Tres hijos del diablo
2.769
Western
Después de atracar un banco, tres hombres son perseguidos por el sheriff del pueblo. Se adentran en el desierto y allí encuentran a una mujer moribunda que está a punto de dar a luz. Allí mismo se prometen proteger al bebé. (FILMAFFINITY)
9 de agosto de 2014
8 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo ya no sé qué hacer con John Ford. Me tiene harta con sus «genialidades». Tampoco sé muy bien cómo valorar este western religioso y cómico donde tres forajidos muy buenos y muy santos, se ve desde el principio y no hay duda al respecto, se harán cargo de un recién nacido durante su huida tras un robo. Idea interesante, elaboración plasta.
Quizá sea un pelín mejor a como la puntúo pero, sinceramente, esto es cuestión de sensaciones y a mi, vista en la distancia de unos días, me da la sensación de que «Tres padrinos» es una película a medio hornear, como si no estuviera terminada del todo, compuesta a sketchs y sin soltura. Véase la escena en la casa del sheriff con los tres ladrones, muestra incontestable de la chapuza de la cinta y la historia; no es normal que tres tipos que llegan a un pueblo para cometer un robo se paren en una casa a charlar con sus habitantes y a reírse de los nombres de la gente. Claro, claro, como si tal cosa, paséate bien y que te vean. El robo es una patata, la chica del este que ve a Wayne y se enamora hasta las trancas es otro ejemplo de remiendo; la huida no interesa a nadie, el parto es de una grandilocuencia ridícula, las peripecias en el desierto son aburridas y algunas de las muertes se cosen por fuerza y sin saber cómo a la trama para que haya tragedia.
A destacar por mi parte el enorme parecido que le he encontrado a John Wayne con Sean Bean. Increíble pero cierto.
Quizá sea un pelín mejor a como la puntúo pero, sinceramente, esto es cuestión de sensaciones y a mi, vista en la distancia de unos días, me da la sensación de que «Tres padrinos» es una película a medio hornear, como si no estuviera terminada del todo, compuesta a sketchs y sin soltura. Véase la escena en la casa del sheriff con los tres ladrones, muestra incontestable de la chapuza de la cinta y la historia; no es normal que tres tipos que llegan a un pueblo para cometer un robo se paren en una casa a charlar con sus habitantes y a reírse de los nombres de la gente. Claro, claro, como si tal cosa, paséate bien y que te vean. El robo es una patata, la chica del este que ve a Wayne y se enamora hasta las trancas es otro ejemplo de remiendo; la huida no interesa a nadie, el parto es de una grandilocuencia ridícula, las peripecias en el desierto son aburridas y algunas de las muertes se cosen por fuerza y sin saber cómo a la trama para que haya tragedia.
A destacar por mi parte el enorme parecido que le he encontrado a John Wayne con Sean Bean. Increíble pero cierto.
4 de mayo de 2008
27 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
...llamado Sines Crupulos, me la recomendó. Su cojonuda crítica fue a la casilla de favoritas antes de verla. Al releerla de nuevo, adquiere aún más valor y hasta me recorrió un atisbo de placer por la espina dorsal cuando la caté de nuevo. Es un crack el tipo, pero como Wayne... apunta mal y dispara torcido. Nadie es perfecto.
Tres tíos del Opus, con más moral que el Alcoyano, revientan una caja fuerte fuera de campo. Luego ejercen de niñeras y más tarde de concursantes de Supervivientes. Y todo contado con un semi pulso de los de antaño, con guiños incomprensibles hoy en día y dirigidos a nuestros abuelos y con la puesta en escena más rácana que le recuerdo al maestro Ford. Las interpretaciones son correctas y alejadas del estrellato y la peli convence si piensas que lo que estás viendo es lo que sabes que no es. Y eso el irlandés lo hace de puta madre, pero en esta ocasión, a mí no me la pega.
Grande Sines.
Tres tíos del Opus, con más moral que el Alcoyano, revientan una caja fuerte fuera de campo. Luego ejercen de niñeras y más tarde de concursantes de Supervivientes. Y todo contado con un semi pulso de los de antaño, con guiños incomprensibles hoy en día y dirigidos a nuestros abuelos y con la puesta en escena más rácana que le recuerdo al maestro Ford. Las interpretaciones son correctas y alejadas del estrellato y la peli convence si piensas que lo que estás viendo es lo que sabes que no es. Y eso el irlandés lo hace de puta madre, pero en esta ocasión, a mí no me la pega.
Grande Sines.
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