Sindicato de asesinos

Una película policíaca con una base humorística muy pronunciada.

Aquí, Kirk Douglas, un ex policía encargado de proteger a una viuda reciente, cuyo marido ha muerto asesinado, la protege y bien protegida. La protege de día y la protege de noche, como una crema para el cutis, cerca y lejos, por aire, mar y tierra. Incluso tiene que tragar y estar con ella aunque no esté bien vestida y salga con camisones de seda largos y provocativos, eso sí, siempre bien peinada. El pobre se sacrifica con tal de que no la pase nada y si tiene que entrar en su cuarto por la noche, pues nada, a trabajar.

La película va un poco a lo loco con una pandilla de malvados casi de risa que quieren hacerse con los millones del fallecido. No obstante se deja ver porque está bien llevada, es coherente y no sirva para nada más. Ok, de nada.

Sindicato de asesinos no es El sindicato del crimen de Stuart Rosenberg. Pero podría haberlo sido. Tampoco Sindicato de asesinos no es Harper investigador privado. Pero podría haberlo sido. Sindicato de asesinos no es La jungla humana. Pero podría baberlo sido. Sindicato de asesinos podría haber sido una gran peli si no se hubiera jodido el disco. Atributos no le faltaban a Sindicatos de asesinos aunque se me haya jodido el disco. Kirk Douglas se aprovechó de dichos atributos. La envidia es muy mala.

Como bien refleja el título de mi crítica, esta película es bastante rutinaria.
Aporta poco ó nada al género negro y de intriga al que pertenece.
La presencia de Kirk Douglas al frente del reparto, poco puede hacer, simplemente dejarse llevar por un guión excesivamente convencional y falto de chispa.
La dirección tampoco aporta nada, pone la cámara sin más.
Producción de finales de los " 60 " que pasa sin pena ni gloria, aunque tampoco es un bodrio.
Un saludo, efelson.

Entretenido pero escaso film policíaco, con investigación de ex-policía mujeriego en primer término, y que no se anda con chiquitas contra los malotes, a quienes no soporta lo más mínimo.
Se ve sin problemas y, sobre todo vista en pleno siglo XXI, causa cierta nostalgia a una forma de filmar que ya está en desuso o simplemente ha desaparecido.
Aspectos como la fotografía, la forma de presentar en pantalla grandes edificios, la banda sonora y, claro está, los vestidos y peinados, sobre todo de las muchas chicas preciosas que salen en pantalla...¡Ah, y la forma de bailar música entonces moderna!.
Por lo demás, la realización es rutinaria, no en vano el director, Lowell Rich, sobre todo fue conocido por sus trabajos televisivos, a veces con premios.
Aquí la historia llega a ser hacia el final algo farragosa, pero resulta la cinta amena porque no hay tiempos muertos, en todo momento la historia avanza y resulta agradable su visión.
No deja poso en la memoria, pero mientras se ve se contempla con cierta satisfacción, para olvidarla al de pocos días.
Un ejemplo del cine yanki de intriga policiaca que se hacía hacia el final de los sesenta y principios de los setenta y que mueve a la nostalgia.

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Cinta al servicio de la estrella, Kirk Douglas, que se decanta más por la comedia que por la intriga y que aprovecha la simpatía de Douglas para interesarnos por un crimen que transcurre en un ambiente amable y glamuroso. Acompañan a Douglas, Sylva Koscina y Eli Wallach en personajes que rebosan un humor sutil y que se agradece particularmente. Sylva luce siempre hermosa y coqueta como la desenfadada viuda del marido asesinado y perfila con claridad el carácter de comedia de la película. Es la relación entre Douglas, un ex-policía, y la viuda, el eje central del argumento que también se ve enriquecido por el misterio que rodea a la muerte del difunto.
Atención a la escena en la que Kirk Douglas trepa por una enredadera de la fachada porque lo hace él. No hay doble.
Dinámica, superficial y, para los que veíamos las antiguas series policíacas americanas en la TV en blanco y negro, la música que acompaña la acción nos resultará muy evocadora de aquellos ratos que, a falta de otra cosa, nos manteníamos expectantes con historias de escasa enjundia aunque, eso sí, nada que ver con la luminosa fotografía de esta película ni sus deslumbrantes estrellas.
Quizá haya que tener cierta edad para disfrutarla, pero en mi caso lo he pasado bien.