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Mi tío Jacinto

Drama Jacinto, un torero retirado que vive miserablemente con su sobrinito Pepote, recibe una carta en la que se le comunica que, según lo acordado, debe participar en una "charlotada" que se celebrará ese mismo día en Las Ventas. A Jacinto la carta le parece una broma de mal gusto, puesto que no ha firmado ningún contrato; pero, cuando está recogiendo colillas en los alrededores de la plaza, comprueba que su nombre figura en el cartel. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
4 de abril de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un gran retrato costumbrista de la vida al límite en un país bloqueado económicamente por una sanción internacional que le somete a una posguerra larguísima (esto no se explica en la película). La vida se abre paso a duras penas entre la picaresca y el milagro laico. La película tiene una mezcla de ternura y crudeza que me hace recordar lo que nos explicaban de aquellos cuadros de corte de Goya en los que, a decir de algunos, se sugería lo que no se podía contar. El buen hacer de Ladislao Vajda, el inmigrante que vino a España a hablarnos de nosotros y que muchas décadas después nos sigue mostrando cómo fuimos gracias al milagro del buen cine.
Alfredo
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25 de octubre de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que en el cine y la literatura norteamericana, es el boxeo una fuente de inspiración para narraciones conmovedoras y de fuerte arraigo social, sólo hay que leer a Jack London o Joseph Moncure o ver obras como “Marcado por el odio”, “Toro salvaje” o “Nadie puede vencerme” para comprobarlo, fueron en España, los toros, aunque en más contadas ocasiones, los que ejercieron una función similar, y esta película, “Mi tío Jacinto”, sea quizá el más claro ejemplo de ello... No, no es una película sobre tauromaquia, toreros o tardes de gloria, no. Aquí una tarde de toros sólo es una metáfora del fracaso...

Por otro lado es un formidable cuadro costumbrista que enraíza con la mejor picaresca de la literatura española, que transcurre por las calles de El Rastro, los alrededores de Las Ventas, por tabernas de a peseta el chato de vino, chamarilerías, tiendas de alquiler de trajes de segunda mano y sobre todo a través de la mirada de un muchacho que pese a su corta edad y sus pantalones cortos está dispuesto a cuidar de su pobre tío Jacinto…

Una vez más Ladislao Vajda, dirige al niño actor Pablito Calvo y una vez más consigue enternecernos, consigue emocionarnos y conmovernos. Pues estamos ante todo ante una película tremendamente conmovedora. Un cine, el del director húngaro, que, en mi opinión sólo tras el de Capra, mejor consigue adentrase en las profundidades donde residen las emociones humanas, y además sabe cómo sonsacárselas al espectador…
Plácido Eldel Motocarro
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29 de julio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta película no puedo ser objetivo, siempre que la veo me toca la fibra. Tiene algo especial (por lo menos para mí), que hace aflorar en mí una humanidad y una sensibilidad que lo inunda todo. Y en ese momento, diría que es la película más bella, más tierna, más humana y más emotiva que he visto en mi vida.

Me sorprende que no esté más valorada y más reivindicada, porque, para mí es una de las mejores películas del cine español y, diría que del mundial. Igual me paso un poco, pero ya lo he dicho, con esta película no puedo ser objetivo.

Está claro que lo primero que puede venir a la cabeza, al ver esta maravillosa película, es el cine de Chaplin y su “Chico”, también puede venir el neorrealismos italiano y su “Ladrón de bicicletas”, y por supuesto, otra debilidad mía como “El campeón” de King Vidor. También podría venir a la cabeza John Huston y su cercanía a los perdedores, como por ejemplo en “La jungla de asfalto”. Pero no sé, para mí tiene algo más, tiene una ternura especial hacia todo el género humano, no sólo hacia los perdedores, tiene una mirada bondadosa, pero también realista y dura. Y al mismo tiempo, es cercana al “realismo mágico” de “Milagro en Milán”, y así, a veces, puede parecer un cuento, e incluso rayar la complacencia; pero eso no le quita ni un ápice de autenticidad y de emocionalidad, y sí le confiere un aire mágico y atemporal como el que pueden manejar los cuentos.

Hay detalles en la película: miradas, gestos, ademanes, que dicen más que mil palabras y que muestran una puesta en escena y una manera de narrar hoy perdida, que a mí, sinceramente, me atrapa y me hace ver lo gran director que era Ladislao Vajda, y de los grandes actores de los que se supo rodear, desde el primero hasta el último, porque está claro que esta película no sería la misma sin Pablito Calvo, pero tampoco lo sería sin la gran interpretación de Antonio Vico, Miguel Gila o el resto del reparto que tan bien supo transmitir todas esas sutilezas de las que está trufada la película. Sólo se me ocurre otro director parecido en lo emocional, el Leo McCarey de “Dejad paso al mañana”, “Tú yo”, etc.

Por no hablar del retrato costumbrista que hace del Madrid de aquella época y de cómo la gente tenía que medrar y buscarse la vida como podía, y en éste aspecto, veo reflejos (en otra dimensión), de “Las uvas de la ira” de John Ford, por su sincero amor hacia los perdedores y la manera tan genuina de meterse en sus pieles sin un ápice de sensiblería, y sí de ternura y compasión.

Y además, la película, nos muestra varios tipos de timos de la época, desde los más sofisticados, cómo el de las guías telefónicas, a los más simples, para así, poder darnos cuenta de lo poco que hemos evolucionado, porque aunque ahora les pongamos nombres ingleses cómo Phishing - Vishing - Smishing, etc. está claro que seguimos igual. La única diferencia es que en esta película se tima para sobrevivir, y en la actualidad se tima no sólo para sobrevivir, sino, en mayor medida, para llevar una vida de lujo y de excesos.

Y es que, ésta película, si se sabe ver y saborear, es una pequeña joya mágica atemporal. Y sin final feliz, pero ni falta que le hace…porque ya se sabe, de Madrid al cielo.
alfwild
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30 de julio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
!Qué desafortunados son algunos críticos pretendiendo alabar una película tan grande como ésta con esas condescendientes palabras!.
"Un rato de lagrimilla fácil y ternura básica"...Me estoy refiriendo a la crítica de El País que encabeza esta página y que, desde luego, si nos dejamos guiar por ellas es muy posible que disuada más que invite a un posible espectador, que no tenga más referencias, a acercarse a ella pensando que puede encontrarse ante un dramón manipulador del quince.
Y eso no es así de ninguna de las maneras.
La lagrimilla acude a nuestros ojos sí pero no es fácil en absoluto. La ternura también nos conmueve pero de básica no tiene nada.
Es más yo diría que es una película de una dureza desoladora, crítica, realista pero, al mismo tiempo, enormemente compasiva.
Una mirada certera no exenta de amabilidad, que nunca deberían ser palabras incompatibles, ante una situación terrible en una España terrible, donde sobrevivir con dignidad y sin doblegarse era, para algunos, poco más que una tarea imposible.
Por aquí muchos usuarios inciden en que esta película bebe mucho del neorrealismo italiano. Cierto es. Esta película recuerda en muchos aspectos a "El ladrón de bicicletas" o "Umberto D" en la búsqueda esforzada por salir de la miseria, la vergüenza y pérdida total de la autoestima a que conduce la pobreza y el aferramiento a los últimos hilos que salvaguardan la dignidad y que nos hace sentirnos humanos.
Pero también, creo, al crear un retrato costumbrista, Vajda se aleja algo de esa corriente italiana y explora la idiosincrasia de este país en su aspecto más genuino e histórico, el de la picaresca, siempre convenientemente limado de sus aristas, al dibujar en la relación entre Jacinto y Pepote una especie de aventura del Lazarillo de Tormes con sus ráfagas de humor y ternura y en la que Pablito Calvo nos dará verdaderas lecciones de cómo sobrevivir en el Madrid de los 50.
Todo este relato duro, amargo, trágico pero tierno y amoroso a la vez está admirablemente interpretado por Antonio Vico en la piel del derrotado Jacinto, cuyo rostro va a resultar difícil de olvidar, junto con la no menos inolvidable participación de ese portento de niño que fue Pablito Calvo con esa dulce mirada imposible de resistir.
En conjunto resulta una obra memorable de la cinematografía española, que no tengo ni idea de por qué no se le presta más atención, será porque es emotiva y eso nos avergüenza, así somos, !Porca miseria!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Izeta
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13 de octubre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para el Diccionario de la RAE "charlotada" es un festejo taurino bufo cuyo nombre procede del disfraz de Charlot que usaba cierto artista en sus actuaciones en el ruedo. Por extensión el término se aplica también a una intervención pública, grotesca o ridícula.
Por error la empresa que gestiona la plaza de toros de Las Ventas contrata a un novillero retirado, Jacinto (Vico), que malvive en una chabola con su sobrino Pepote (Calvo). En el sobre del aviso los carteros estampan las sucesivas direcciones de "Jacinto, matador de novillos", en su particular descenso a los infiernos domiciliarios.
Lo que parece una broma cambia cuando se ve oficialmente anunciado en los carteles de la Plaza para esa misma noche.
Llamadas por teléfono a la empresa, malos entendidos y la oferta firme de mil quinientas pesetas por esa noche. Oferta golosa para quien no tiene otra alternativa que recoger colillas del suelo. Se trata de una charlotada y él ha sido torero serio pero ... "más cornadas da el hambre". Ahora se trata de buscar trescientas pesetas para alquilar el traje de luces.
Y en esto ocuparán el resto del día tío y sobrino que parecen el genio del bombín y "El chico" por las calles del Rastro madrileño con su lumpen particular de organilleros, relojeros, sablistas, ropavejeros, colilleros ... falsificadores.
Puro neorrealismo con este toque especial que le confiere la eterna picaresca hispana.
Un gran guion que nos ofrece un día en la vida de esta pareja de entrañables perdedores. Y una soberbia dirección de actores por parte de Vajda, que conduce de la mano y muestra la enorme expresividad de ese niño prodigio del cine español que fue Pablito o Marcelino, ya no lo sabemos bien.
Mención especial para Vico, seguramente en el papel de su vida artística. Borda la interpretación del torero arruinado y borracho que quiere aprovechar lo que parece una última oportunidad. Aunque sea en un espectáculo cómico, taurino, musical, como entonces se decía. Vestido de luces se transforma, aunque sea un traje viejo, aunque no tenga ni siquiera dinero para acudir a la plaza en taxi y deba hacerlo en el metro entre las risas de los curiosos. Cuando se ajusta la montera en el patio de caballos es un Torero, un artista que rebosa Dignidad. Con mayúsculas, esa es la palabra.
Por si fuera poco ahí está el resto del reparto. Primera fila, con noveles de la talla de Gila o Tip que alternan con grandes clásicos.
Unas palabras para Pepe Isbert en el papel de "Sánchez, el falsificador" ... de relojes. Apenas unas pocas frases, pero dichas con ese tono suyo entre lastimero y tierno que queremos rescatar aquí del interrogatorio policial. "Solo los omegas", responde lacónico cuando le preguntan si todos los relojes que lleva son falsos, y "Creo que no" contesta disculpando a Jacinto al preguntarle si sabe que haya comprado a otros relojeros. Con estas dos pinceladas sobra.
Bellas fotografías expresionistas con primeros planos del niño enternecedores y tremendamente dramáticos en el caso de Jacinto.
Así que, de charlotada nada. Estamos ante una de las cimas del cine español todavía insuficientemente reconocida. No se la pierdan.
Lafuente Estefanía
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