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Tres hijos del diablo

Western Después de atracar un banco, tres hombres son perseguidos por el sheriff del pueblo. Se adentran en el desierto y allí encuentran a una mujer moribunda que está a punto de dar a luz. Allí mismo se prometen proteger al bebé. (FILMAFFINITY)
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
8 de noviembre de 2010
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que, pese a que contienen cierto tufo moralista y alegórico sobre el cristianismo, no dejan de ser bellos retratos sobre los sentimientos y la redención debido a la naturalidad con la que tratan dicho aspecto. Ese es el caso de “Tres padrinos” (3 Godfathers, 1948), de John Ford, uno de los western más hermosos y reivindicables del director estadounidense con raíces irlandesas.

La película comienza con los tres forajidos protagonistas a la entrada del poblado Welcome, ellos son Robert (John Wayne), Pedro (Pedro Armendáriz) y William (Harry Carey Jr., hijo del actor de mismo nombre que trabajó en numerosas películas con Ford). Desde el comienzo nos presentan a esta peculiar y multicultural banda como unos bandoleros, si, pero con cierto toque de humor y camaradería que les hace humanos a los ojos del espectador. El robo al banco del pueblo provocará una persecución por el desierto donde el sheriff y sus ayudantes intentarán dar caza al trío protagonista. Pero todo cambia cuando éstos tres, agonizantes por la falta de agua, se encuentran una caravana abandonada y un bebé al que tendrán que cuidar…

Esta fácil premisa es el argumento de “Tres Padrinos”. Como os podéis imaginar no hace falta ser un lince para darse cuenta del carácter alegórico del film, emulando al pasaje de los Reyes Magos de Oriente y su peregrinación hacia Jerusalén, pero Ford lo adapta (aunque se trata de un remake) a un western para ofrecernos un viaje catártico de los tres protagonistas, que verán cambiados sus propósitos iniciales para poder cuidar al retoño.

Visualmente puede que estemos ante una de las mejores películas de Ford, gracias a la labor de Winton C. Hoch, director de fotografía que ya trabajó con el director en “Centauros del desierto” (The searchers, 1956), La legón invencible (She Wore a Yellow Ribbon, 1949), y El hombre tranquilo (The Quiet Man, 1952). Rodada en Technicolor, la película es un ejemplo de sofisticación y un excelente uso del color, donde Ford no se movía demasiado bien.
El resto de la película contiene elementos característicos de la filmografía de Ford, como los numerosos momentos musicales, la inclinación por el uso del montaje interno, los poquísimos movimientos de cámara, los increíbles exteriores de Monument Valley…un universo propio y reconocible en donde da gusto perderse y disfrutar de la gran capacidad de Ford para hacer verdadero cine.

Andén 42.
tellez
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12 de junio de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peter B. Kyne, fue un prolífico novelista y guionista californiano (con créditos en más de un centenar de filmes), cuyo mayor éxito parece haber sido su novela, “The Three Godfathers”, pues, en 32 años, fue llevada cinco veces al cine: En 1916, como “The Three Godfathers”, dirigida por Edward LaSaint. En 1919, como “Marked Men” de John Ford. En 1930, con el título "Hell's Heroes", realizada por William Wyler. En 1936, como “Three Godfathers”, a cargo de Richard Boleslawski; y ahora, en 1948, John Ford hace este remake de su versión anterior... pero, aún en 1974, John Badham haría otra adaptación para la televisión con el título, “The Godchild".

¿Habrá razones para que se tome tantas veces en cuenta esta feliz historia?... ¡Yo creo que sí!, y aunque no he visto aún ninguna de las otras adaptaciones de la novela de Kyne, siento que Ford ha sacado a la luz un filme muy cálido, emotivo, divertido ¡y elocuentemente aleccionador!

La historia podría resumirse en pocas palabras: Tres ladrones de ganado deciden, de repente, robar un banco. Su objetivo está ubicado en un pueblo de Arizona llamado, Welcome, y tras el asalto se inicia la consabida persecución, lo que los obliga a huir hacia el desierto, siendo hasta allí hostigados y asediados... pero, el encuentro con un bebé, cuya madre fallece tras el parto, va a cambiar radicalmente sus vidas.

Así comienza éste cuento navideño bastante bíblico, con una estrella que guiará a los inesperados y sorprendentes 'ángeles'. Los tres fugitivos, encantadores y muy divertidos, lucen también como tres buenos reyes... aunque no tan magos; y convertidos en padrinos de la criatura -a la que la madre, en homenaje a ellos, bautiza como, Robert William Pedro Hightower- su sensibilidad saldrá a flote... y la vida les hará suficientes milagros hasta que, quizás, puedan alcanzar la redención.

Presenciaremos momentos muy tiernos y llenos de calidez (sus primeras tareas con el bebé, sus afanes de protagonismo a la hora de nombrarlo... o la escena crucial con Kid en el desierto). Habrá escenas de brillante y poética construcción, como la tormenta de arena o el encuentro con la madre del niño; y tendremos imágenes de gran fuerza espiritual, cuando aparece la cruz de la tumba señalando el camino -un plano perfectamente iluminado-; o los pies de los tres amigos a punto de doblarse mientras pisan sin rendirse la agrietada tierra del desierto, lo que nos sugiere, indirectamente, los pasos de Jesús, arrastrando su pesada cruz… Todo ésto, hace que nos sintamos ante un filme muy humano y reconocedor de lo divino, el cual consigue tocar nuestras fibras más sensibles, mientras entendemos que, muy sabiamente, Dios tiende a preferir el sacrificio desinteresado de un ateo, más que a aquellos que alaban, sin hacer nunca nada valioso por la humanidad.

<<TRES PADRINOS>>, es un filme que dignifica la obra de John Ford, y pone otro punto en alto sus experiencias con los westerns.

Título para Latinoamérica: TRES HIJOS DEL DIABLO
Luis Guillermo Cardona
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11 de noviembre de 2010
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres cuatreros (John Wayne, Pedro Armendáriz y Harry Carey Jr.) deciden cambiar su “modus operandi”, ahora se interesan por los bancos, en su primer atraco en un pueblo del desierto de Arizona se confrontan con el “sheriff” y en la huida resulta uno herido y la pérdida del botín.

Durante la persecución pierden el agua, ya adentrados en el desierto descubren una mujer a punto de dar a luz, finalmente ella muere, no sin antes dejar a estos tres forajidos a cargo del bebe en calidad de padrinos.

El film nos presenta a un grupo de forajidos en una situación difícil y delicada, que cambian su manera de ver las cosas, cuando se enfrentan a la tarea de preservar la vida de un infante recién nacido. Es un film lleno de mucho sentimiento, reflexión y sacrificio, además de contar con algunos detalles humorísticos.

Los tres forajidos sin querer entran en una reflexión espiritual de redención y expiación de sus fechorías cometidas, sacrifican sus vidas por la del niño, lo que significa que hay que salvarlo para de esta forma salvarse ellos mismo delante de Dios.

El film está basado en la película muda “Marked Men” (1919), dirigida también por John Ford y protagonizada por el padre de Harry Carrey Jr., al actor Harry Carey (1878-1947), de ahí la dedicación del filme.
operez
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31 de agosto de 2007
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando la vi por primera vez me pensaba que iba a ser otra de las típicas de forajidos, que iban a tener problemas con la ley, pero a parte del sheriff y sus hombres se encuentran con un gran dulce problema, una mujer que da a luz en pleno desierto y antes de morir quiere que cuiden del niño, ellos aceptan la promesa y poco a poco junto con un buen humor vemos a John Wayne de padre, al encantador Pedro Armendariz, y con el peculiar nombre del niño, Robert William Pedro, simplemente un buen western, muy recomendable.
Dusty Rivers
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25 de enero de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando compré esta película lo hice dispuesto a visionar una comedia liviana sin mayores pretensiones, género que, para peor, es el que menos me llega de todos. Sin embargo, me ví sorprendido por una dificilísima mezcla de comedia y drama en un western: todo estaba servido para desbarrancar y sin embargo Ford y Wayne salen más que airosos. Cómo lo logran ? John Ford consigue equilibrar perfectamente este cóctel explosivo: lo hace con un relato ágil; desarrollando perfectamente los personajes tanto principales como secundarios; captando con la cámara planos magníficos, algunos de los cuales se repetirán con diferencias en "Centauros del Desierto" (el plano de Wayne en la puerta del rancho al final de "Centauros..." se me hizo presente con el plano tomado desde dentro de la carreta en donde estaba la madre del bebé), el plano de la cruz de la madre y al fondo los tres padrinos que se alejan, y muchos más que hacen alarde de un cine de calidad; no cayendo nunca en el ridículo y combinando con habilidad de artesano situaciones de comedia y de drama (prevalecen estas últimas). La fotografía y el guión son acertados, la banda sonora también y sobresale un John Wayne versátil y convincente. Párrafo aparte merece el excelente technicolor (muy superior al de "El Hombre Tranquilo"), y que me hace preguntar por qué no lo utilizó en trabajos muy posteriores como por ejemplo "El hombre que mató a Liberty Valance", que sin duda le hubiera dado un mayor realce y calidad.
HUSTON
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