.” Ni las legendarias farras de Il Cavaliere en su mansión de Villa Certosa lo hubieran expresado mejor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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2 de noviembre de 2010
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tópicos por un tubo. Citas famosas de escritores y pensadores que han expresado su idea particular sobre el amor. Adolescentes guapas y guays comenzando la ascensión hacia la plenitud, en esa carrera de hormonas a tope y provocando un terremoto de nueve grados en la escala Richter. Treintañeros de empleo fijo, pareja estable y vida más o menos organizada, aunque en alguno la fidelidad no sea una virtud.
Era de prever lo que iba a ocurrir. Encontronazo generacional entre un hombre casi maduro y una chica muy joven. Materialización de unas fantasías recurrentes tanto en una parte como en la otra; muchas jovencitas suelen imaginarse seduciendo a hombres mucho mayores que ellas, y viceversa.
Sí, lo típico. Chico conoce a chica a causa de un accidente, y él le saca veinte años a ella. Él, Alex, es un buen tipo, trabajador, honrado, fiel y hecho polvo por la fuga repentina y sin explicaciones de su novia y prometida. Ella, Niki, es una buena muchacha, alocada, inteligente y tierna. Como Alex es prudente y considerado, ni se le pasa por la cabeza ligar con una menor que tiene diecisiete años, pero Niki se le mete por los ojos a todas horas, lo llama, lo busca y no le deja opción a la réplica. La adolescente fogosa toma la iniciativa como un huracán, sabiendo que el honesto publicitario de treinta y siete años no lo hará.
Y así se inicia una historia de amor con diferencia de edad. Voz en off, edulcorantes y todo muy bonito.
Todo muy italiano. Líos y situaciones que, y que no me pregunten por qué, uno se huele que tenían que ser propios de una “italianada”. Nada del otro jueves.
Pero, sí, se me hace simpática. Entrañable. Me ha hecho pasar el tiempo sin casi notarlo. Ha conseguido lo que quería.
A veces hay que arriesgarse a apostar por una jugada alta. Porque hay una cosa que, aunque manida en la fraseología popular, es muy cierta: se gane o se pierda, es mejor haber jugado que no haberlo hecho nunca y lamentarse después por ello.
Vivoleyendo
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29 de abril de 2010
20 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que desde fuera es aparentemente una remilgada y tópica película, es en realidad una entretenida y agradable comedia romántica que, fortalecida por el buen trabajo de la pareja protagonista, es capaz de caminar sólidamente por un buen guión y un correcto desarrollo de sus historias. La dirección de Federico Moccia consigue así completar una obra que en prácticamente la totalidad de su metraje, no presenta vacíos en su historia, resultando de esto un filme ameno y acertado, muy en la línea de las últimas películas italianas contemporáneas del género.

Dentro de la trama de la película se sitúa Alex Belli (Raoul Bova), un cuarentón que trabaja como director creativo de una importante empresa de publicidad, que atraviesa un amargo momento emocional al ser dejado por la que hasta ahora era su chica. Siguiendo los consejos de algunos libros de autoayuda en los que se refugia, busca la evasión como se recomienda en uno de los textos sin obtener demasiado éxito. Pero como bien indica la película en una de sus escenas, el amor no es un cálculo, y llega cuando uno menos se lo espera, topándose el coche de Alex con la moto de una guapa joven de diecisiete años, llamada Niki Cavalli (Michela Quattrociocche), que se dirigía al instituto. El accidente sirve de celestina para unir a la pareja, que irá conociéndose desde el momento en el que Alex tenga que acercar a Niki a la escuela por haber estropeado su moto, comprobando el primero el descaro de la chica en todas sus acciones y viéndose ambos envueltos en una espiral romántica muy bien ilustrada que deberán intentar mantener viva durante toda la historia.

Además del hilo argumental central, la película está acompañada de otras historias paralelas que no tienen menos interés. Los amigos de Alex, de su misma edad, comparten diversos problemas de infidelidades y momentos caóticos o aburridos dentro de sus relaciones, mientras buscan vivir una segunda juventud. Por otro lado, las amigas adolescentes de Niki presentan el cuadro típico de un grupo de esa edad: una aún es virgen y se siente atraída por un chico de su instituto, otra está saliendo con un chaval la mar de aburrido y la última, es una vividora que cada noche acaba con uno distinto.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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9 de agosto de 2010
19 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
... y sí, sí que me he leído el libro. Y sí, sí que puedo estar de acuerdo con algunas cosas que he leído en críticas de otros usuarios. Y sí, sí que podría haber sido mejor. Y sí, sí que me he emocionado viendo la película. Y sí, sí que pienso adquirirla en cuanto pueda. Y sí, me ha encantado.

Federico Moccia dirige una de sus obras literarias. Para ello, cuenta con la ayuda de Raoul Bova y de la bella Michela Quattrociocche para dar vida a Niky y Alex. Y la historia de su amor te envuelve hasta el punto de emocionarte. De dejarte llevar por ese gran romanticismo de la vieja Italia. De recorrer cada paraje italiano y sentirte partícipe de ese amor prohibido pero sano. Ese amor verdadero que te hace temblar, gritar, llorar, querer, sentir, desear, morir, vivir. Ese amor que te deja extasiado cotemplando la belleza de quién amas. ¿Qué importa qué? Lo único, lo verdaderamente importante es el amor. Y Moccia lo plasma a la maravilla.

Nada que decir contra esta película. Nada que añadir. Amor en esencia. Amor en síntesis. Amor a la italiana. Ese amor que tanto deseamos...

Nota: 10/10.

Grazie Federico Moccia per questo film. Per farmi credere che l´amore vero esisti. Grazie!!


" El verdadero amor es como los fantasmas. Todos hablan de él, pero son pocos los que lo han visto de cerca"

La Rochefoucauld


A más ver...

H
Hecks24
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