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Historia de una monja

Drama Una joven belga (Audrey Hepburn) que pertenece a una familia burguesa, ingresa como novicia en un convento. Tras profesar como monja, la hermana Luke es enviada al Congo a trabajar como enfermera en una misión. Su sorpresa será mayúscula cuando compruebe que ha sido destinada a un hospital para blancos, como ayudante de un cirujano. (FILMAFFINITY)
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
11 de septiembre de 2012
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El principio se hace bastante largo, el momento de que ingresa y se hace realmente monja creo que lo podrían haber reducido un poquito. Está bien ver el proceso y por lo que han de pasar las mujeres para ser monjas, pero ha llegado el punto de parecer más una crítica que una alabanza. Es decir, las mujeres quedan reducidas a simples robots, donde hay que pulsar un botón para que hagan esto o lo otro. Con lo que ser monja se acerca más a una secta maligna que a una religión.

Audrey está guapísima y hace un buen papel, el haberse rodado en África ya tiene su mérito, aunque me falta algo más de crítica hacía lo que es convertirse en monja, y de la colonización religiosa que se hizo en aquellos años, donde todo lo original era malo y los europeos son lo más, en fin... es algo bastante patético.

El final me ha dejado un poco KO, hubiera querido ver como se hubiera desenvuelto con su nueva vida. Pero sí, también gusta la crítica que hace.
edugrn
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30 de enero de 2012
6 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a sus ocho nominaciones a los Oscars, "Historia de una monja" promete lo que es su título. Una historia pesada y aburrida, excesivamente larga, y que cae en el fenómeno tan actual del cine que es el gusto excesivo por los episodios en la vida de una persona: la chica que se quiere hacer monja, luego de postulante, estudiando o en el Congo.

Es verdad que no es tan plana como podría parecer según lo dicho. La cinta presenta el desarrollo psicológico de Gabriela van der Mal desde una joven novicia hasta... bueno no voy a desvelar el final, pero si hasta que pasan unos cuantos años. Lo malo es que sus motivaciones nos parecen tan alejadas de nuestra mentalidad que los problemas, dudas o ansiedades que le asaltan nos parecen pueriles o fuera de lugar. Ciertamente que quiera ser monja es muy respetable pero todo el sistema represivo que se monta alrededor de ella en el convento, lo cierto es que debería causar un fuerte rechazo y por eso no compartimos el desarrollo de Gabriela y la historia para nosotros pierde el interés que podría tener.

La cinta no mejora cuando se produce el traslado espacial hacia el Congo y con la incorporación de otros personajes. La corrección política, o la corrección a secas simplemente, se impone de una manera aplastante y todo el desarrollo psicólogo se convierte en algo sin vida, acartonado, previsible, y por supuesto, desprovisto de toda emoción. Porque aun tratándose de una película religiosa, es de una aridez espantosa, está falta de de toda fe, misticismo o arrebato religioso. Creo que a pesar de las apariencias, Dios está prácticamente ausente de la cinta. Y eso se nota. Lo que no consigue "Historia de una monja" en 149 minutos, lo logra, por ejemplo, "La Jungla de Cristal II" (hace unos días que la he visto) en unos pocos segundos con Holly rezando en el avión. (Por no hablar de la inolvidable "La Misión", baremo obligado con el que medir toda cinta religiosa).

De este modo, a lo largo de minutos y minutos, "Historia de una monja" se queda en una especie de documental donde los avatares de Gabriela llenan todo la pantalla pero que por la adustez del relato, cansa, aburre y si te despistas, te hará bostezar.
Reaccionario
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1 de agosto de 2019
3 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
120/12(26/07/19) Maniqueo híper-sobrevalorado drama realizado por Fred Zinnemann, con guión escrito por Robert Anderson (“El Yang-Tsé en llamas”), adaptando la novela homónima de 1956 de Kathryn Hulme, adaptación relativamente fiel de la novela, se basó en la vida de la monja belga Marie Louise Habets. Se hace una loa grimante del ascetismo y la obediencia dogmática a una secta religiosa, que según nos muestran aquí pretende extraer el alma de las novicias, hacerlas autómatas sin sentimientos propios, todo por de su Líder etéreo, donde no puede existir la amistad, la alegría, los recuerdos, el orgullo de ser inteligente, no puedes tener objetivos, no debes hablar, no debes pensar, tu familia deja de existir, debes flagelarte si rompes las reglas, pero tampoco te pases que eso puede ser placer, y entonces deberías flagelarte más (¿?). Se nota un poquito que me da dentera esta enmarcación aséptica de la historia, cuando debería ser una crítica atroz a este modo de hacer Iglesia, pues así, a bote pronto me acuerdo del film “Los gritos del silencio” donde se veía a los jemeres rojo adoctrinar de modo fundamentalista a los camboyanos, y esto que aquí vemos no es muy distinto de esto (salvo por que el castigo, en el país indochino era la muerte, y aquí es la autoflagelación). Igual me encuentro entre los pocos que van en contra por la autopista, pero yo si me siento libre (no como esta monja) y doy mi modesta opinión, por mucho que fuera un gran éxito de público y crítico. Película nominada a ocho premios de la Academia, incluida la de Mejor actriz en un papel principal (Audrey Hepburn); Mejor fotografía, color ; Mejor director ; Mejor Edición de Película ; Mejor música, puntuación de una película dramática o de comedia ; Mejor foto ; Mejor sonido (George Groves); y Best Writing, guión basado en material de otro medio. La película fue reconocida por el American Film Institute en 2005 como nominada para los 100 años de películas de AFI y en 2006 como nominada por los 100 años de AFI... 100 aclamaciones.

Año 1930 y Gabrielle van der Mal (Audrey Hepburn), hija del respetado cirujano belga Dr. Pascin Van Der Mal (Dean Jagger) deja atrás su vida de clase alta para ingresar al convento con el deseo de terminar como enfermera en el Congo. Pero Gabrielle pronto encuentra seguir el estilo de vida disciplinado de una monja, obedeciendo el silencio y asistiendo a una experiencia de prueba mientras lucha con humildad y humildad.

Es un relato sobre una mujer, Gabrielle van der Mal (Audrey Hepburn), que la vemos in media res, que decide hacerse monja, bajo un seminario estricto y radical, donde se intenta desposeer a la mujer de toda personalidad, y hacerla un robot al servicio de la causa. Digo in media res, pues no sabemos el porqué de esta vocación, de donde le vino este “llamamiento Divino” por el cual le parece bien que se le lave el cerebro de este modo en contra de los Derechos Humanos. Vemos que vive en un hogar acomodado, sus hermanas no lo aceptan de buen grado, su padre viudo lo acepta sin rechistar, lo cual me resulta poco aleccionador, pues un buen progenitor no debería tolerar que su vástaga (si la quiere) entre en esta secta venenosa que le anula voluntad, e incluso ve mal que hable de su familia, cual si perdiera a la hija.

Con lo que si ya me siento hastiado por su temática, es que estoy con el cuchillo entre los dientes, y solo hago que cargarme de razones, pues además su metraje se me hace más pesado que ver el video de las vacaciones de los amigos, dos horas y media en las que el tiempo parece ir muy despacito-despacito, donde todo resulta tan lineal y predecible (puaj!), donde los dilemas morales son inexistentes, por mucho que he leído que la monja protagónica los tiene, debo ser muy lerdo (nada descartable), pues la veo obediente y recta, solo mínimamente rebelde al negarse a suspender un examen por orden de una superiora (esto merece capítulo aparte). Resto me resulta un simple docudrama sobre la marcialidad castrense religiosa, una loa a la vida de auto sacrificio, convertirte en un autómata que no toma decisiones, solo actúa cual ha sido programada, fuera la individualidad, no hay lucha espiritual (yo en mi estado mencionado de lerdo no la veo), solo hay un relato plano sobre alguien que decide anular su persona y pasar a ser una máquina ONG.

En la primera parte asistimos a un cuasi-documental sobre el adoctrinamiento (centrifugado de cerebro), vemos a la monja pasar por varias filtros para purificar (o sea, sesgar) su alma, no vemos la espiritualidad, y sí los castigos, estos para no mancharse las manos cual verdugos las monjitas superiores obligan a que sean vejadas por sí mismas con un látigo que les regalan con cinismo para autoflagelarse. Vemos como van asfixiándola, como van haciendo que su carácter vaya siendo exprimido hasta dejarlo en inexistente, ser un soldado (clarao paralelismo cuando vemos que le cortan el largo cabello) de esta congregación fundamentalista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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12 de noviembre de 2009
9 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que me perdone una de las mejores actrices del siglo XX y unos de los rostros más emblemáticos de todos los tiempos pero esta película es tan aburrida que hubiera sido más divertido ir a misa que verla.
davinsuper
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