Joyland

*Un hallazgo para la industria de Pakistán

Joyland ha sido y está siendo historia para la cinematografía de Pakistán. Un país del que no se suele hablar mucho en términos fílmicos y que ahora misma está consiguiendo un sinfín de merecidas alabanzas. Por ello, fue la primera película pakistaní en competir en el pasado Festival de Cannes. Así como se postuló como representante del país asiático en la lucha por la nominación al Oscar. La película supone el debut en el largometraje de Saim Sadiq. Un joven guionista y realizador que ha decidido estrenarse tras la cámara con una conmovedora historia localizada en su Lahore natal.

Una trama que protagonizan Haider (Ali Junejo), Biba (Alina Khan) y Mumtaz (Rasti Farooq). Haider es un joven muy alejado de la prototípica masculinidad imperante en Pakistán y en muchos países del mundo. Porque aunque Haider está casado con Mumtaz, no tiene trabajo y sueña con bailar. Por si no fuera poco, Haider no tiene trabajo y vive gracias al sueldo de su mujer, Mumtaz, quién trabaja como esteticista. Ambos viven en la casa familiar, con el patriarca y el la familia del hermano mayor de Haider. Una situación tensa que se precipitará cuando Haider consiga un trabajo en un teatro erótico. En un espectáculo como bailarín de una transexual llamada Biba.

*Atrapados entre barreras invisibles

Tres personajes que Joyland teje a la perfección para ir abordando multitud de temas y lamentos silenciosos. Con dos partes bien diferenciadas, quizás demasiado. Y es que primero asistiremos a la especie de embrujo que Haider sentirá por Biba. Dos personajes que no tienen un lugar entre tanta represión y que se enamorarán. En una de esas historias inesperadas e irremediables que pueden recordar a otras bellezas particulares.

Cada cuál tendrá la suya, yo personalmente recordaba Deseando amar o la más reciente Two Lovers. En cuanto a un amor triste, callado, apenas consumado, pero fervientemente deseado. Un amor que, además, resulta un gran ejemplo de cine queer. Cine novedoso y valiente que puede ayudar a normalizar otro tipo de historias. Producidas en otras latitudes y con otras idiosincrasias.

Una historia de amor que se convertirá en triángulo trágico en la segunda parte de Joyland. Cuando el personaje de Mumtaz cobra el relevo del protagonismo. Una mujer infeliz, pero muy independiente que es privada de su oxígeno, su trabajo. Ya que cuando Haider empieza a ganar dinero como bailarín, ella tiene que encerrarse en casa. Para hacer el trabajo de tantas mujeres, lo que le llevará a la reclusión. En un ejemplo de la supeditación del deseo de ella en beneficio del de su marido. Aunque la película refleje un marido alejado de las masculinidades tóxicas. Aquí, como casi siempre, la mujer es la que más sufre las consecuencias.

*Delicada, emotiva y triste

Aunque más allá del fondo, quizás lo mejor de Joyland es la forma de contar. La forma de decir sin palabras, de mostrar con apenas pocos elementos. Todo en ella es de una infinita delicadeza y gusto narrativo. Siempre midiendo muy bien los ritmos y con una mezcla de tonos que es muy acertada. Con momentos incluso divertidos y otros de una tremenda tristeza. Porque lo que está contado su director rezuma verdad y la amargura de Mumtaz o los sueños incompletos de Biba y Haider llegan. Da igual que los planos nos muestren una ciudad lejana como Lahore. El sentimiento de pérdida, de extrañamiento y dolor por no ser lo que quieren otros resulta emocionante.

Dicho esto, la pericia de Sadiq con la cámara es más que palpable. Con algunas secuencias muy simbólicas, como cuando Haider y Biba viajan en una motocicleta junto a un enorme cartel de ella. O con ese flashback tan tierno del final, en el que descubrimos los inicios de Haider y Mumtaz. Pequeños ejemplos de decisiones acertadas, combinadas con una frescura innegable de sus actores. Capaces de traspasar barreras e imprimir pulso a cada uno de sus personajes.

*Conclusión

En resumen, Joyland es un gran descubrimiento para cualquier cinéfilo hambriento de estímulos nuevos y sinceros. Una historia emotiva y delicada, sobre personajes arrinconados por una sociedad represora. Con una historia de amor imposible, una mujer casada asfixiada por la tradición y un joven provisto de un masculinidad alejada de la norma. Seres, todos ellos, que tendrán que malvivir por una ciudad que no les ve. En un ejemplo de cine contado desde las profundidades. Cine de una gran carga simbólica que dice a base de silencios y muestra con apenas un puñado de elementos.

Escrito por Laura Tabuyo Acosta

Después de haberla visto, he leído las críticas profesionales, dándome cuenta que no he percibido el caudal de emociones que al parecer muchos profesionales del medio percibieron.

La seguí hasta el final, un poco por ver una muestra del cine paquistaní, sin mayor interés, pues lo que se contaba, para mi no ofrecía interés, por el tratamiento tan extraño de una historia ya de por sí rara, que de no ofrecer la visión de esa sociedad, para nosotros lejana, no hubiera representado más.

Mal interpretada, se notaba que actuaban sin encajar en aquello que estaban interpretando, como si no creyeran en el relato.

Mi nota será un 4 por la curiosidad que despertaba ver un cine tan diferente al que estamos acostumbrados.

Desafiar los roles tradicionales familiares en un país como Pakistán es complicado, la difícil aceptación de esos valores reprimidos y ocultos a través del tiempo, intentan poco a poco ser aceptados. La película refleja este lento progreso, en una situación de estancamiento en un país que lleva un retraso considerable con respecto a ciertos temas. 

Haider es el hijo menor de una familia tradicional pakistaní, parece feliz en su matrimonio concertado con Mumtaz y disfruta siendo tío con sus sobrinas mientras todos esperan el nacimiento de un heredero varón. Después de aceptar un trabajo como bailarín de refuerzo para un teatro- espectáculo nocturno, conoce a la carismática Biba, una mujer trans que rápidamente capta el interés de Haider. A medida que empiezan a conocerse, la atracción es mutua y comienzan un romance secreto, por lo que cada uno de ellos se enfrentara a diferentes problemas.

Es el primer largometraje de Saim Sadiq, el cual nos ofrece una mirada inquietante en esta historia de amor, donde la represión muchas veces conduce a la destrucción. El protagonista Ali Junejo que interpreta a Haider siempre ha sido tratado de poco hombre por su familia debido a su sensibilidad y cierto amaneramiento. Rasti Farooq interpreta a su mujer. Y Alina Kahn es la mujer trans que se mete de lleno en esta relación matrimonial que ninguno de ellos entiende. 

Ambientada en Lahore, Pakistán, el film es una mirada amable y aleccionadora de los deseos reprimidos y el ansia de libertad, siendo muy innovadora en su discurso irónico y valiente para este tipo de cine del país asiático.  

Paso por Cannes, la seminci de Valladolid, consiguió la primera nominación a los Oscars por Pakistan y ahora la tenemos en cines.
Destino Arrakis.com

El realizador paquistaní Saim Sadiq venia pisando fuerte con varios de sus cortometrajes. Por eso su opera prima era muy esperada, se trata de una película cuyo guion es del propio director y de la guionista Maggie Briggs. La cinta analiza los conceptos de feminidad, masculinidad, libertad o familia, y las consecuencias de la visión heteronormativa de las personas trans. La película tuvo su presentación oficial en el Festival de cine de Cannes, dentro de la Sección Un Certain Regard, y donde obtuvo el Premio del Jurado. Aquí en nuestro país la pudimos ver antes de su estreno en Salas, en la Sección Punto de Encuentro del Festival de Cine de Valladolid ( Seminci)

La trama nos presenta a la familia Rana, formada por el padre y sus dos hijos, que a la vez están casados y tienen varios hijos. Todo va bien encaminado e incluso están esperando la llegada de un nuevo niño a la familia. Cuando Heider, el hijo menor se enamora de una artista trans llena de ambiciones, empezaran los verdaderos problemas. Y la historia va transcurriendo enseñándonos como esa problemática puede derribar el núcleo familiar.

El director nos va mostrando como le va afectando a Heider su nueva vida y la presión social y familiar con la que tiene que lidiar. Cuando él, al fin logra trabajo, las tareas de la casa se supone que deben recaer en su esposa, aunque eso le suponga abandonar su propio empleo, aunque el puesto de Heider sea clandestino, como bailarín en una compañía de danza. Es allí, durante los ensayos del baile donde Heider se encuentra con su gran historia de amor imposible y todas esas presiones sociales que tenia se convierten ahora en cuestiones de identidad de género o de opción sexual, hasta el punto de que ni siquiera es posible reconocer donde se encuentra ubicado.

La película es una homenaje a todas esas mujeres, hombres y a todas las personas transgénero que pagan con su vida y tienen que aguantar en su patriarcado particular. Pero también el director consigue con esas imágenes lentas, mostrarnos otros conceptos como la libertad y la tradición en un país musulmán.
Yo salí muy contento después de su visionado, me da la sensación que si no toda, gran parte de la película es algo autobiográfica. El reparto y el gran guion también ayudan en el resultado final. Muy recomendable

Lo mejor: La fuerza de las imágenes y el mensaje que quiere lanzar
Lo peor: Que en la salas comercial vaya a pasar completamente desapercibida.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net

Ayer fue el día de celebración del orgullo gay y no se me ocurre mejor manera de celebrarlo que viendo esta cinta pakistaní recientemente añadida al catálogo de Filmin. Por qué el verdadero orgullo es comprobar con sorpresa como se producen las primeras películas LGTBI en algunos países como Pakistán donde el machismo y la homofobia aún siguen siendo tan fuertes y teniendo tanta relevancia dentro de la sociedad.


Aunque el mundo sigue avanzando imparable, los derechos humanos más fundamentales de los individuos de algunos países parezcan haberse quedado anclados en el pasado, sin posibilidad de prosperar y seguir el ritmo del resto del planeta.


``Joyland’’ estuvo censurada en su país de origen (Pakistán), gano numerosos premios de cine ente los que destaca el premio del Jurado del festival de Cannes y consiguió la primera nominación en los Oscar por Pakistán. El debut del cineasta pakistaní Saim Sadiq es toda una declaración de intenciones que pese a la censura en su país de origen, ha sabido cosechar éxito por lo novedoso y original de su propuesta.


El guion que escribe el propio Saim Sadiq junto a Maggie Briggs nos narra la historia de una familia tradicional y conservadora pakistaní compuesta por un patriarca (un hombre de 70 años que está en silla de ruedas y depende completamente de los cuidados que le dan el resto de miembros del núcleo familiar), un hijo mayor y su esposa (que hasta el momento y ‘’por desgracia’’ solo han tenido 3 hijas por lo que esperan que el nuevo bebe que va a nacer sea por fin un varón capaz de liderar a la familia en el futuro y convertirse en el orgullo de su apellido) y el hijo más joven que se ha casado recientemente con una maquilladora mediante un matrimonio de conveniencia. Todos viven juntos en la casa familiar con unos roles de género muy bien definidos que solo se encuentran cuestionados por la presencia del hijo menor y su esposa. En su caso es ella la que trabaja y aporta dinero a la familia mientras él no para de buscar alguna ocupación disponible que le permita volver a los roles dominantes y preestablecidos para lograr satisfacer al patriarca y a su hermano mayor. Tampoco han tenido ningún hijo todavía lo que hace que la presión sobre ellos se eleve. Sin embargo, todo cambia cuando Haider (el hijo menor) encuentra trabajo como bailarín en un teatro erótico que está dirigido por una mujer transexual llamada Biba. Este hecho unido a la atracción y el incierto romance que se producirá entre Haider y Biba alterará todo el ecosistema familiar y aunque Haider deberá ocultar en un principio que trabaja como bailarín para evitar conflictos con su familia, al final todo saldrá a la luz con drásticas y trágicas consecuencias.


La situación de Mumtaz (su esposa) que se siente feliz y realizada al poder seguir trabajando a pesar de estar casada, también se verá alterada ya que cuando su marido encuentre trabajo, deberá quedarse confinada en la casa familiar cocinando y limpiando junto a Nucchi (la esposa del marido de su hermano). Todo se complicará aún más cuando se quede embarazada y se vea atrapada en un matrimonio infeliz que exige muchísimo más de lo que puede ofrecer.


Sería un error clasificar una cinta como ‘’Joyland’’ en la categoría de película romántica solo por el romance que se produce entre Haider y Biba y por los conflictos que este origina. Aunque parece que todo el potencial de la trama se va a definir a través de su encuentro, la cinta pakistaní toma otros caminos y se hace eco de una denuncia mucho más amplia. No solo aborda el machismo y la homofobia imperantes sino que a su vez cuestiona por primera vez en su país los roles de género asignados a hombres y mujeres desde el nacimiento y el papel de la mujer y del hombre dentro del núcleo familiar ( la mujer queda siempre relegada a un papel secundario como ama de casa ocupada únicamente del cuidado y la crianza de los hijos sin posibilidad de poder ganar dinero por su cuenta, mientras que el hombre debe convertirse siempre en el sostén económico de la familia siendo un claro ejemplo de virilidad y rudeza). Dichos roles ahogan las libertades y los deseos individuales hasta extinguirlos por completo. Todo esto se ve desarrollado a la perfección desde el inicio de la cinta en una serie de escenas cotidianas aparentemente inocentes que esconden un significado profundo(como por ejemplo esa en la que Haider debe sacrificar al cordero y no puede hacerlo, en la que la vecina viuda se queda a dormir en la casa familiar cuidando al padre lo que origina todo un escándalo o en la que Haider y Biba toman el mismo autobús y una pasajera se queja de que Biba ocupe el compartimento de las mujeres). Tengo que añadir que resulta increíble que en algunos países todavía exista diferenciación por sexos en los autobuses.


‘’Joyland’’ es una propuesta arriesgada y valiente que cumple con su cometido al hacernos partícipes de la falta de libertades y derechos humanos que se dan en algunos países y lo necesario que resulta visibilizarlo para mostrarle al mundo cuando nos queda por avanzar. A sus muchos logros, se añade ser la primera cinta pakistaní interpretada por una actriz transexual. En cuanto al elenco de actores y actrices Alina Khan, Rasti Farooq y Ali Junejo realizan un gran trabajo al ofrecernos ese triángulo amoroso tan complejo y complicado como el que surge entre ellos. Sarwat Gilani y Sohail Sameer tienen interpretaciones menores que no son menos importantes y nos regalan algunas escenas demoledoras de gran fuerza dramática.