Desafiar los roles tradicionales familiares en un país como Pakistán es complicado, la difícil aceptación de esos valores reprimidos y ocultos a través del tiempo, intentan poco a poco ser aceptados. La película refleja este lento progreso, en una situación de estancamiento en un país que lleva un retraso considerable con respecto a ciertos temas. 

Haider es el hijo menor de una familia tradicional pakistaní, parece feliz en su matrimonio concertado con Mumtaz y disfruta siendo tío con sus sobrinas mientras todos esperan el nacimiento de un heredero varón. Después de aceptar un trabajo como bailarín de refuerzo para un teatro- espectáculo nocturno, conoce a la carismática Biba, una mujer trans que rápidamente capta el interés de Haider. A medida que empiezan a conocerse, la atracción es mutua y comienzan un romance secreto, por lo que cada uno de ellos se enfrentara a diferentes problemas.

Es el primer largometraje de Saim Sadiq, el cual nos ofrece una mirada inquietante en esta historia de amor, donde la represión muchas veces conduce a la destrucción. El protagonista Ali Junejo que interpreta a Haider siempre ha sido tratado de poco hombre por su familia debido a su sensibilidad y cierto amaneramiento. Rasti Farooq interpreta a su mujer. Y Alina Kahn es la mujer trans que se mete de lleno en esta relación matrimonial que ninguno de ellos entiende. 

Ambientada en Lahore, Pakistán, el film es una mirada amable y aleccionadora de los deseos reprimidos y el ansia de libertad, siendo muy innovadora en su discurso irónico y valiente para este tipo de cine del país asiático.  

Paso por Cannes, la seminci de Valladolid, consiguió la primera nominación a los Oscars por Pakistan y ahora la tenemos en cines.
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