Muerte en el invierno

Quizás la historia no es demasiado original, pero es interesante ver a Roddy en una actuación ya como actor maduro, y al resto no desentonando
Un buen logro de triple papel de la actriz y los paisajes copiosamente nevados.
Algo de suspenso del bueno.

Película que estaba fuera de su tiempo ya cuando se estrenó en 1987, pues su estética recuerda más a los thriler setenteros de manisiones, cara conocidas y tramas teatrales, lo que no es de extrañar viniendo de la mano del notable artesano Arthur Penn,autor de joyas como "Bonnie and Clyde" o "Pequeño gran hombre".
Tal vez haya que tomar el film como un homenaje al género en general y a la figura de Hitchcock en particular, pues la película está plagada de homenajes nada velados; el inicio de "Psicosis", el vaso de leche de "Sospecha" el fotógrafo con muletas de "La ventana indiscreta", por citar solo algunos. En cualquier caso, siendo una película que peca de desfasada y previsible, permite disfrutar de una intriga de suspenso un tanto descafeinada, pero estimulante para nostálgico.

Comedia negra en clave de thriller, que juega con diferentes elementos, el suspenso, el melodrama, sin terminar de ser una historia redonda, se deja ver, aunque hasta la mitad, aburre un poco, recién cuando la protagonista se da cuenta del verdadero motivo por el que está en esa casa, la cosa empieza a tomar ritmo.
Lo peor, es que creo que no tenían del todo claro lo que querían hacer, y la dirección es un tanto improvisada.
Lo mejor sin duda, es la interpretación de Mary Steenburgen, que logra hacer convincente a un personaje que pasa por todo.

Interesante, floja, previsible, irregular, torpe, televisiva, mediocre y relativamente correcta producción de suspense que parte de una premisa sencilla en la que una actriz pasa una entrevista de selección para lo que parece una oportunidad interesante para demostrar sus dotes como actriz, pero que pronto comienza a suponer parecer un extraño encargo que despierta las alarmas y sospechas de su protagonista.
La película dirigida por Arthur Penn, no ofrece nada realmente novedoso y la calidad técnica e interpretativa tampoco resultan muy memorables, haciendo que todo quede en un flojo y correcto producto televisivo de suspense que sin ser realmente sorprendente, consigue ofrecer un entretenimiento de misterio insulso que por lo menos no aburre.
Lo mejor que he encontrado al llegar al termino del visionado de esta producción de suspense, es que ha hecho que descubra que es un remake de la película de 1945, Mi nombre es Julia Ross y que trate de verla por todos los medios.