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Las largas vacaciones del 36

Drama La Guerra Civil española (1936-1939) cogió por sorpresa a mucha gente que estaba en plenas vacaciones estivales. En un pueblecito próximo a Barcelona, varias familias amigas decidieron seguir en sus casas de veraneo hasta que terminara la guerra. Para los niños fueron éstas unas largas e inesperadas vacaciones. A medida que la guerra se recrudecía, la actitud de los adultos empezó a cambiar: algunos iban diariamente a la ciudad para ... [+]
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
24 de noviembre de 2007
36 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante peli sobre nuestra Guerra Civil (ahora pienso en las poquísimas pelis españolas que he visto sobre el tema; cuando por ahí rueda esa falacia de que “en el cine español sólo se hacen películas sobre la Guerra Civil”).

El punto de vista es el de la burguesía catalana, cuyo rasgo principal es una mezcla de cobardía y apatía (prefieren la seguridad que les da ese aislamiento en sus villas veraniegas de provincias, evitando involucrarse en la confrontación).
Se desprende, pues, una cierta crítica hacia el abstencionismo político por parte de los adultos. Los niños, en cambio, van introduciendo en sus juegos todo ese espíritu combativo que les rodea y que no terminan de comprender, mientras van dejando de ser niños y adquiriendo compromiso con lo que ocurre.

Cuando la guerra se alarga e irrumpe el hambre, entonces los personajes sí salen algo de su apatía (aunque los estragos del hambre se revisten de un matiz irónico que suaviza mucho la dureza del tema).

Según la historia oficial franquista, los catalanes eran unos rojos fanáticos sembradores de muerte y desorden, y la película viene a ser una contestación a esa leyenda maldita (contestación tímida como es natural, ya que tampoco estaba el panorama para muchos atrevimientos).

El amplio reparto reúne a nombres tan conocidos como Concha Velasco, José Sacristán, Analía Gadé, Ángela Molina, Paco Rabal, Vicente Parra…

Resulta algo dispersa, pero interesa casi en todo momento.
Sahar
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17 de julio de 2011
16 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
19 de Julio de 1936. Los franquistas se alzan contra la República. Cataluña, tradicional feudo republicano, resiste fuertemente el avance fascita. La película narra este proceso hasta prácticamente el final de la guerra a través del prisma de la burguesía catalana.
Una película terriblemente infravalorada, para quien esto suscribe una obra maestra e indiscutiblemente una de las mejores películas que nuestro cine jamás haya realizado sobre la Guerra Civil. El cine de Camino tiene como foco temático principal la Guerra Civil y en este caso la ficción, sólida y sobresalientemente escrita por el propio director y Gutiérrez Aragón, acaba por ser una amarga, desencantada y poderosa crónica de realismo.
El hecho de estar realizado en 1976 hizo que fuera la primera película que abordaba la Guerra Civil desde la perspectiva republicana, resultando un film antimaniqueo (defecto tan caro al cine propagandístico y nefasto del franquismo), depurado y riguroso, que se revela de no poco calado sociológico (en su condición de ficción realista me convence y conmueve más que otras inspiradas en hechos históricos reales) y dónde la perfilación de los dos grandes grupos de personajes queda magistralmente definida: los niños haciéndose hombres y mujeres precipitadamente y jugando a la guerra; los adultos jugando a sobrevivir. Lo que queda entre ambos: unas vacaciones eternas en un año eterno que se prolongó en sus memorias hasta el día de su muerte. Grandes interpretaciones de José Vivó, Ismael Merlo y Paco Rabal, para una gran película.
kafka
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17 de diciembre de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
GUIÓN

Estamos ante la primera película sobre la Guerra civil española que se hizo después de la muerte de Franco, y eso se nota en la frescura del guión, sólido e impecable. Lo firma Manuel Gutiérrez Aragón, junto con el director, Jaime Camino. Completamente alejado de los vicios que con los años el cine guerracivilista ha ido desarrollando hasta provocar el hartazgo al que muchos hemos llegado con este tipo de películas. Incluso yo diría que logra establecer cierta empatía con casi todos los personajes, alejándose del típico simplismo de buenos y malos que tanto daño ha hecho posteriormente a nuestro cine.

REPARTO

Difícil reunir un reparto de lujo como éste. Bien es verdad que en su día muchos de estos actores eran prácticamente principiantes pero el carácter visionario de Camino al seleccionar a semejante elenco hay que reconocérselo porque con el tiempo todos han llegado a convertirse en grandes mitos del cine español. Encabezado por José Sacristán, con una jovencísima Ángela Molina en uno de sus primeros papeles, un magistral Paco Rabal en el rol de profesor muerto de hambre que intenta mantener su dignidad… sólo por citar a unos cuantos. En fin, una verdadera lección de interpretación que ningún aspirante a actor debería perderse.

AMBIENTACIÓN

La película está ambientada en un encantador pueblecito de veraneo cercano a Barcelona. Allí les pilla el comienzo de la guerra a los personajes durante las vacaciones del 36 y las mayoría de los veraneantes deciden permanecer allí mientras dura el conflicto, en la ingenua idea de que no tardará mucho en concluir. Y así, a lo tonto a lo tonto, van pasando veranos, otoños, inviernos y primaveras hasta que finalmente en el 39 las tropas franquistas llegan a Cataluña y ahí termina esta historia y comienza otra que duraría nada más y nada menos que otros 40 años. En este sentido Camino logra crear un ambiente costumbrista que constituye un interesantísimo estudio sociológico de lo que fue la burguesía catalana previa a la guerra. Sin duda, una gran historia.
Talía666
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24 de noviembre de 2012
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los primeros diez minuntos son un espanto. Aparece un pregonero en mitad de una zona de chalets (que se nota a la legua, son de los 70), luego hay unos disparos, gente disfrazada de milicanos, un cabrero, cabras, el niño que se va, la mujer que casi se poner de parto... a punto estuve de quitar la peli.
Pero le di su oportunidad. Y acerté, porque la ambientación mejora mucho, los personajes comienzan a hacer cosas coherentes y, sobre todo, entra en escena el saber hacer de ese elenco de actores y actrices que se reúnen aquí: José Sacristán, Ismael Merlo, Francisco Rabal, Conchita (jiji) Velasco o Ángela Molina (jovencísima, guapísima). A destacar que incluso los niños no están mal. En fin, que la película va cobrando forma, va avanzando, y uno se va sintiendo interesado por lo que les ocurre a estas personas que, de veraneo en un pueblo de Barcelona, se encuentran con que estalla una guerra casi en sus narices. Y la ven pasar a su lado, no pudiendo (del todo) sustraerse de lo que ésta conlleva: muerte, racionamiento, luchas, etc.
Le doy un 6 -que en realidad sería un 6,5- porque tampoco va mucho más allá. Algunos de los personajes reaccionan y se comportan de forma, digamos, extraña, y creo que el problema está en que no acaban de estar bien definidos. ¿Por qué el personaje de José Sacristán dice una cosa al comienzo y hace otra completamente distinta después? ¿Cómo es posible que los "invitados" de cierta familia burguesa se oculten de todos, aún todos sabiendo que continúan allí, como si nada? Y cosas por el estilo.
Esta película también tiene que ponerse en perspectiva: el dictador llevaría 6 meses muerto cuando comenzó a rodarse, y sería de las primeras en la que los republicanos no llevaran dos cuernos y un rabo. En ese sentido la encuentro muy equilibrada con la "verdad" de lo que seguramente sucedió, no quieriendo darte una lección de "estos son los buenos buenísimos, los otros los malos malísimos", aunque tomando postura a favor de la República. Y, repito, en 1976... chapeau por ello.
ciudadano
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22 de enero de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un pequeño pueblo catalán, durante el verano de 1936, sus moradores van a vivir desde la tranquilidad de la villa, el conflicto fratricida de las dos Españas que sorprende a la burguesía en su residencia de verano. El director Jaime Camino, que es uno de los que mejor ha filmado el conflicto español (autor de “Dragon Rapide” y “España otra vez”), rodaba esta interesante historia minimalista de la Guerra Civil mientras agonizaba el dictador. El cineasta cuenta los avatares de unos personajes agazapados en la retaguardia de la contienda, la división social, los odios y los reproches que producían las diferencias sociales de ambos bandos

Una película sobre las dudas de los adultos, a la hora de enfrentarse a los hechos que estaban sucediendo, todos ellos más preocupados por motivaciones de índole material. En cambio, cómo vivían los niños el conflicto desde una posición romántica de la guerra. Ellos jugaban a la guerra, incapaces de vislumbrar la tragedia que se les venía encima, viviéndola como una aventura vacacional. Vacaciones que se alargan en el tiempo con esas clases que les da el profesor “Rojo” (Paco Rabal), un republicano que recita a Machado pero que no tiene ni para comer.

Un mosaico de situaciones y personajes, algunos patéticos, otros admirables, que son extrapolados por los acontecimientos nacionales que van repercutiendo inexorablemente en el devenir cotidiano del pueblo. Una galería de personajes excelentemente encarnados por un reparto de lujo dentro del cine español. Una mirada realista y serena de aquella dos Españas que en los versos de Antonio Machado, anunciaba al españolito que viene al mundo, te guarde Dios, una de ellas ha de helarte el corazón. Un film emotivo que destaca por su objetividad.
Antonio Morales
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