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Amor y muerte (Miniserie de TV)

Serie de TV. Drama. Thriller Narra la verdadera historia de dos parejas: los Montgomery (Candy y Pat) y los Gore (Betty y Allan). Estos son aparentemente unos buenos amigos que asisten a la iglesia y disfrutan de su vida en un pequeño pueblo de Texas… hasta que una aventura extramatrimonial lleva a alguien a empuñar un hacha.
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
2 de mayo de 2023
36 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues a mí la serie me ha gustado. Tiene una fantástica ambientación y una música setentera sobresaliente (una gozada). Por encima de todo, brilla Elizabeth Olsen, una mujer atractiva que encarna con pasmosa facilidad el virtuosismo, la locura, la pasión y la cotidianidad, sin despeinarse.
La historia arranca con una relación cuasi increíble pues no acertamos a entender qué ve Candy en Allan. Pero, no importa. Se trata de arriesgar, de sentirse vivos...y, aunque se fijan unas reglas, está claro que el corazón acaba dominando siempre la situación y haciéndonos transitar caminos inesperados y no previstos.
Que no ocurre nada hasta el tercer capítulo... sí que ocurren cosas. Se fragua que algo no está del todo bien, se observa cuán detestable puede ser la gente que te rodea, lo frágiles que somos y que toda acción tiene consecuencias. Eso no es ni bueno ni malo. Simplemente es. La gente parece tener prisa en que el nudo llegue antes de los prolegómenos. Huyan como la peste de esos cenizos.
No es una serie apabullante pero cumple con el cometido de entretener de una forma elegante y digna. Mucho más de lo que se puede decir de multitud de sitcoms que pululan por ahí con aires de grandeza.
hoteldusk
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14 de junio de 2023
27 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre las miles e incansables series que semana tras semana son estrenadas y con mi poco esfuerzo a seguir las tendencias del momento, atraído por el morbo del género criminal y por sus dos actores protagonistas, Elizabeth Olsen y Jesse Plemons, me animo a ver “Love & Death” mini serie traída de la mano de… ¿HBO?, ¿HBO MAX?, ¿MAX? ¡Que alguien detenga esta locura! Sigo… Una serie de 7 capítulos, dirigida por Lesli Linka Glatter, escrita por David E. Kelley basada en el capítulo “Love & Death In Silicon Prairie, Part I & II” del libro “In the Suburbs” escrito por Jim Atkinson y John Bloom, que a su vez se basa en el crimen real ocurrido el 13 de junio de 1980 en Wylie, Texas, del que se enriquece la serie. Ambientada a finales de los 70s y el primer año de los 80s, viene a contarnos la historia real del crimen a hachazo limpio de Cany Montgomery, una mujer de bien, llena de vitalidad, afable, dulce, buena madre, buena amiga, cristiana como la que más, feligresa de la parroquia local, y esposa de un aburrido matrimonio condenado al fracaso. Allan Gore, marido de la amiga de Candy, Betty Gore, sin saber cómo, se verá envuelto en un lio extramatrimonial con Candy, una inocente relación amorosa que ninguno de los dos podrá imaginar su fatal desenlace.

Contando con otra versión de los mismos hechos, “Candy”, de la mano de HULU, protagonizada por Jessica Biel y traída a nosotros el largo tiempo de hace tan solo unos meses, parece que los estudios han decidido explotar la historia y competir por quien la tiene más larga. Desconozco lo eficacia de “Candy”, pero si puedo asegurar la de “Love & Death”. Dividida en dos partes muy evidentes, a simple vista esto parece más un culebrón que otra cosa, pero a pesar de su sinopsis, no estamos ante ninguna telenovela de media tarde. Sus primeros tres episodios destacan por su presentación y exploración de personajes; conocemos sus comportamientos, sus sentimientos, sus rasgos más característicos y el triste vacío emocional al que llenan con apariencias. Pronto empiezan las miradas y la atracción, y de una manera muy poco dinámica nuestros protagonistas se envuelven en un mar de acaricias llenas de deseo y sonrisas tontas que denotan la carencia de cariño.

Si bien esta primera parte, puede resultar un tanto lenta para cierto número de espectadores, en lo personal me he podido sentir cómodo con ella. La situación es sencilla, los personajes gozan de una buena escritura, y reflejan bien las motivaciones de cada uno para aventurarse al adulterio. Pero a partir de su cuarto capítulo la serie despega y cambia completamente de registro, convirtiéndose en un relato de drama criminal, investigación y thriller judicial. Es indiscutible que sin la escritura de su primera parte, la secuencia del crimen y todo lo consecuente carecerían de efecto en el espectador, puesto que apenas conoceríamos a los personajes y veríamos los hechos con relativa distancia. Como punto a favor, si tienes la suerte de no saber los hechos que ocurrieron antes de ver la serie, ésta logra mantenerte con la incertidumbre constante y dudar, capítulo a capítulo, de la culpabilidad de la acusada, más no de su inocencia.

En un relato como este, los personajes son tan o más importantes que la historia en sí, y Elizabeth Olsen destaca sobremanera. A pesar de encontrarle ciertas expresiones y gesticulaciones que ya he visto de ella en otros proyectos, es innegable que esta actriz está viviendo su mejor momento actoral. Sabe mantener el peso del protagonismo dándole carisma y matices al personaje, adecuándose a las diferentes situaciones emocionales que esta vive. Jesse Plemons, del cual estoy encantado con él desde su interpretación de Todd en la temporada final de “Breaking Bad” y en “El Camino”, al igual que sus destacables papeles en “I’m Thinking of Ending Things” y "T'he Power of the Dog", está más comedido pero adaptándose bien a los rasgos placidos y sosegados de su personaje. Lily Rabe convence como la casi inaguantable Betty Gore, al igual que lo hacen Patrick Fugit, como el marido lejano a la vez que preocupado, y Tom Pelphrey como Don Crowder, abogado de Cady, muy inadvertido en su inicio pero con mucho peso en su segunda mitad.

Como otros aspectos, la ambientación de la serie está muy bien lograda, tanto en la vestimenta, peinados y accesorios, como las casas y todo el vecindario. La serie posee una fotografía poco saturada, con la que gana en realismo y en ambientación de suspense, pero en el apartado musical, si bien es funcional, tampoco hay nada por lo que destacar, más allá de su música setentera. Como apartado final, y por ello menos importante, la escena del crimen en un inicio resulta un poco descafeinada, asestando los los golpes fuera de cámara, haciéndola para todos los públicos. Pero a medida que los detalles van saliendo a la luz, gana en el sentido de lo tétrico, hasta el momento en que, en pleno juicio, se describe el crimen con pelos y señales, repitiendo la escena de los 41 hachazos de manera mucho más gráfica y macabra. Un detalle menor, que a los enfermos que disfrutamos del género nos dejará satisfechos.

“Love & Death” es una serie guiada por las decisiones y las acciones de sus protagonistas y no tanto por los acontecimientos que ocurren a su alrededor, y si bien este tipo de productos suelen enriquecerse por una mayor introspección de sus personajes, no es tanto el caso de “Love & Death”, que si bien lo hace y puedes llegar a entender las actuaciones de Candy, hubiera preferido una mayor profundidad en su psicología, sin quedarse en algo tan superficial; aun que con 7 capitulos tampoco podemos pedir mucho más. A su vez, consiste en un relato que hemos podido ver ya en más de una ocasión pero que a pesar de ello y de sus pequeños problemas contiene cierta destreza y agilidad, y junto a un buen elenco, en especial de Olsen, consigue entretenerte y que sea vista con interés, creciendose en su segunda parte y manteniendo la incertidumbre hasta su episodio final.
Víctor Baylach
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1 de mayo de 2023
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La ira se apodera

El caso de Candy Montgomery vuelve a la ficción con Love and Death, creada por David E. Kelley, donde se relatan los sucesos que llevaron a la mujer a cometer el atroz crimen. En esta propuesta, el guion se divide en diferentes secciones que permiten conocer la historia de Montgomery en torno a sus circunstancias. Por tanto, no hay una búsqueda de profundizar en su personalidad, sino explorar las razones por las que cometió el crimen y, luego, los motivos por los que le veredicto fue el que fue. La serie se mueve en una capa que engancha al espectador, pero más en torno a saber en cómo acaba, que en conocer de una manera más interna a sus personajes principales. Por ende, se puede decir que es efectiva en su estrategia, al verse sus intenciones.

Durante los primeros episodios se puede ver el desarrollo de una historia que es reconocible por todos los espectadores. En este aspecto, resta algo de emoción a la serie, dado que tarda en arrancar hasta el final de su tercer capítulo. En consecuencia, no es hasta el cuarto episodio en el que se tinta de oscuridad la ficción, que durante sus anteriores entregas ha jugado más a una luminosidad ácida. Con lo cual, se ve el sello de identidad de su creador, con ciertas reminiscencias a “Big Little Lies”, pero le falta la solidez que mostró en la primera temporada de la serie citada. Con lo cual, el espectador puede llegar a sentir que se queda en la circunstancia, pero no desea ir más allá. Así, da la sensación de haberse podido desarrollar en menos episodios y de una forma más productiva.

*Una mujer frente a su aventura

Elizabeth Olsen lidera el reparto de Love and Death, siendo una de las mejores decisiones de esta producción. Desde el inicio se puede ver una interpretación llena de verosimilitud, incluyendo aquellas partes en las que se hace presenta la comedia ácida. Gracias a ello, camina con los espectadores ante los acontecimientos que cambian radicalmente la vida de su personaje, mostrándose en el rostro de Olsen de una manera brillante. Se entrega de principio a fin, convirtiéndose en una pieza fundamental, que eleva la calidad de la serie. Después, Jesse Plemons cumple con lo que se espera de su Allan Gore, formando un combo interesante con Olsen y sirviendo de dicotomía interpretativa junto a ella. Una labor muy bien estudiada y ejecutada.

Patrick Fugit y Lily Rabe presentan dos actuaciones muy bien elaboradas, permitiéndose llamar la atención a pesar de no estar en el primer plano en todo momento. De esta forma, no solo captan al espectador, sino que dan cuerpo a sus personajes, dándoles la importancia que tuvieron en el caso real. Además, en el caso de Rabe, se presenta una gama de matices que hacen que se quede en la retina. Después, Krysten Ritter como Sherry logra dar una luminosidad que necesita el elenco, aportando frescura, así como una identidad muy especial. Sin duda, Ritter aporta ese sabor que hace que se respire. Por último, Tom Pelphrey tiene su oportunidad de destacar y así lo hace, con una fuerza que le permite estar a la altura de las escenas que protagoniza.

*Reminiscencias del pasado

El estilo visual de Love and Death recuerda a otras producciones de David E. Kelley, donde se combina la pomposidad de la sociedad típicamente estadounidense con la oscuridad del suspense y el misterio que protagoniza la ficción. Por tanto, en este caso, no ha sido diferente y se presenta un diseño de arte impoluto que recoge a la perfección ese oasis religioso que se va corrompiendo con el pasar de los episodios. Asimismo, se ha buscado establecer lugares que sean insignias, personajes en sí mismo, lo que hace que se tome más en consideración la escena final de la serie. En este aspecto, se mantiene fiel a lo que su trayectoria indica. La fotografía también logra un efecto envolvente, seductor. No obstante, la escena más violenta de la serie podría haberse cuidado algo más, al presentarse de una manera excesivamente ruda.

Al estar basado en un hecho real, hay quiénes buscan que se respete la rigurosidad de los acontecimientos con las famosas caracterizaciones. En esta serie, se realiza una buena reconstrucción y se mantienen los principales elementos estéticos de los personajes en los que están basados, poniendo especial hincapié en los vestuarios y caracterizaciones de Candy. Sin embargo, se echa en falta que haya una propuesta artística más identificativa, dado que podría mimetizarse perfectamente, a nivel artístico, con otras series de la misma índole. Por último, mencionar que el ritmo de la serie es algo irregular, mientras que el primer episodio funciona como presentación, los dos siguientes se estanca algo más, volviendo a retomar en el cuarto, donde dan el verdadero pistoletazo de salida.

*Conclusión

Love and Death logra enganchar a la audiencia por la manera de narrar las circunstancias que envuelven el caso de Candy Montgomery. Sin embargo, para aquellos que buscan conocer de cerca a cada uno de los protagonistas, podrían verse a medio gas, dado que se focaliza principalmente en una exposición de los hechos. Por tanto, cumple con su función, entretiene, pero podría haber ido más allá.

Después, Elizabeth Olsen logra un trabajo exquisito, lleno de verdad y desde distintos prismas. Junto a ella, rostros como Lily Rabe, Patrick Fugit o Tom Pelphrey le acompañan de una manera óptima. A nivel visual, sigue la estética de anteriores series de David E. Kelley, con un cuidado y combinación de la pomposidad con la oscuridad gratificante. No obstante, se echa en falta algo más de identidad. Un true crime que encaja a la perfección en las expectativas de este tipo de género, pero que se queda en lo notable y no pasa a lo sobresaliente.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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3 de junio de 2023
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
De menos a más, "Love and Death" triunfa por no seguir el camino establecido y atravesar el bosque con una osadía plausible. Lo obvio hubiese sido tratar semejante temón con un dramatismo recalcitrante, sin embargo, David E. Kelley decidió que esto iba a ser un festival de los gordos, siendo su protagonista y los sucesivos temazos ochenteros su mayor ejemplo. El momento "Stayin Alive" ya es historia.

La protagonista es una madre de familia cristiana de finales de los setenta de un pueblo de Texas que inicia una relación extramatrimonial con el marido de una amiga. Eso no hay por dónde cogerlo, especialmente del modo en el que nos lo muestran (ella no muestra un ápice de nervios o dudas), pero luego la cosa va cogiendo su punto de un modo progresivo y termina enganchando. Ayuda una protagonista que también crece según avanza la serie. Si bien empieza rozando la caricatura, luego crece y crece sin parar hasta convertirse en un personaje antológico.

Elizabeth Olsen tiene a uno que la seguirá de cerca desde hoy. La había visto en "Wind River" y ya entonces percibí cierta materia prima, pero lo que hace aquí es sólo apto de las mejores. A modo de curiosidad innecesaria, me recordó constantemente a Michelle Pfeiffer, a la que no sólo se le parece mucho –la boca es igual- sino que parece imitarla. Esta curiosidad innecesaria deja de serlo cuando descubres que el showrunner es el marido de Pfeiffer. Metatelevisión. Acompañan a Olsen el ubicuo Jesse Plemons, cuyo personaje es difícil de catalogar y su actuación también resulta adusta; Lily Rabe, que logra caer peor que una tormenta en un día de playa; y Krysten Ritter, un auténtico soplo de aire fresco. Tom Pelphrey, Bruce McGill y Elizabeth Marvel también ayudan a la causa.

Su mayor pega son siete episodios que son demasiados. Los últimos se hacen pesados en contraposición de la excelencia que alcanzan el tercero y el cuarto. Sólo en su resolución final*(1) la serie vuelve a coger vuelo. Lo que sí se mantiene a un grandísimo nivel durante toda la emisión son los aspectos técnicos y visuales, que hacen de la serie una obra exquisita. Eso se suma a su gran éxito: que su tono gamberro no impida que el espectador se involucre en la historia y sufra con ella. Y se quede parte de nuestros corazones, al menos del mío se quedó un trocito.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jaime Flores
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26 de mayo de 2023
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos géneros en TV son tan exitosos de manera constante como las miniseries de crímenes; ya sean ficticias o basadas en hechos reales. Explorar el lado oscuro de la psique humana siempre resulta fascinante, y si se puede combinar con thriller de investigación o drama judicial mejor. ¿El problema? Que ya hemos visto unos cuantos. Y sin ser culpa suya, es inevitable que más de una vez Love & Death se sienta como uno más muy bueno pero que no destaca especialmente. Sin embargo, hay algo que la eleva y hace que sean 7 horas de televisión de calidad; y es la actuación de Elizabeth Olsen. Una interpretación magnífica, en la que Olsen se luce como nunca aportando todos los matices y complejidad a su personaje. Eclipsa la pantalla durante todos y cada uno de los capítulos; aunque no por ello hay que dejar de lado a un estupendo Jesse Plemons, un actor infravalorado que nunca decepciona y que hace de sus personajes unos seres muy particulares. Especial atención merece además la curiosa química entre Plemons y Olsen.
Por lo que acabamos de explicar, donde la serie cobra más fuerza es en un segundo tramo, ya que es en el que Olsen puede sacar a paseo su talento más. A mí sus primeros episodios también me gustaron mucho, pero es comprensible que haya a quien se le haga bola. Los últimos, con la parte judicial, sólidos, sin nada más que añadir.
En definitiva, puede que no sea una obra maestra del género, pero Love & Death cumple sobradamente y proporciona a Elizabeth Olsen el espacio perfecto para volver a demostrar porque es una de las grandes actrices de su generación.
Slythwalker
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