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Carnaval de las almas

Terror. Intriga Mary Henry es víctima de un accidente automovilístico; desde un puente colgante su vehículo se ha precipitado a un río. Horas después, Mary aparece sola y desorientada en un banco de arena. En seguida notará que el mundo que le rodea ha cambiado. La línea que separa a los vivos de los muertos se hace cada vez más borrosa. Es entonces cuando aparecen… ellos... (FILMAFFINITY)
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
27 de julio de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando leo que una película es de culto ya me pongo en guardia. La pasión con la que los acérrimos seguidores hablan de ella, te hace hasta dudar. Pero hay una cosa indiscutible: verla y valorar si lo que te están diciendo concuerda, aunque sea mínimamente, con la realidad. En muchas ocasiones sí. En otras, como es el caso de El Carnaval de las Almas, se te queda cara de tonto, primero por pensar que estás perdiendo facultades y, segundo, por sospechar que los que te quieren vender la moto no andan muy bien de la mollera.

Es evidente que la racionalidad queda en segundo plano (la propia palabra “culto” ya nos despoja de cualquier atisbo de cordura). No sé si hasta ese punto llegaron George A. Romero y David Lynch, los cuales manifestaron la influencia que tuvo en su cine este film. Visto lo visto veo más profunda esa marca en el director de la obra maestra La Noche de los Muertos Vivientes (Night of the Living Dead, 1968) que en el Sr. Lynch que se esperó hasta 1977 para rodar su primer largometraje Cabeza Borradora (Eraserhead), la cual no tenía semejanza alguna con la cinta que nos ocupa.

Tengo que comentar a vuelapluma la curiosa biografía cinematográfica de su director Herk Harvey, que se estrenó en el largometraje con este film, y ya nunca más volvió a rodar films en ese formato. El resto de su bagaje comprende videos educacionales tan interesantes como Modales en Público, Modales en la Escuela y ¿Qué Pasa con el Alcoholismo? Os estaréis preguntando como se le ocurrió ponerse a trabajar en una obra de este tipo, pues muy fácil, un día iba paseando y divisó un edificio situado en Salt Lake City parecido a una feria o parque de atracciones (un Carnival que se dice por allí), que le llamó la atención. Así que se le ocurrió la trama, se la pasó a John Clifford (bebiendo éste del relato de Lucille Fletcher) y se puso manos a la obra. Lo que le salió no sé yo si estaba dentro de sus previsiones.

Mary Henry es una chica que tiene un accidente de coche junto a sus amigas, cayendo el vehículo a un caudaloso río. Sorprendentemente sale indemne y decide cambiar de aires para ejercer su bonita profesión: instrumentista de órgano de iglesia. Por casualidad, o no, se siente atraída por un edificio abandonado que se cruza en su ruta a su nuevo destino. No tardará mucho en descubrir lo que se esconde en ese Carnival.

A pesar de todo lo dicho, tengo que comentar las cosas positivas, que las tiene. Para empezar la original historia de terror que nos cuenta. En una época en la que el maestro Alfred Hitchcock pasaba por un cierto aletargamiento, recordemos que había rodado en 1960 su obra maestra Psicosis y al año siguiente rodaría la emblemática Los Pájaros, El Carnaval de las Almas quiso tomar algo de ese cine retorcido y genial derivando en algo totalmente alejado pero con un toque kitsch que le hace salvar los muebles.

En el reparto nos encontramos con la protagonista Candace Hilligoss, con solo seis títulos a sus espaldas. Su performance es correcta, suponemos que encajaba perfectamente con lo que el director quería reflejar.

Para finalizar decir que El Carnaval de las Almas es un film algo difícil de digerir hoy en día, pero como tenemos que ponerlo todo en su contexto, recordar que en la época en la que fue rodada había mucho por inventar en el mundo del terror. Este pasito que dio puede ayudarnos a entender todo lo que vendría después.

https://www.terrorweekend.com/2020/07/el-carnaval-de-las-almas-review.html
TerrorWeekend
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4 de agosto de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de decir que me sorprendió mucho esta película, con pocos medios y clasificada como un género inferior, estamos ante un clásico del género, una obra peculiar y original.

Ya sabemos a quién copió Amenábar, “Los otros” está basada en esta gran película.
Lo mejor de todo es la ambientación, de saber hacer una película de terror con pocos medios y causar un efecto realmente inquietante en el espectador, y solamente con pocos medios y un buen maquillaje.

Es el ejemplo de un buen cine y un buen director, todo funciona y se ve con mucho interés hasta el final.
manuel
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28 de agosto de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mary Henry sufre un accidente de coche del que sale milagrosamente ilesa. Sin embargo, algo ha cambiado dentro de ella, ahora alberga deseos de aislarse, evitar en lo posible el contacto humano. Pronto empieza a tener extrañas alucinaciones.

Hermosa película de terror que nos introduce en una mente torturada por pesadillas. Conocemos a una mujer, fría de soledades, cercada de sombras, a la que la idea de la muerte va carcomiendo, un alma extraviada perseguida por la tragedia, seducida por un funesto carnaval.

Estar sin estar, vivir y sentir que la vida se escurre, que desapareces, diluida en el tiempo, perdida entre la multitud. Figuras siniestras te acosan mientras un parque de atracciones abandonado ejerce su misterioso encanto. No se puede escapar del destino cuando éste ha dictado sentencia; el horror te posee, inunda de miedos la voluntad, y sólo queda abandonarse a fuerzas desconocidas, poderes perversos que te destruyan.

"El carnaval de las almas" recuerda a un episodio de "Twilight Zone" (de hecho, se inspira en el capítulo "El autoestopista", de la primera temporada), narrando una historia simple pero efectiva que se podría haber contado en menos minutos. Se las arregla para infundir en lo cotidiano un pesado aire de extrañeza: la cosas no son como solían ser, aún cuando sean exactamente igual que antes, nosotros ya no las vemos igual.
Jackie Daytona
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21 de septiembre de 2021
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
329/07(08/09/21) Estimable en su contexto este film de culto de terror serie b, con mucho de thriller psicológico, tiene sus puntos sugestivos, una ambientación opresiva muy bien llevada, un inicio atractivo, una fotografía en b/n epidérmica (DP Maurice Prather), con un patinado blanquecino pegajoso, amén de algunos vigorosos encuadres (ejemplo un plano en alto de la protagonista rodeada de órganos, con ella en bajo y los tubos apuntando al cielo ), algunas secuencias impactantes, una música turbadora e inquietante de órgano (aunque hay un sobre uso que llega a saturar), un clima de ensoñación fantasmagórica que te llega, con mucho de expresionismo gótico (esto sobre todo en lo referente al parque de atracciones), y dosis de surrealismo. Pero habría sido mejor en un episodio de “La Dimensión Desconocida” que en un largometraje, que no hace más que estirarse hasta provocar alargándolo que llegue el tedio ante la reiteración y la falta de ideas para hacer avanzar un relato al que le falta punch, el paso del tiempo seguramente no le ha hecho bien, pues además el supuesto golpe de efecto final queda anunciado por todo el metraje cual luz de neón sobre la protagonista.

Producida y dirigida por Herk Harvey (en lo que fue su único largometraje) y escrita por John Clifford a partir de una historia de Clifford (Inspirado en el cuento "An Occurrence at Owl Creek Bridge" de Ambrose Bierce), y Harvey, siendo protagonizada por Candace Hilligoss (tirando del estilo Hitchcock de bella joven rubia acosada por el mal). Su trama sigue a Mary Henry, una joven cuya vida se ve perturbada tras un accidente automovilístico. Se traslada a una nueva ciudad, donde se ve incapaz de asimilarse con los lugareños y se siente atraída por el pabellón de un carnaval abandonado. El director Harvey también aparece en la película como un extraño macabro que la acecha en todo momento. Relato donde se juega con la dualidad alma cuerpo.

Filmado en Lawrence, Kansas y Salt Lake City, Carnival of Souls se rodó con un presupuesto de 33.000 dólares, y Harvey empleó varias técnicas de filmación de guerrilla para terminar la producción. Fue el único largometraje de Harvey y no obtuvo una atención generalizada cuando se lanzó originalmente como una película doble con The Devil's Messenger en 1962. Fue un absoluto fracaso de taquilla en su estreno. Sin embargo, en los años ochenta resurgió de las cenizas gracias a que el director perdió los derechos de autor o no los reclamó bien en su momento por inexperiencia, y la película comenzó a proyectarse en diversas cadenas de televisión, tiene gran número de seguidores y ocasionalmente se proyecta en festivales de cine y Halloween, siendo citada como influencia de numerosos cineastas, incluidos David Lynch (para su surrealista “Eraserhead”) o George A. Romero (para la icónica “La noche de los muertos vivientes”), recuperando poco a poco una fama que se mantiene hasta ahora. Inspirado por el Pabellón Saltair, una gigantesca y abandonada construcción concebida como resort a fines del siglo XIX, y que tuvo una enorme mala suerte tras padecer varios incendios sucesivos en el correr de los años. Ambientada con partitura para órgano de Gene Moore, un film con escasos efectos visuales, nada de gore, porfiándolo todo al shock y al maquillaje.

En Kansas, Mary Henry (Candace Hilligoss) viaja en un automóvil con otras dos mujeres jóvenes cuando dos hombres las desafían a una carrera de resistencia. Durante la carrera, el coche de las mujeres cae de un puente a un río. Tres horas después de que la policía comenzara a dragar el agua para buscarlos, Mary emerge milagrosamente en tierra, pero no puede recordar cómo sobrevivió (del resto de ocupantes nada se sabrá ¿?). Mary se muda a Salt Lake City, donde ha sido contratada como organista de la iglesia. Mientras conduce por el desierto, la radio de Mary comienza a tocar nada más que música extraña de órgano, y ella tiene visiones de una figura macabra y de rostro pálido. También ve un gran pabellón abandonado a orillas del Gran Lago Salado por el que ella tendrá una malsana atracción. En la pensión que se aloja hay un joven, John Linden (Sidney Berger), que intentará seducirla por todos los medios.

La película tiene sus momentos sugerentes, que te hace ver tiene algunas muy buenas ideas, como que en el viaje de Mary por mucho que cambie de emisoras solo hay música de órgano, o uno de los momentos clímax con esa visión del desconocido de rostro pálido-cadavérico que se refleja en el cristal del auto de Mary mientras va en marcha, que parece seguirle cual ente omnímodo; esa sesión demente de tocxar el órgano poseída no se sabe por quién; como comprando en una tienda de ropa se da cuenta de que nadie la ve, es invisible al mundo, provocándole el pánico; o una visión fantasmagórica de unos seres fantasmagóricos saliendo del agua lentamente; o en un parque mayestático donde decenas de muertos vivientes bailan una danza de la muerte en un decrépito salón de baile. Derrochando en estos momentos perturbación en el espectador en sus claros tintes sobrenaturales.

Pero todo esto bueno conlleva taras, pues todo me resulta forzado, la protagonista se mueve por una fuerza invisible, por imperativo del guión, nada sabremos de ella, más que es experta en tocar el órgano, su personalidad es cero, nunca empatizo con ella, no me emociona ni mínimamente lo que le pase. Tiene una extraña relación con un niñato que solo busca acostarse con ella de modo chusco, ello desarrollado de modo torpe, irritante este insoportable tipo sería despachado por alguien con luces alejándose de él, no pega esta sub trama, mero estiramiento de metraje que nada aporta;... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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22 de abril de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de culto que en Estados unidos se proyectaba para Halloween. El carnaval de las almas es una película de bajísimo presupuesto que en su momento no tuvo éxito comercial pero que sirvió de influencia a grandes directores como David Lynch o George Romero. La película no está bien hecha y es lenta pero es revolucionaria en su argumento (no hay castillos ni casas embrujadas como en otras películas de misterio de la época). Herk Harvey hacía filmes educativos y documentales, en un viaje de negocios por el desierto de Utah se encontró con el Pabellón Saltair (un hotel de lujo abandonado hace años) y se empezó a imaginar una película, junto dinero, contrató a una actriz profesional, a gente del lugar y empezó a filmar con su equipo de documentalistas. El estreno fue un fracaso, pero como había quedado con los derechos de autor en dominio público se empezó a pasar en la televisión y eso generó una multitud de fans en todo el mundo. El debutante director Herk Harvey también hace de fantasma en la película. (legalmentegratis.com.ar)
eugeniodamian
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