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M. Butterfly

Romance. Drama Basada en hechos reales. Historia de amor entre René Gallimard, un diplomático francés destinado en China en los años 60, y Song Liling, una fascinante y misteriosa diva de la ópera que consigue ocultarle durante muchos años un oscuro secreto. (FILMAFFINITY)
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
27 de septiembre de 2007
43 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acostumbrado al cine que sale de las entrañas, al más visceral y poco comedido cine Cronenberg, sorprende la sutiliza con la que el director canadiense dirige "M. Butterfly". La película está ambientada en los años sesenta en China y, sorprendentemente basada en un caso real, cuenta la relación entre el diplomático francés Rene Gallimard (Irons) y una "diva" de la ópera de Pekín.

La actriz guarda un secreto durante mucho tiempo al diplomático, y el film da un giro sorprendente cuando Gallimard descubre la verdad sobre su amada. Es en este punto cuando toda la potencia que posee Cronenberg es expuesta por sus actores con unas interpretaciones turbadoras e inquietantes, y es aquí también cuando el film da un salto cualitativo en todos sus sentidos. El magnetismo del director se sienta en cada secuencia del film con una gran crudez y emotividad.

El final, aunque algo teatral, no deja de ser soberbio e impactante. Es cierto, éste es otro Cronenberg, y también me gusta. Las interpretaciones de Jeremy Irons y John Lone ayudaron bastante a llevar el peso de un film, en principio un tanto denso, pero finalmente notable. Por cierto, la música es maravillosa.

Mi nota: 7'5.
Sersolo
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29 de noviembre de 2005
30 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
No importa en qué orden se hayan visto pero sin dudas para mí M. Butterfly y Dead Ringer son dos muestras maravillosas de lo que puede salir cuando se acoplan tan perfectamente Director y actor "fetiche". Cronenberg no es un director fácil, quiero decir que sus películas no son algo que uno ve, simplemente. Estar frente a la pantalla cuando Cronenberg filmó puede ser una experiencia fuerte. Creo que es uno de los casos esta película cargada de sensualidad, pretendida e increíble ingenuidad, donde la inocencia NO está presente. Donde la ubicación temporal importa tan poco aunque es real, también es real que hay personas que sufren por amor, terribles dramas, inclusive arruinando sus vidas.Otra vez Cronenberg elige a Jeremy Irons para sumergirnos en una atmósfera cargada de homosexualidad clara y sin discusiones. Nos gusta bien, no nos gusta dejemos de mirar, pero él no nos permitirá descansar. Nos llevará por esta historia aunque irrite, duela, entristezca o lo que sea que le provoque al espectador. Nos pondrá a mirar despiadadamente lo que le sucede a este personaje que en definitiva no es más que un ser humano enamorado y desilusionado, desgarrado por el fraude emocional del que es objeto y a su vez sujeto activo de su drama quizás porque lo único que ha hecho todo el tiempo es negar, para seguir adelante con su irrefrenable deseo.Hasta el desenlace ya es suficientemente densa.El final es uno de los momentos magistrales y mágicos que cualquier actor que se que se precie querría que quede inmortalizado en una cinta. Pues Irons lo tiene en esos minutos finales de M. Butterfly. Quiero recordar ahora otra escena de él tan excelentemente interpretada y no lo logro, quizás la haya pero ahora estoy irremediablemente sumergida en el recuerdo de las emociones que me produjo Irons-Gallimard en este final terrible, trágico y majestuoso en lo actoral.Sí, Cronenberg es difícil para atravesar pero deben ver esta obra enorme de él, no se pueden perder la oportunidad de dejarse llevar por esta historia llena de magia y misterios, increíblemente bien dirigida y bien actuada por este duo maravilloso. Verla, verla, verla es mi recomendación.
brynhild54
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5 de julio de 2009
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Cronenberg adaptó esta premiada obra teatral de Broadway, ganadora de tres premios Tony, desligándose, solo en apariencia, de sus trabajos anteriores, pues sus principales inquietudes escénicas fueron intensamente desarrolladas en esta exultante M. Buttterfly que circunscribe la debilidad de Cronenberg por los miedos internos, la transformación corporal del hombre y los oscuros fondos de la mente humana, una de sus creaciones más redondas, bellas y misteriosas, una historia que oprime, asfixia, subyuga el alma haciendo cómplices de su ambigüedad romántica a un espectador aferrado, intrigado por los pliegues de un imprescindible Jeremy Irons en el pellejo de un diplomático francés misteriosamente enamorado, hechizado, por una enigmática diva de la opera de Pekín, Song Liling, una relación tortuosa que llevará a Rene Gallimard a las cloacas del dolor ardiente, el impulso que roza la locura hasta implantarse en la ceguera de un amor indescifrable.

Cronenberg dilata la psicología de sus criaturas sin manipulaciones ni opulencias, trepando por los sentimientos de una manera turbadora, con la atmosfera adecuada y los componentes concretos, encarcelando sus peones con mano elegante, mitificando el entorno de una China nocturna y clandestina, inundada de secretos regados por el comunismo, la histeria internacional de una guerra inmediata, la revolución cultural o el espionaje integrista, el mismo que da encuadre al espacio que Cronenberg aplica a su metamorfosis parasitada, infectando las entrañas de una espiral obstruida por el llanto de una enfermiza necesidad de dependencia.

M. Butterfly es una tragedia con síntomas de embrión operístico, con un equipo exquisito de colaboradores, a los que su director considera familia cinematográfica, la fotografía del genial Peter Suschitzky (El imperio contraataca), contrastada en los lujosos escenarios monumentales de China o Paris con los interiores claustrofóbicos rodados en estudios de Toronto, con la sensual música de Howard Shore en una composición frágil y sugerente perfectamente acompañada de fragmentos de la inmortal ópera de Puccini, y la entregada, mística, interpretación de sus actores, una cinta estremecedora construida en los terrenos virales de un artista desbordado de aptitudes, un Cronenberg apetitosamente purificado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
deivi
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12 de enero de 2010
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre que casi conoció a Joan Jett la comentó favorablemente por aquí hace un tiempo, si mal no recuerdo, y yo, en parte, admito que coincido.

A mi entender, Madame Butterfly puede ser tranquilamente el naufragio más entrañable y emocionante de Cronenberg. Esta extraña y bizarra película, con evidente deformidad y abundantes descosidos, entra en la categoría de Tetro, Thirst, Chinese Democracy, corte de pelo de Motta y tantas otras obras del hombre; errores preñados de encanto, pifias imborrables, disfrutables.

A diferencia de abortos como Existenz, El Almuerzo Desnudo o Crash, por poner el ejemplo de tres películas fallidas sumamente irritantes, aquí el oráculo de Sutter Cane, I love you Sutter Cane, continúa en la estela de la notable Inseparables y, aunque formalmente abraza desaforadamente el clasicismo, con demasiada solemnidad en mi opinión, continúa ahondando en las mutaciones, infiernos y metamorfosis que casi siempre marcan su obra.

Con un Jeremías Hierros absolutamente imperial, como siempre, este tipo definitivamente no tiene rival para protagonizar odiseas de sexo y depravación, Cronenberg se apoya en un hecho real, algo de lo que por cierto no termino de dar crédito, y perpetra una de las historias románticas más bizarras e inverosímiles de la historia del cine. El inicio, contenido, es muy sugerente; el desarrollo, en cambio, se antoja sumamente chirriante y desconcertante y, en esas, Cronenberg te arroja como un mortero un final atómico, equidistante entre el esperpento y la genialidad más absoluta, con un Jeremías abierto en canal y con la audiencia atónita, solidarizándose con el naufragio, viendo al barco agitar la proa con orgullo y al capitán alzar la copa antes de morir.

Inolvidable, ciertamente.
Barfly
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13 de agosto de 2008
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraordinaria. Una película (relatívamente) atípica de David Cronenberg. Una obra maestra.
Con su estilo recio, seco, poderoso, denso, Cronenberg nos cuenta una historia fascinante basada en hechos reales. Una historia de amor apasionado, transgresor, voluptuoso, onírico, cultural y por supuesto, inmortal.
Un diplomático francés se enamora perdídamente de una actriz y cantante china y con ella, se enamora de una cultura diferente, lejana, misteriosa. Impresionante el primer encuentro.
Y el espectador se enamora de ambos y de la cultura china y de David Cronenberg (una vez más).
La ópera Madame Butterfly de Puccini está en el fondo y en el corazón de esta pasión. Sus bellisimas notas fluyen una y otra vez a lo largo de la proyección. Y continúan sonando cuando al salir del cine, en la calle llovía ¿o no llovía?
Dice David Cronenberg que "M. Butterfly" no se diferencia mucho de su iconografía y temática anterior: "Rene Gallimard es mi criatura. Su personaje está próximo a La mosca. Al final es tan monstruoso como Seth Brunde (Jeff Goldblum). Rene se fusiona con Song y con Madame Butterfly"
Esta última escena, la transformación de Gallimard en Madame Butterfly, es extraordinaria, fuerte; expresa las sensaciones más intensas y libres que puede tener un ser humano. Jeremy Iron consigue una de las mejores interpretaciones de su carrera.
¿Vivir una vida normal, anodina, correcta y ordenada o dejarse llevar por la pasión, la transformación, la sexualidad sin etiquetas?
Cronenberg nos lo describe con la fuerza que solo él sabe dar a este tipo de sentimientos. Genial
Rober
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