A modo de introducción vemos cómo EEUU y Europa van perdiendo poder económico a nivel mundial en beneficio de China, y cómo Corea del Norte consigue introducirse en algunos organismos internacionales. Es decir, comenzamos con un verdadero esfuerzo por tratar de explicar algo que por sí solo no tendría ningún sentido. Y una invasión de Corea del Norte a EEUU definitivamente no lo tiene.

Si ya al original "Red Dawn" (1984) le costaba hacerse creible, por lo menos en ella la paranoia de finales de la guerra fría (y el patriotismo que derivó de la misma) le daba un marco en el que sustentarse. Ahora que Reagan no está entre nosotros y la URSS ha caido, la única forma de entender este nuevo "Red Dawn" es por el lado de la aventura adolescente: los chicos quieren hacer gamberradas y ser ahora los guerrilleros.

De hecho, esta nueva versión se toma mucho menos en serio a sí misma que su predecesora. Y siendo objetivos e intentando dejar algunos prejuicios de lado, destila menos patriotismo. Esto es bastante claro: cuando los jóvenes constatan la invasión, se ponen a pegar tiros y parecen disfrutar haciéndolo. La puesta en escena es menos sombria, y siendo justos, las escenas de acción están mejor rodadas que la original.

Esto seria lo único a destacar de un remake innecesario. Definitivamente, si hubiera apelado al patriotismo y la seriedad de la película de 1984, esta película seria un despropósito. Pero Dan Bradley parece ser consciente de estas limitaciones e intenta no cargarnos mucho con la bandera americana y sacar una explicación un tanto rocambolesca: todos sabemos que Corea del Norte por sí sola no podria realizar tal ataque, por ello apela a la ayuda de los rusos (¿homenaje al original?); los chicos, en lugar de ser patriotas ahora buscan emular al vietcong y los mujahidines.

En fín, agujeros negros se le pueden encontrar por todos lados a esta "Red Dawn". De hecho, lo más fácil es ir a matarla y tildarla de "americanada" (que lo es, claro está). Pero si se la toma como una película de acción adolescente, con un argumento casi de ciencia ficción, que no se toma demasiado en serio a sí misma y consciente de sus limitaciones, bueno, hay que reconocer que la película es honesta consigo misma y da lo que promete. No en cuanto a actuaciones ni diálogos, desde luego. Pero es que el modelo tampoco era ninguna joyita, digan lo que digan los nostálgicos.

Advertencia: en Norteamérica se cometen X cantidades de robos, asesinatos y violaciones cada X cantidad de minutos. Con esta breve introducción explicamos "Cobra". Y lo justificamos, claro está. Así, nuestro heroe (porque la idea es convertir a Marion Cobretti en un heroe) entra en un supermercado pasando por al lado de decenas de policías atrincherados. Ellos tienen miedo. Cobra no.

Se oculta detrás de una estantería, arroja una lata de Pepsi cual granada de mano para sorprender al asaltante e intenta convencerlo de que desista. Ante la resistencia de este, se le planta delante cual cowboy renegado y le lanza un cuchillo al pecho. Fin, aplausos y la consabida reprimenda de los defensores de los derechos de los delincuentes. Que sabrán ellos…

Por lo visto, la inseguridad ciudadana caló fuerte en EEUU desde finales de los 70 y comienzos de los 80. Hollywood la abarcó desde diversos ángulos. La saga "Death wish", de la cual solo habría que tomar en serio la primera película; "Fort Apache, the Bronx", que busca darle una explicación sociológica al problema; y por supuesto "Cobra", que no solo expone el problema, sino también la solución, de forma explícita y sin matices. Esto ya de por si lastra bastante la película, pero hay más.

No deja de ser curioso que George Pan Cosmatos parta de unas estadísticas que podemos suponer como reales, para luego presentarnos a unos delincuentes absolutamente surrealistas. Cobra no se enfrenta a la realidad, sino a una secta de fanáticos asesinos esquizofrénicos cuyo líder sufre porque le han visto la cara. Ni mas ni menos. Además, la acción de "Cobra" es pobre. Por más sentencias que el tipo suelte y que recen en su cartel, por mas que veamos armas en su poster y en su introducción, por más que Stallone se pasee por ahí como un cowboy de ciudad, el film invita al sopor en mas de una ocasión.

"Cobra" es sin duda la peor actuación de Stallone. Y eso que Sylvester suele hacer papeles que no exigen mucho. El actor no será muy bueno, pero nos ha regalado actuaciones infinitamente mejores. Aquí, el personaje solo mueve, como mucho, el mentón cuando le toca hablar y mover su cerilla. Stallone se acerca más a Chuck Norris que al Harry Callahan de Clint Eastwood. Se puede ser un tipo duro y tener carisma. Y si no, pregúntenle a Bruce Willis.

Y por ahí pasa también Brigitte Nielsen, quizás una imposición del propio actor. Es difícil verla como dama desprotegida. Pero más allá de cualquier prejuicio que se pueda tener, creo que el principal problema de "Cobra" es que se nos ha vendido como una película de acción brutal (ni mas ni menos que el remedio definitivo contra el crimen). Y solo se queda en una pose, como la del propio personaje.

Aún recuerdo la imagen impactante de Ramón Sampedro ante las cámaras de TV agonizando. Por ese entonces yo vivía en Argentina y supongo que la noticia recorrió el mundo: un hombre que desafiaba a las leyes (terrenales y divinas) por el derecho a una vida/muerte digna. Cuando oí que se llevaría la historia al cine me asombré, y más teniendo en cuenta que el director que la llevaría a cabo era uno de los más taquilleros directores españoles (y además, uno de los más jóvenes).

"Mar adentro" es la historia de Ramón, un hombre tetraplégico que debe pasar el resto de sus días postrado. Desde hace años viene luchando junto a varias asociaciones a favor de su propia muerte. También tiene que lidiar con una parte de su familia, que no entiende su decisión, con algunos de sus amigos y con los medios de comunicación. Pero la voluntad de Ramón es a prueba de todo. Por eso es capaz de converlos a todos, incluso a quienes más lo quieren, que su muerte es algo necesario...

Amenabar supuso en su momento un soplo de aire nuevo en el cine español. Sorprendió con propuestas arriesgadas ("Tesis", "Abre los ojos") y esta obra no lo es menos: ¿cómo llevar al cine la historia de un hombre que está postrado y que se quiere morir, en dos horas? ¿y además que la historia sea amena y sea capaz de llenar las salas? Pués con mucha imaginación, mucha emoción y mucha reflexión. Amenabar ha demostrado, no solo que se puede hacer ciencia ficción y terror en este país, sino también que él es capaz de abarcar otros géneros con el mismo resultado.

El elenco de actores merece mención aparte: un irreconocible Bardem cuyo talento ya no sorprende, una correcta Belén Rueda con un personaje bastante díficil, brillante Clara Segura. Y por supuesto la familia de Ramón: Mabel Rivera (en un papel inmenso) y Celso Bugallo (complejo personaje el del hermano de Ramón). Pero sin dudas, la mejor de todas es Lola Dueñas: mezcla de poca cultura y sabiduría nata, es quién mejor logra comprender a Ramón. Cuando todos plantean argumentos racionales a su decisión, Rosa es puro sentimiento. Todos los actores desfilaron por la gala de los Goya, acaparando los premios con justa razón.

"Mar adentro" es una de las mejores películas españolas de los últimos tiempos; rara conjugación entre cine de talento y comercial. Con diálogos simples, enseña más trascendecia que películas más ambiciosas y enrevesadas. Además Amenabar consigue dos cosas en apariencia contradictorias: el querer que el protagonista, a quien le has tomado afecto, se muera por fín; y convertir el derecho a la eutanasia en un canto a la vida.

La violencia gratuita y militarista fue una característica fundamental del cine de la década del 80. Eramos niños y el mensaje calaba. Fue la cuna de los Chuck Norris, los Schwarzenegger, los Lundgren y por supuesto los Stallone. Nos hacían creer que con un par de estos personajes los EEUU hubieran ganado la guerra de Vietnam. El enemigo estaba claro: el comunismo. Y la violencia altamente justificada desde las esferas políticas del reaganismo. Allí, la postura de Rambo como un héroe no se discutía.

Sin embargo, en pleno siglo XXI esta postura es más que discutida. Muchas películas han pasado desde entonces criticando las intervenciones militares estadounidenses; el comunismo ha caído, nos dimos cuenta que los vietnamitas no eran los malos y cualquier aventura bélica es criticada desde todo punto de vista. ¿Quién sería el enemigo común, el malo de la película, después de que en "Rambo III" éste ayudara a los talibanes?¿Cómo encaja Rambo en este nuevo contexto?

Pues Stallone lo hace a través de imágenes de archivo en las cuales nos muestra las perversidades del régimen birmano. Quiere que los odiemos, aunque realmente sepamos poco y nada de lo que allí ocurre. Una vez allí, en Birmania, Rambo recibe la visita de jóvenes que se acercan a la zona por ayuda humanitaria. Es normal, vivimos en una época de proliferación de ONGs. Stallone podría haber elegido entre cientos de ellas. Sim embargo, son misioneros católicos los que elige para que empaticemos con ellos. Y allí los vemos haciendo su tarea humanitaria: leyendo la biblia a los lugareños. Es decir, aquí Stallone no se quedo en los 80, sino mas bien en el siglo XIX. Por eso cuando los capturan y Rambo acude al rescate, uno prefiere que los descuarticen y que el ex boina verde siga pescando pacíficamente con su arco y su flecha.

"Rambo IV" a veces funciona como un remake de "Rambo II": un rescate en el sudeste asiático, un oriental malísimo (al que Stallone también quiere que odies), la selva como escenario, una chica con la que entabla conversación (debates banales sobre la violencia que no llegan a ningún sitio). Lo que no se le puede negar es la sinceridad con la que está hecha: si quieren violencia, aquí hay una de tal magnitud que es la primera película que recuerdo en la que el género "acción" y el subgénero "gore" (normalmente asociado al "terror") se dan la mano. Pero lo cierto es que Rambo está viejo, le sobran unos kilos y botox; y la violencia de la que hace gala acaba cansando...

Rambo, fenómeno de toda una época, no tiene sitio hoy día. ¿Motivos para verla? Curiosidad y nostalgia por los viejos tiempos...