El pico

Todos los elementos del cine quinqui español de los 70 y 80 quedan recogidos en esta película de Eloy de la Iglesia: sordidez, drogadicción, criminalidad en los bajos fondos de las grandes urbes, verismo tremendista y, falta de profesionalidad en todos los apartados técnicos de la producción (incluyendo actores no profesionales).
Todas las escenas de pinchazos son reales (verismo); ello provocará la muerte en los años posteriores de gran parte del elenco principal, incluyendo al protagonista José Luis Manzano.
Cómo documento gráfico-social de la etapa de la transición y sus excesos, tiene un pase; por lo demás, es un producto demasiado pobre y "amateur" que poco valor cinematográfico puede aportar hoy en día.

'El pico' ha envejecido muy mal. Ahora parece una película torpe, aburrida y melodramática, pero en su día fue un bombazo. Una película que hablaba de ETA, de su brazo político, de la guardia civil, y en la que se veía primeros planos de heroinómanos inyectándose. Todos temas tabúes en el cine hasta ese momento, y aderezados con escenas de sexo y desnudos con la escultural Lali Espinet (Andrea Albani) con 22 añitos. La película era una bomba, y fue de las más exitosas de la época en los cines españoles.

Prefiero otras pelis del cine quinqui, como 'Deprisa, deprisa', por ejemplo, menos encorsetadas. Aquí se nota que el director mide con pies de plomo las apariciones del político vasco, y de la guardia civil, no vaya a ser que se pase de la raya.

Lali murió a los 33 años, de sida, por una meningitis. José Luis Manzano murió a las 29 años, por un pico de heroína adulterada. Eran malos tiempos para la lírica.

Cine quinqui en estado puro. Tristeza, desesperación, marginalidad. País Vasco años ochenta, visión marxista de la transición y de la problemática de ETA y sus atentados. Heroína y adiciones. Niños que nacen adictos a la heroína: adicción prenatal a la heroína. La crudeza brutal y salvaje de lo más duro de todas las adiciones. El mono, el lumpen salvaje, el aprovechamiento de la enfermedad de la madre para inyectarse morfina, la brutalidad de la vida salvaje.
Director muy comprometido con ideas de izquierda marxista, con un actor muy característico y peculiar, auténtico heroinómano y delincuente. No tenía que interpretar, era él.
Vale como testimonio de una época, poco más.

Buena película de este director maldito. Reconozco que me estoy aficionando a este tipo de películas (las del Torete, Perros Callejeros, Navajeros..). Cuando vez unas cuantas te das cuenta que suelen seguir un patrón: violencia, drogas, sexo, y sobre todo caos.
Aunque las del Torete y similares suelen delinquir para vivir (aunque podían trabajar en el Carrefour, los cachondos), este en cambio es un personaje "maldito" que se droga no se sabe muy bien por qué (por probar, por evadirse de algo, etc...)
Todo el tema político ver ABAJO.
Curiosa película. Lo que no sé si alguno de los del equipo se la tomó en serio ya que muchos del reparto murieron de sobredosis, sida y demás.

- La banda sonora, es... peculiar cuanto menos.

Revisito esta película y como obra de arte me parece que tiene demasiados fallos, sobre todo de guión y de ritmo.
Las interpretaciones encajan bien, sobre todo la del malogrado Manzano. Los demás cumplen sin grandes genialidades.
Pero como documento del mundo de los ochenta, cuando tantos miles morían de sobredosis o de sida, en estos casos por el uso común de jeringuilla, es algo muy valioso.
Y no es una apología de la droga, como a veces se ha dicho, sino una profunda e inteligente crítica. Basta ver la muerte de ese cándido Urko, que parece que pasa del biberón al jaco. O ese bebé que nace drogadicto y para que no llore la madre le pone heroína en el chupete...